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ECONOMISTA DE LA SEMANA

La agenda tras el cambio

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Tras doce años de kirchnerismo, Macri asumió el tercer gobierno no peronista desde la vuelta de la democracia. La nueva gestión enfrenta una pesada herencia: estancamiento, nula creación de empleo, elevada inflación, déficit fiscal récord, atraso cambiario, default técnico y escasas reservas internacionales. El desafío es torcer el rumbo y reordenar la economía sin perder capital político. Un paso en falso sería muy costoso, afectando el “veranito” en las expectativas.

La agenda oficial va en línea con las expectativas. Ante la aceleración en la pérdida de reservas internacionales y la inminente crisis de balance de pagos, liberó el mercado cambiario. Para acomodar el rojo fiscal prefirió una agenda de ajuste muy gradual combinando menor presión tributaria con quita de subsidios. En el frente contra la inflación recurrirá a una política monetaria que apunte a sacar pesos y reducir la asistencia financiera al Tesoro al tiempo que las combina con otras medidas menos ortodoxas como un pacto social y un acuerdo de precios.

Con la avalancha de divisas del agro, la muy buena reacción de los depósitos en pesos y el puente financiero de los bancos internacionales para recomponer reservas internacionales,  la salida del cepo fue menos traumática de lo esperado.  No fue necesaria una megadevaluación para unificar el mercado de cambios. Hasta ahora, el tipo de cambio se estabilizó en torno a $ 14 y el BCRA dejó de perder reservas.

La devaluación permitió recuperar algo de competitividad, pero está muy lejos de la necesaria para lograr un excedente comercial lo suficientemente elevado como para prescindir del financiamiento externo (como sucedió en 2002). Más aún considerando la elevada inflación local, el fortalecimiento del dólar a nivel global y la caída en el precio de las materias primas. En otros términos, el atraso cambiario llegó para quedarse.

Pese a la estabilidad cambiaria y monetaria, la inflación se aceleró. Esperamos que en el primer trimestre del año los precios continúen ajustando y será la estabilidad cambiaria, el impacto de los ajustes de las tarifas y la política monetaria los que determinen si la inflación se podrá estabilizar a partir de abril. Es clave que el Gobierno logre la credibilidad necesaria para que las paritarias sean homogéneas y con ajustes que no superen 30%.
El frente internacional, clave para moderar los costos del ordenamiento macroeconómico, no trae buenas noticias. El precio del barril de petróleo perforó los US$ 30, llegando al nivel más bajo de los últimos doce años. A pesar del rebote de los últimos días, el panorama está lejos de aportar tranquilidad. Si bien en el corto plazo precios energéticos deprimidos mejoran la balanza comercial (ya que la Argentina es importadora en términos netos), en el mediano plazo el desarrollo del potencial argentino requiere precios más elevados.

Es por ello que la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal no es una buena noticia pues consolida un escenario de dólar fortalecido y de materias primas en baja. Por último, la incertidumbre que genera la coyuntura en China deriva en un escenario global volátil para los mercados que presionará sobre las monedas emergentes.

La negociación con los holdouts y el puente financiero con bancos son clave para aportar la oferta de dólares que no llegará por el canal comercial. Con déficit en la cuenta corriente, el crecimiento de la economía demandará más dólares. Salir del ahogo externo que caracterizó al segundo mandato de CFK requiere normalizar las relaciones financieras con el mundo. Macri lo tiene claro. Davos fue una gran vidriera que permitió poner a la Argentina nuevamente en el mapa y lograr acercamientos clave con EE.UU. de cara a la batalla final para sacar a la Argentina del default. El levantamiento del veto de ese país para los créditos argentinos ante organismos multilaterales es un voto de confianza decisivo para poner en marcha obras de infraestructura paralizadas por falta de fondeo.

La agenda del primer trimestre. La aceleración en la liquidación de los agrodólares y la demora en la demanda de los importadores son los fundamentos de la calma en del mercado cambiario. Esto se irá normalizando en las próximas semanas y con ello notaremos mayor presión sobre el tipo de cambio. Para mantener la banda de flotación del dólar serán determinante los avances en la normalización de la cuenta financiera que permitan agilizar el ingreso de capitales y compensar el menor flujo por el canal comercial.

Desde que salió del cepo, en todas las licitaciones el BCRA pudo bajar las tasas de interés y “achatar” la curva ante la gran liquidez del sistema financiero. Con el mercado cambiario estabilizado y las expectativas de devaluación contenidas, esperamos que el BCRA continúe reduciendo gradualmente el costo de emisión. El mayor riesgo es que la tasa de interés se ubique por debajo de la devaluación esperada, lo cual podría volver a incentivar la dolarización de ahorros.

La inflación se aceleró en diciembre y en enero estimamos un incremento similar. A partir de febrero se suma el impacto del aumento en las tarifas. En este contexto, el Gobierno apurará un acuerdo social para contener la presión de los sindicatos. El BCRA, en tanto, continuará moderando la expansión monetaria y la Secretaría de Comercio tratará de negociar con las principales empresas acuerdos de precios. La suba del MNI en ganancias va a ser la llave para sellar acuerdos.

El programa fiscal combina menor presión tributaria con desaceleración en el ritmo de crecimiento de los gastos. En este sentido, si bien se ha avanzado con un esquema de baja de subsidios energéticos, la necesidad de asistencia a las provincias presiona las cuentas públicas. En igual sentido opera el necesario aumento del mínimo no imponible en ganancias. La gobernabilidad demanda caja, por lo que el ordenamiento fiscal requerirá un equilibrio delicado.

El balance del primer mes es bueno, pero sería un error relajarse. La secuencia inicial del modelo Macri ya mejora el clima de inversión, permitiendo una corrección al alza en nuestra proyección de crecimiento para 2016. El desafío será contener la caída del consumo para lo cual deberá ser exitoso en moderar la inflación y en generar las condiciones para que despegue el mercado
laboral.

 

*Economista.
Director de Analytica.