Si los titulares de los diarios indican ciertas formas de perversión política, esta semana se acumuló una lista copiosa: el desenlace judicial de la tragedia de Once, las derivaciones del conflicto de Cresta Roja y la escandalosa fuga de un penal de tres condenados por un triple crimen vinculado al narcotráfico. Los episodios se encadenan con una misma guía: los subsidios y sus devoluciones consecuentes, anomalías y delitos. Y promueven una multitud de preguntas sin respuesta, todas en un origen común: el empoderamiento interesado del Estado.
Primer interrogante: el fallo que castigó a ex funcionarios del gobierno Kirchner por el trágico choque ferroviario ¿se detendrá en nombres resonantes como el de Ricardo Jaime? O, tal vez, por el reconocimiento de un vergonzoso sistema de dádivas –por utilizar una jerga pudorosa que oculta el concepto de “retorno”–, derivará hacia figuras de nivel superior. Finalmente, la administración anterior siempre presumió del control directo, personalizado, único, considerando títeres a sus ministros y secretarios. En este caso, arrecian otras dudas: el mismo Jaime, en su época de esplendor, aseguraba que él procedía de acuerdo con las instrucciones de su amigo Néstor, hoy tan diseminado su nombre y apellido en avenidas, calles, monumentos y edificios. Se vanagloriaba, incluso, de visitarlo sin falta antes de partir al interior, cada fin de semana, para dejarle –habrá que continuar con los eufemismos– toda “la información recogida” en su área de Transporte (no se remitía sólo al manejo ferroviario) gracias a los generosos subsidios que instruía la Casa Rosada. Hoy, un sector de la administración Macri supone que un hilo de Ariadna para llegar al corazón de la venalidad se descubriría con la extensión de la figura jurídica del “arrepentido” para los funcionarios públicos, de modo que a Jaime podrían tentarlo con una morigeración de la pena si confiesa a quién le derivaba ciertas devoluciones negras. ¿O acaso alguien cree que este atrevido cordobés se llevaba la parte del león? Algo así, para simplificarlo, como lo que ocurre en el caso de la FIFA con el argentino Burzaco, cuya voz delatora hace temblar a reconocidos dirigentes del fútbol, la televisión y otros medios. Se conmueve, ante esta eventualidad, el mundo empresarial que en estos últimos años ha negociado con el Estado, sea nacional, provincial o de la misma ciudad, ya que familias prebendarias del ferrocarril operaban también con otros jefes políticos, de sectores diversos. No en vano Mauricio Macri dijo hace poco: “Yo los conozco”.
Al nuevo presidente se le añaden conflictos y sólo produjo respuestas frágiles institucionalmente, algunas atribuidas a un abogado de su confianza y de algún medio (Rodríguez Simón) que no es precisamente el ministro (Garavano). Al margen del abuso de DNUs o instrumentos semejantes, retrocediendo incluso con decisiones tomadas, se producen situaciones insólitas: por ejemplo, le atribuyen al titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, sugerirle a más de un juez la conveniencia de su renuncia, casi como un emisario de Macri, mientras éste –es público– se sonrojó al extremo de la rabia cuando la breve mayoría del instituto produjo el fallo Sancor, que benefició con una cuantiosa recompensa a tres provincias apenas cuatro días antes de su asunción y en una elaboración fulminante, casi inexplicable, si se cuentan los días hábiles que tuvieron para definir el caso luego de nueve años de demora. Por si fuera poco, en esa materia de foros, en el círculo de la Casa de Gobierno se percibe más de una desavenencia, sobre todo entre el más conspicuo amigo del mandatario, Nicolás Caputo, y el influyente titular de Boca Juniors, Daniel Angelici. Por ahora, el boquense ha ganado más puntos en el tablero y, al decir de cercanos, “Nicky” quizás estaría más feliz navegando en la zona de Bahamas, donde dice que se encuentra uno de los paraísos más maravillosos del mundo. Se evita el nombre de la isla por razones ecológicas.
Desinteligencias por la inteligencia y otras yerbas, menores si se observa la crisis económica de Cresta Roja, empresa que en su momento se alimentó de subsidios estatales y préstamos privilegiados que generan más de una reserva por su dilapidación. Como en los ferrocarriles. Aunque en materia de subsidios también se advierten los de otro tipo, como el que a la inversa se negó a recibir o desconocer la gobernadora María Eugenia Vidal, al rechazar –aseguran– una voluminosa recaudación mensual que aportaban los organismos de seguridad de la Provincia al propio gobierno. Hay literatura y testimonios sobre este tema, denuncias, el “cajón” (los fondos) que se coleccionaba por el control y la organización de delitos como la prostitución o el juego ilegal. Sorprende, al conocerse la cifra –metódicamente elevada–, que ese volumen pecuniario proviniese de actividades costumbristas como el juego y la prostitución. Demasiada plata para cubrir necesidades básicas de unidades policiales, comisarías, las mismas que ahora la gobernadora promete cubrir sin apelar a ese fondo reparador y no escrito. Para más de uno, las dimensiones de ese aporte pueden inducir al entendimiento de la escandalosa fuga de los hermanos Lanatta y al vínculo obvio que en su momento generaron sus acusaciones contra Aníbal Fernández, ya que –como se informó– ese episodio comprometió al gobierno de Scioli, sea por dos de sus ministros, un intendente de su afecto y hasta un empresario del juego que alguna vez le presentó la novia a otro intendente conocido.
Como diría Cristina, casi sabia, “todo es parte de todo”. Tanto que el episodio la alcanzó a Ella, ya que en su momento hizo campaña proselitista gracias al dinero originado en laboratorios menores con la importación de efedrina, cuyos dueños fueron fulminados en el triple crimen. Se habla poco del caso, y mucho menos, de los laboratorios mayores que vendieron la efedrina desde el exterior, gente conocida como “de bien” y cercana siempre al poder. Legalmente, claro, y conociendo el daño que permitían cometer.
Bajo ese clima y otras amenazas culmina sus vacaciones Macri, descanso en Villa La Angostura que algunos íntimos dijeron “imprescindible“ para salir de la bruma psicológica, casi de un estado de shock que le provocó la multitud de problemas heredados del cristinismo.
Casi una zozobra absurda: él ya había alquilado para estar con la cercanía de su suegra antes de que la bomba argentina le cayera encima.