Es un diciembre vertiginoso para la Argentina. Ha comenzado, el jueves 30, la presidencia argentina del G20 y sus demás grupos de interés (B20, T20 y C20 entre otros). Durante los próximos días el Gobierno también será anfitrión de la última ronda de negociaciones (¿del año?) entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), y de la Undécima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del 10 al 13 de diciembre.
Este cúmulo de acontecimientos coincidió con el fin del ciclo Mercosur-Unión Europea, ¿La hora del acuerdo?, que buscó dar una visión realista de la complejidad de las negociaciones y el beneficio esperado del eventual acuerdo, aportando la experiencia del largo camino recorrido por la UE para una imprescindible etapa de redefiniciones del Mercosur y su estrategia de relanzamiento.
Expusieron su visión once especialistas regionales y de la UE: Víctor Poa, ex consejero de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea en Bruselas; Raúl Ochoa, economista argentino y ex subsecretario de Comercio Exterior de la Nación; el embajador Alfredo V. Chiaradía, director general de Cilfa, presidente del Comité de Negociaciones Internacionales de la UIA; Martín Piñeiro, director del Comité de Asuntos Agrarios del CARI; Roberto Salafia, director en la Dirección Nacional del Mercosur del Ministerio de Relaciones Exteriores; Claudio Farabola, secretario de la Cámara Europea de Comerci; Aude Maio-Coliche, embajadora de la Unión Europea en la República Argentina; el embajador Rubens A. Barbosa, presidente del Consejo Superior de Comercio Exterior de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp); Pierre Henri Guignard, embajador de Francia en la República Argentina; Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; y Felipe de la Balze, especialista en Relaciones y Comercio Internacional, secretario general del CARI.
El ciclo parte de la conveniencia política y económica del bloque Mercosur, el rediseño de su estrategia de desarrollo, las relaciones intrabloque, y cómo avanzar en una organización acorde con los desafíos futuros. La tarea requiere el aporte no sólo de los involucrados en las negociaciones, sino también del consenso y soporte de la dirigencia política, económica, empresarial, académica y de la producción.
En el panel del Comité Organizador, que completan Juan Luis Buchet, director periodístico de radio Cultura y corresponsal de radio France Internationale (RFI), y los embajadores Alberto Davérède y Eduardo Airaldi, director y coordinador, respectivamente, del Comité de Asuntos Europeos del CARI, se consolidaron las visiones, convergencias, divergencias e interrogantes, tarea ardua para sintetizar la riqueza de matices de los expositores, que sirva al objetivo trazado.
Estado de la UE. Es la opinión casi unánime que la UE se encuentra en un momento incipiente de relanzamiento. A pesar de la crisis del euro (2010), la crisis de refugiados y el consiguiente surgimiento de movimientos nacionalistas, la incertidumbre del Brexit y el separatismo catalán, y ahora el impasse político del partido de Merkel en Alemania, hay una sensación de eurooptimismo. Decisiones como incrementar su propia defensa común, militar y cibernética, y nuevos líderes como Emmanuel Macrón, que sí creen en la importancia del multilateralismo y del europeísmo, que junto a Merkel son la dupla motora del incipiente relanzamiento.
Estado del Mercosur. Por un lado, se cree que el bloque primero tiene que poner cierto orden interno y comenzar a cumplir lo ya acordado entre sí. Otros defienden que el Acuerdo sería un revulsivo que active varias tareas pendientes. Es una oportunidad para, paralelamente, construir una arquitectura que estimule el desarrollo interno del bloque y avanzar sin dilaciones en un marco regulatorio y normas comunes que faciliten este tipo de negociaciones, así como avanzar en la búsqueda de nuevos acuerdos y de aproximación con otros bloques.
Estado de la negociación. Estos convenios son los que nos podrían ayudar a impulsar una mejora en la competitividad dentro de un plazo razonable, condición indispensable para no herir la incipiente trama industrial de nuestros países. La negociación de un acuerdo entre dos bloques que incluyen 32 países no es sencilla. Mientras que Irlanda, Francia y Polonia se resisten a una mayor apertura del sector agropecuario del Mercosur, sectores industriales de Alemania, España e Italia son futuros ganadores. Y todavía quedarían temas sin resolver: la propiedad intelectual, algo no menor para el sector de los laboratorios locales (plazo de vencimiento de patentes) y las compras del Estado, donde las empresas locales no pueden competir por las condiciones financieras que ofrecen los europeos a sus empresas exportadoras de bienes de capital.
La asimetría existente es imposible de ignorar, pero esto no significa que el Acuerdo no pueda concluir en beneficios para ambas partes y un cronograma de mejoras de continuo perfeccionamiento. Es necesario liderar y negociar, en forma inteligente, identificando y potenciando los beneficios mientras disminuimos los costos.
Expectativas del cierre del Acuerdo. El Comité Organizador confirmó la certeza de la mutua conveniencia para ambas partes de llegar a un acuerdo, que podría ser parcial, para la OMC, que califica como tal si se alcanza sobre el 88%, en valor del intercambio comercial, estimado inalcanzable en esta etapa. Pero no hay duda que el acuerdo tiene que ser una mirada al futuro, de una verdadera asociación en sus tres niveles: político, de cooperación, y comercial, algo que los lazos culturales, sociales y políticos entre nuestra región y Europa lo facilitan.
*Ingeniero. Conductor del ciclo de entrevistas Mercosur-UE. ¿La hora del acuerdo?, que se emite por radio Cultura FM 97.9 los domingos a las 23.