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Interpretación de los sueños

Vi a un perro soñando en torno a una fogata en medio del campo, donde estábamos filmando una película.

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Vi a un perro soñando en torno a una fogata en medio del campo, donde estábamos filmando una película. Hacía mucho frío y no habíamos ido preparados para afrontarlo con ropas térmicas. Como el confort te debilita, el único que estaba immune a la helada de la madrugada era el perro, un cusco de mediano tamaño, de pelaje amarronado (desconozco si la palabra cusco ya da por sentada toda esta descripción, la uso porque me gusta como suena) que se había aquerenciado con el equipo fílmico. El perro se movía a pequeños estertores, se estiraba, balbuceaba cosas. Gozaba de la libertad de que sus sueños no fueran interpretados por nadie. Eran haikus escritos por la madre naturaleza.

Yo tengo la manía de interpretar los sueños para atrás y para adelante. Cuando me despierto y tengo al sueño todavía fresco en la cabeza, pienso en las cosas que hice o leí o vi en el día previo a su ejecución. Me gusta buscar las estructuras con las cuales lo construí. Y teniendo siempre en cuenta que hay retazos de la realidad que van directo al inconsciente, sin que sepamos que los hemos “mirado”. Entonces sueño y después trato de interpretarlo.

Anoche soñé que estaba en España, en un bar, y cuando salía de este me encontraba con César Aira y Daniel Guebel que estaban hablando en la puerta del lugar, de pie. Aira ligeramente inclinado contra el marco de la puerta del negocio, con las manos cruzadas detrás de la espalda, con postura reflexiva. Guebel lo consolaba por algo que ya despierto me resultó impreciso de fijar; porque no podía mantenerse económicamente o porque a pesar de ser un extraordinario escritor no le reconocían lo que valía en el mundo entero. Cuando yo los saludaba, apenas reparaban en mí. E incluso Aira me decía: a mí me gusta mucho más el bar de enfrente.

Interpretación: Guebel escribió un libro hermoso que se llama Derrumbe donde narra el proceso de su separación. Aira es un escritor que logra hacer que la realidad funcione a su favor, logra verosímiles impensables cada dos segundos. Es decir que en mi sueño el dolor de la separación tiene que ser reparado por un período de duelo inevitable pero apostando siempre a hacer que la realidad se vuelva a mi favor, ahí donde uno ve derrota y ostracismo hay que ponerse a trabajar más duro.

Hay que cruzar al bar de enfrente.