En su emotivo mensaje del lunes pasado la Presidenta destacó el respaldo de la juventud que viene sosteniendo al Gobierno con fervor. Casi todos los análisis políticos tras la muerte de Néstor Kirchner insistieron en remarcar la presencia de la juventud en todas las manifestaciones públicas. En el velorio en la Casa Rosada sobresalieron los cánticos de esa juventud, que exhibía carteles con frases y carteles de otros tiempos, anteriores a la Dictadura Militar. El 10 de diciembre es el día elegido por varias organizaciones piqueteras para dar su apoyo a Cristina Fernández en un acto cuyo pilar fundamental será la juventud. En el lenguaje oficial: un homenaje al regreso de la “militancia al servicio del país”. Para muchos funcionarios del círculo íntimo presidencial, esa juventud proclama una “revolución” que habría iniciado el fallecido ex presidente. Por lo tanto ahora sería imprescindible “consolidar la línea histórica de la gestión que se inició en 2003”.
En estos días de duelo, reconsideración y reorganización, se están desplegando puntos de vista que pueden llamar a engaño. Se dice que el ex presidente aportó a la vida política una mística por la militancia que se había perdido en la etapa del retorno de la democracia. Sin embargo, se mezclaron las historias porque se identificó a la militancia con los años setenta. Pero, ¿de qué se trataba entonces? Las organizaciones guerrilleras plantearon la toma del poder a través de la violencia armada, de la guerra permanente, proponiendo una movilización popular que se hiciera cargo del Estado y de un abismal cambio económico. Todo era válido: el foquismo revolucionario, la exaltación del Che como el guerrero romántico y desinteresado, un hombre “nuevo” y Cuba como el paradigma de la felicidad. En el mundo continuaba la guerra fría y los feroces enfrentamientos armados entre los bloques focalizados en regiones. También tenía vigencia la militancia sindical en la Argentina, que entraba en reyerta continua con el resto de las exigencias juveniles. Y la militancia de los “históricos” del peronismo, de los veteranos.
La realidad económica de los años setenta fue catastrófica. El desborde sin límites tras el fracaso de la “inflación cero” de José Gelbard y del Pacto Social, las trampas de importadores y exportadores, el crecimiento de la deuda externa, la evasión constante de divisas, la búsqueda de un acuerdo con el Fondo Monetario, las trabas a la producción concluyeron en un “Rodrigazo” que arrasó con segmentos importantes de la clase media, empobreciéndola. Los traspiés y errores de aquella administración peronista, presionada por peleas sangrientas entre fracciones, terminaron con una devaluación del ciento por ciento, incrementos del 175 por ciento en los combustibles, del 76 por ciento en la energía eléctrica, del 80 al 120 por ciento en el transporte, en la elevación del 50 por ciento en las tasas de interés de los créditos de corto plazo y en el congelamiento de los salarios.
El discurso oficial desde el 2003 fue un “relato” magnificado de aquella década, desechando los fracasos. La juventud aceptó esa idealización sin diferenciar que todo ha cambiado desde entonces: el mundo, el país, la sociedad, las necesidades de la población, el aquí y ahora, las demandas de los distintos sectores, las ansias de poder. Y se construyó la vigencia de un modo de gobernar al que se llamó “modelo”, que tuvo logros pero también momentos de tensión y enfrentamientos inauditos. Con el “modelo” se referían a un “ciclo” de ventajas externas por los buenos precios de los productos de exportación, la correspondiente mejora de las reservas externas del país, el mejoramiento de los salarios de los trabajadores en blanco. De ahora en más son varios los economistas que tienen reparos a partir de la presencia de la inflación, la pobreza, el trabajo en negro, la puja distributiva.
El gran tema será encauzar esa nueva militancia juvenil a través del ejemplo. Se puede. Para ello el gobierno deberá ejercitarse en el diálogo, evitando la denigración del adversario, construyendo el futuro, comprometiéndose con el desarrollo a largo plazo.
*Periodista, especialista en economía.