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La mitad de una

Supongo, quiero creer, que les pasa lo mismo a los maestros, las cajeras de las grandes tiendas y los capataces de obra.

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Supongo, quiero creer, que les pasa lo mismo a los maestros, las cajeras de las grandes tiendas y los capataces de obra. Por qué no, si todos tenemos obligaciones y horarios. Una se pone a la tarea, labura y labura y en algún momento termina, entrega y es feliz. Antes, mucho me temo, pasan un montón de cosas, indecisiones, bronca, apuro, interrogantes más existenciales que metafísicos, aunque de estos últimos también hay, decisiones del tipo de es la última vez que hago esto y que se arreglen, que nunca se cumplen, por suerte, y leve sensación del deber cumplido o esta vez me salió bien. Llega un segmento de la vida en el que a una ya le da lo mismo porque sabe cómo vienen las cosas y sabe en qué pausa beatífica va a terminar el conflicto. Ah, sí, cómo no, pero a veces una se encuentra en textos muy respetables con algo de eso que se le filtra a Lady Nosé o al Doctor Nosesí en sus eruditas reflexiones sobre el sentido de la vida, el deber, el amor, la guerra y la inspiración, para no citar más que algunos puntos cruciales, en el audaz sí que tentador camino de la escritura. Muy bien, no hay que alarmarse, a todo el mundo le pasa. Sí, porque todos somos iguales. Y a la vez todos somos distintos, de modo que en cada una y cada uno suele haber eso, detalles. Y ya que estamos, estimado señor, le digo que sí, que a mí también me pasa pero que en mi caso se agrega algo muy molesto: el clima. No es que a una, la abajo firmante, le dé por el romanticismo, la luna, la brisa, los atardeceres y todo eso. No: es que a una el frío no le sienta. Y a mí me pasa, querida señora, que hace frío (hoy, ayer, antes de ayer y ya sé que mañana) de modo que me siento como si yo fuera la mitad de yo. ¿Cómo que no se entiende? ¡Pero sí! A una (yo) le falta la capacidad de pensar, resolver, planificar. Son cosas que vienen con el calorcito de la primavera y el verano. Por eso le digo que hoy yo soy la mitad de yo, hasta mañana y que mañana haga calor, por favor.