En el seno del poder macrista más puro, el temor a perder no solo la provincia de Buenos Aires sino la presidencia se instaló hace meses ya. Fue creciendo: del hiperrealismo de Monzó al pragmatismo de Nicolás Caputo, pasando por la preocupación de Frigerio por la falta de reacción, hasta los pedidos de Vidal para que la economía se recupere con medidas concretas de la Nación. Esta semana, dos fallidos, uno de Santilli y otro de Peña, quien elige cuidadosamente sus palabras públicas como nadie, mostraron que el Plan V sigue vivo aunque ella no lo fomente de manera directa. Los esfuerzos, por ello, del Presidente para mostrarse amplio serán elocuentes de aquí al cierre de listas. El Plan M sigue siendo motivo de dudas.