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EL PERIODISMO QUE VIENE

La computadora transparente

Los invito a que vean en Internet la presentación que Steve Jobs hizo de la tableta iPad: es muy probable que en pocos meses, muchos de ustedes, estén usando esa pequeña computadora para leer, mirar, escuchar, jugar...

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Los invito a que vean en Internet la presentación que Steve Jobs hizo de la tableta iPad: es muy probable que en pocos meses, muchos de ustedes, estén usando esa pequeña computadora para leer, mirar, escuchar, jugar... Es una herramienta sencillísima. En marzo, se materializará una computadora transparente: la usaremos con tanta naturalidad que olvidaremos que es una computadora. No reemplaza a las otras, no quiere ser todo terreno. Aunque tiene herramientas de productividad, sobre todo quiere ser un soporte de contenidos. No necesita gran capacidad para guardar datos o pesados programas. Accederá a ellos en computadoras lejanas a través de Internet; esa es la famosa “nube“. Esto sitúa a las tabletas en el futuro de Internet.

La tablet se propone como una experiencia nueva también por otro motivo: si bien tiene un teclado, la dirigen nuestros dedos, con movimientos intuitivos: las páginas de un libro se pasan con el toque ancestral que le damos a las hojas de papel. La experiencia es nueva no sólo porque es sensorial: por primera vez la computadora llega a nuestra intimidad sin las limitaciones de los celulares y otras computadoras pequeñitas.

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La computadora de escritorio es un objeto demasiado grande para ser íntimo. La laptop no logró achicar del todo esa “ajenidad“: además de la distancia que impone la necesidad de usar sistemas complicados (que lo digan los usuarios de Windows), uno no puede usarla acostado, con una sola mano. No es sólo el peso; también está el engorro de manipular un objeto que consiste en dos planos unidos por bisagras. Uno tiende a creer que una laptop mide lo que mide cerrada, pero cuando se la usa mide el doble. La tablet no tiene tapa, es puro monitor. Por fin una computadora que se deja poseer.

Jobs presentó la tablet sumergido en un sillón comodísimo. Es la intimidad y la sencillez de uso lo que quiso mostrar; y tuvo la astucia de no disminuir el efecto pregonándolo. En esa intimidad, la experiencia se enriquece con la belleza visual de los contenidos beneficiados por el contraste, la definición y la pureza de las imágenes en color y en blanco y negro. La tablet de Apple es lo más lejos que se ha llegado en el ideal que busca borrar la frontera entre el papel y lo digital. Un soporte que parezca papel por su delgadez y versatilidad (ya se están desarrollando pantallas flexibles) pero sea un display de contenidos digitales. Un “papel“ que soporta texto y video. Ese es el futuro.

La aparición de la iPad puede ser una buena noticia para diarios y revistas porque sus virtudes (belleza, intimidad, practicidad) podrían inducir a los usuarios a pagar por los contenidos. Esos son atributos soñados de aquellos medios tradicionales. Vean un prototipo de lo que una revista puede hacer con la tablet: vayan a Youtube y busquen Sports Illustrated tablet. Verán páginas con la elegancia de las mejores revistas, lejos del diseño pobre y monótono habitual en Internet.

La idea de Jobs es que la iPad pueda ser para revistas, diarios y otras publicaciones lo que el iPod fue para la industria discográfica, al borde de la bancarrota por la gratuidad. Jobs consiguió que la gente pagara US$ 0.99 por un tema en iTunes porque era más fácil y rápido y seguro que piratearlo. La industria aceptó que Apple se quedara con toda la información sobre los compradores (y un porcentaje de cada venta). Y Jobs impuso al iPod como el soporte principal para esos contenidos.

Pero las discográficas no son lo mismo que las empresas periodísticas. Ellas siempre estuvieron separadas de sus públicos por dos capas de intermediación: mayoristas y minoristas. Los diarios y revistas de EE.UU. tienen en cambio una relación directa con sus lectores, la mayoría suscriptores: por eso conocen sus nombres y muchos de sus datos, información de alto valor comercial.

Steve Jobs se reunió con la plana mayor del New York Times para hablar de su tablet. El diario anunció que este año cobrará sus contenidos: Jobs quiere ayudar, pero deberá dar algo a cambio. Me parece improbable que el diario acepte el tratamiento deparado a las discográficas: “tomá la plata, la data es mía“.

Los principales diarios y revistas argentinos están mejor y peor que los norteamericanos: mejor, porque todavía hay muchos lectores y avisadores que prefieren el papel y no lo digital, y por eso tienen una mayor rentabilidad; peor, porque la mayoría no tiene hoy una relación directa con sus públicos –el intermediario es el canillita– y eso los puede hacer más vulnerables si siguen declinando.

La iPad es, sin dudas, una buena noticia para nosotros los periodistas. Es un soporte magnífico para nuestro trabajo. Pero su propia versatilidad y la belleza que es capaz de mostrar denuncia cuánto camino nos falta en la creación de un lenguaje verdaderamente multimedia. No me refiero tan sólo al uso de texto, audio y video, cada uno más o menos por su lado, una especie de televisión apenas disimulada, sino a esos lenguajes complementándose y potenciándose. No es fácil, claro. Pero esa es la capacidad y la promesa de Internet.


*Periodista. www.robertoguareschi.com