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¿Guerra en Europa?

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Ejercicio. Soldados ucranianos en una de las tantas maniobras realizadas en las últimas semanas. | europa press

Mediáticamente Ucrania es el centro del tablero geopolítico entre el este y el oeste europeo, pero conmueve al mundo ¿Estamos asistiendo a un retorno a la Guerra Fría del siglo pasado? No lo creo. Pero un breve análisis nos podría ayudar a comprender la crisis actual entre la Federación Rusa y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Esta última –que no es la Unión Europea– se creó en abril de 1949 por iniciativa de los EE.UU. e integrada inicialmente por Bélgica, Canadá, Francia, Gran Bretaña y Luxenburgo, que aceptaron un compromiso con Europa Occidental; años después se incorporaron otros países. Alemania lo hizo en 1955. Siempre fue comandada por los EE.UU. La respuesta de la entonces Unión Soviética fue el Tratado (o Pacto) de Varsovia en mayo de 1955, que se disolvió en 1991. En 1982 la OTAN apoyó masivamente al Reino Unido en la Guerra de Malvinas. En el 2014, la Federación Rusa se anexó –para algunos recuperó– la estratégica Península de Crimea (27 mil km2) sobre el mar Negro; hecho para mí irreversible, pues Rusia no va a perder el acceso a las “aguas calientes” del Mediterráneo y el Atlántico.

Actualmente Ucrania (46 millones de habitantes y 600 mil km2 de superficie), ex granero europeo, es un centro de tensión entre Rusia y Europa Occidental (OTAN) donde se perciben amenazas políticas, económicas y militares, pero también el diálogo continúa abierto. Veamos, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo “que se trata de la mayor ocupación de tropas rusas de la última década”. El secretario de Estado, Antony Blinken, quien mantiene un diálogo directo con el canciller ruso Serguei Lavrov, manifestó: “si Rusia interviene en Ucrania habrá respuestas”. No aclaró cuáles. La diplomática británica, Liz Truss, en un duro comunicado denunció, “la amplitud de la actividad rusa con el objetivo de desestabilizar Ucrania”. La respuesta de la Cancillería rusa fue: “Llamamos al Foreign Office a que cese de propagar absurdos”. No es un hecho menor destacar la preocupación del Vaticano, el papa Francisco dijo: “Estoy siguiendo con inquietud las crecientes tensiones que amenazan con asestarle otro golpe a la paz en Ucrania y comprometer la seguridad en Europa, con repercusiones aún mayores”. ¿Hay total unidad en la OTAN? Es curioso lo expresado por el jefe de la Armada alemana, Kay-Achim Schönbach: “Lo que quiere Vladimir Putin es ser respetado”, y calificó “sin sentido” que Rusia quiera invadir Ucrania. Días después renunció. Alemania y Francia abogarían por profundizar el diálogo, y hasta ahora, se han negado a enviar armas a Ucrania.

En mi opinión, Putin no es Pedro el Grande, pero tiene objetivos definidos y alcanzables, entre ellos: la anexión de Crimea es irreversible y también impedir la incorporación de Ucrania a la OTAN; los objetivos de ésta última no se perciben con claridad. Cabe señalar que en esta crisis existe un factor adicional: varios países de Europa occidental dependen del gas natural de Rusia en un 35%. No descarto focalizados enfrentamientos, y aun ataques cibernéticos masivos, pero hablar de una nueva Guerra Fría, o la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial es un dislate.

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Es llamativa la pasividad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a pesar de que cuatro de sus cinco miembros permanentes con derecho al veto están involucrados: EE.UU., Gran Bretaña, Francia y Rusia. El restante, China, guarda un profundo y sintomático silencio trapense. En esta intrincada partida de ajedrez recordemos que en la segunda mitad del siglo pasado EE.UU. contó con Robert Fischer y los soviéticos tuvieron a Anatoly Karpov y Garry Kasparov; hoy no se vislumbra en ambos países genios similares. La diplomacia tiene la palabra y el Consejo de Seguridad no tendría que ser un actor de reparto. Mantiene vigencia lo expresado por Henry Kissinger: “Al final, la paz solo puede lograrse mediante la hegemonía o el equilibrio de poder”.

*Ex jefe del Ejército argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas. Ex embajador en Colombia y Costa Rica.