COLUMNISTAS
kirchner hace jueguito... con la calculadora

La Jabulani de puntín y meta vuvuzela, compañero

|

Los Kirchner han dicho mil veces que detestan el posmodernismo, con toda esa maldita carga de no future que, de extenderse y cristalizarse, vaciaría absolutamente de pasiones su ambición manifiesta de permanecer dos décadas seguidas en el poder. Empecemos por concederles, entonces, que la imagen que estamos por ver nada tiene de posmoderna.

Al hombre se lo ve muy inquieto en su despacho de Olivos, dale que dale a una calculadora Fate Microcifra 10 Científica, versión tecnológicamente superadora de esa vieja y querida Bic negra, símbolo de la argentinidad si los hay, que se resiste a poner 40 ó 41 por ciento allí donde las cuentas no pasan de 30 y pico, en el mejor de los casos. A ninguno de los asesores, gobernadores, intendentes o punteros que entran y salen les pregunta nada sobre el dólar, ni la inflación y ni siquiera por los últimos títulares de los diarios. Como quien patea una jabulani de puntín, las preguntas que hoy desvelan a Don Néstor son así de básicas:

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

—¿Cuánto sacamos en Tres de Febrero, en el 2007? ¿Y en el 2009? ¿Cómo salimos en Villa Gobernador Gálvez el año pasado?

Las cuentas grandes se hacen de cuentas chicas, susurra. Y está pidiendo datos electorales del pasado reciente en Pampa del Infierno (Chaco), Ingeniero Yacobazzi (Chubut), Bialet Massé (Córdoba) y Chicoana (Salta) justo cuando entra Cristina, bastante eufórica, para contarle que los asambleístas de Gualeguaychú van a liberar el puente a Fray Bentos, comentario que no logra apartarle la estrábica mirada de la Fate, mientras con la otra mano, la que tiene casi soldada la birome, hace el gesto de quien espanta un tábano. Le avisan que el ecuatoriano Rafael Correa está en el teléfono...

—¡Pero qué quiere ahora, si acabo de venir de allá! –se fastidia.

Vaya paradoja: los interlocutores preferidos del presidente de la Unasur son de la talla de Jorge Murabito (intendente de la santafesina Villa Gobernador Gálvez), Alberto Farizano (flamante ídem de Neuquén), José “Pepe” Salvini (santacruceño, amigo y consejero de siempre), Juan Carlos “Chueco” Mazzon (eterno operador todoterreno, actual coordinador general de Asuntos Políticos Institucionales de la Unidad Presidente) o el cada vez más escuchado Jorge “Coqui” Capitanich, mandatario chaqueño con quien varias veces han coincidido, whiskys en mano, en que “ningún gobernador debe integrar la fórmula, porque nadie que tiene votos en el territorio debe salir del territorio”. A todos les taladra la cabeza con la vuvuzela del 40 por ciento más un voto, clave para ganar de una en 2011. Y a todos les escucha ideas para impedir, como mínimo, que “nadie de la contra” saque más del 30 menos un voto.

Lo que la Fate Microcifra de ningún modo podría garantizar es el escenario imprescindible para que el Plan 40+1 salga con fritas. Es decir, que Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Carlos Reutemann, Francisco de Narváez y demás caras visibles del peronismo no K se decidan a competir en la interna abierta del PJ que la ley marca pero que podría servirle el aparato nacional en bandeja al enemigo jurado. Tal es hoy la rosca que más desvela al Pingüino Mayor, por improbable sino ya imposible.

Tanto lo afiebra el asunto que bendijo el tendido de puentes múltiples hacia el duhaldismo y el denarvaísmo porteños, con la idea de desarrollar en el territorio más antiperonista del país una “interna única y ejemplar de todos los compañeros”, para ver si ello pudiera contagiar o condicionar a los caciques nacionales de cada sector. Jorge “Pelado” Telerman trabaja en eso junto al portero Víctor Santa María (titular del “pejotita” local) y Daniel Filmus. Contarían con el visto bueno de José “Pepe” Scioli, quien dejó el Gabinete bonaerense de su hermano para pelearle la jefatura al macrismo, aunque ahora con la camiseta del “Colorado” De Narváez.

¿Será por todos estos enredos que Kirchner confía en la Selección de Maradona más que en nadie?