Por qué Cristina ejecuta el ataque civil más grave a la democracia desde 1983?
Porque intenta eliminar todo tipo de control al creciente autoritarismo de su gestión. El Judicial es el único poder que le falta disciplinar para terminar de quebrar al periodismo. Es lo medular de su pensamiento hegemónico que mixturó en Santa Cruz el caudillismo reaccionario de los patrones de estancia, el desprecio de lo que su generación definía como democracia liberal, formal o burguesa y su propio carácter personal de zarina.
¿Por qué se define como ataque “civil”?
Porque los levantamientos golpistas de carapintadas como Aldo Rico o Seineldín, obviamente, fueron incomparablemente más graves.
¿Cual es la verdadera dimensión de la ofensiva “cristinizadora” de la Justicia?
Inmensa, inquietante. Es una nueva profanación de una bandera justa. Diversos dirigentes opositores han utilizado terminología de destrucción masiva como “fascista”, “totalitaria”, “monárquica”, “dictatorial” y “absolutista”. En la práctica, no hay antecedentes en el planeta de que los encargados de designar o destituir jueces sean elegidos en la misma boleta del partido que gana las elecciones. Es como ponerles una pistola en la cabeza a los jueces. Sólo se les perdonará la vida profesional si resuelven según el interés del gobierno de turno. No sólo el de Cristina. De cualquier gobierno que venga en el futuro. Sería bueno que los diputados oficialistas piensen si les gustaría que Mauricio Macri, por ejemplo, en caso de ser elegido presidente, también pueda resolver sin mucho esfuerzo si un juez merece ser despojado de su cargo sólo porque falló en contra de sus necesidades o porque se negó a perseguir a opositores. Porque ése es el otro objetivo de Cristina. Proteger a jueces como Norberto Oyarbide y a su vez darle impunidad a la mafia corrupta de funcionarios y, de paso, entusiasmar a otros magistrados para que en nombre de la revolución kirchnerista y algunos miles de dólares encarcelen o les hagan la vida imposible a los que no se venden.
¿Es inexorable que esta mal llamada “democratización” tenga éxito?
A “Seguro” lo llevaron preso. El Gobierno tiene muchas posibilidades. Pero va a tener que sortear algunas barreras. Primero, en Diputados. Hay una decena de legisladores oficialistas que tienen dudas. No quieren dejar sus dedos pegados en semejante salvajada. Hay que recordar que en otro tema tan delicado como fue el “pacto con Irán”, a Agustín Rossi le costó tanto asegurar el quórum que tuvieron que hacer el papelón de que dos ministros renunciaran a sus cargos para reasumir fugazmente sus bancas. Pero suponiendo que se convirtiera en ley, de inmediato van a llover los planteos de inconstitucionalidad y después, con la misma velocidad, el reclamo de per saltum, tanto del oficialismo como de la oposición, para llevar el tema a la Corte Suprema.
¿Qué pueden resolver los miembros del máximo tribunal?
La única certeza es que el Gobierno enojó a varios de sus integrantes por diversos motivos. Y que estos proyectos vacían gran parte del poder de la Corte e incluso le quitan la caja, es decir la administración de sus recursos. No hay operación K que no incluya como primer paso el de asfixiar económicamente al contrincante. Herencia de Néstor, que siempre supo que por la plata baila el mono. Es la manera más directa que tienen de intentar someter a la servidumbre a cualquiera.
¿Qué va a hacer la oposición?
Intentar convencer a los diputados oficialistas que más dudan. Industrializar los reclamos de inconstitucionalidad y rezar para que la Corte se ponga las pilas que deberían ser recargadas por una poderosa movilización el 18A.
¿Se espera que sea masiva y territorialmente extendida?
En las redes sociales la actividad es similar a la de los grandes acontecimientos del 8N y el 13S. Si esas concentraciones son el piso de lo que pueden juntar, puede ser algo importante. Eso sólo se puede confirmar en la calle, codo a codo, cuando demuestren que “son mucho más que dos”. La novedad será la participación de partidos opositores, que le dará algo más de organización. Casi todos los afiches que convocan hablan de “La Justicia no se toca”, o “No hay paz si no hay justicia”, que muestra una mano ensangrentada rompiendo un alambre de púas. Habrá que ver si los indignados argentinos se cuentan por decenas o cientos de miles. No es lo mismo cualquier cifra.
¿Qué puede ocurrir si el Gobierno tiene éxito con sus leyes?
Es probable que la boleta única del oficialismo sea encabezada por Cristina o por Carlos Zannini. Buscan una figura que arrastre y potencie a varios candidatos muy flojos en los principales distritos.
¿Y la oposición no puede hacer lo mismo y adelantar una suerte de segunda vuelta?
Lo mismo, no. A último momento, el Gobierno se dio cuenta de esa posibilidad y agregó dos párrafos para evitarlo. Pero puede encontrar una vuelta legal. El 12 de junio, para las PASO, debería anotar una alianza que lleve la misma lista de candidatos a consejeros y de todos los candidatos nacionales, sobre la base de reconocer los liderazgos o las encuestas. Sería una tarea titánica para aquellos a los que les cuesta ponerse de acuerdo en un abrazo a Tribunales o en un documento conjunto. Pero todos podrían reconocer a Cobos en Mendoza o a De Narváez en Buenos Aires, por ejemplo, y armar listas pluralistas debajo de ellos. Es complicado pero no imposible. Un senador radical y un ex ministro peronista ya lo están estudiando. Fundar una suerte de Polo Democrático en defensa de la libertad que, obviamente será acusado de ser la nueva Unión Democrática. Ellos responden: a problemas extraordinarios, respuestas extraordinarias.
Cierro estas preguntas y respuestas con una opinión de José “el Pepe” Mujica. Horacio Verbitsky lo definió como “el ídolo pobre de los argentinos ricos”. Con esa misma lógica irrespetuosa podríamos decir que “Cristina es la ídola rica de los progres enriquecidos”. El presidente de Uruguay dijo sobre el kirchnerismo: “El gran defecto de estas formas semipopulistas es que, indirectamente, son medio cesaristas. Y terminan generando una categoría poco republicana en la sociedad. Se produce una nueva nobleza. Eso es lo más peligroso que tienen”. Es lo que aquí muchos llamamos partido único, autoritarismo hegemónico, cristinato o democradura. Usted elige.