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La punta del iceberg

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La reforma política ha sido una de las cuestiones más problematizadas.Se la suele homologar con cambios en el régimen electoral y se la reduce peligrosamente a este exclusivo plano. La incidencia de la política va mucho más allá, y tiene que ver con la relación de la sociedad con el poder.
 Patrimonialismo y clientelismo, y utilización del poder estatal, invierten las garantías que la gente tiene al emitir su voto. En qué condiciones llega el votante al cuarto oscuro es la primera condición para considerar si un sistema es fraudulento o no. A la vez, los dirigentes feudales privatizan el Estado y se adueñan de los bienes sociales, lo que profundiza una relación de dependencia de la sociedad.
 Por otra parte, el cuarto oscuro, un lugar que garantizaba la autonomía de la libertad del ciudadano, hoy, en importantes regiones, va dejando lugar a un cuarto oscuro con agujeros, por donde mira el poder.
 Durante su gestión, Néstor Kirchner comunicó que iba a cumplir con la prometida “reforma política” y que para 2005 se iba a votar sin lista sábana, con voto electrónico y que se unificarían las fechas de los comicios.
Poco después, el ocurrente Aníbal Fernández anunció que iba a matar la reforma antes de que naciera, porque no era conveniente, en un año electoral, entrar en ese terreno farragoso. Lo mismo que ahora. Estaba claro, las reformas limitaban el poder del aparato y el uso de los recursos del Estado.
El régimen electoral era un sistema de confianza, donde el ciudadano no dudaba que iba a encontrar su boleta, pero lamentablemente lo convirtieron en un sistema de desconfianza, donde los mismos actores roban boletas como forma de garantizarse su continuidad.
Esto nos ha llevado a proponer una reforma y a considerar como un punto inmediato que la boleta sea garantizada por la autoridad electoral, como la boleta única electrónica, sistema probado y exitoso en la Ciudad.
La reforma política significa un cambio necesario que se convierte en una lucha social por la supervivencia, para que circule por las arterías de la sociedad una democracia sustantiva que se inscriba en una lógica de participación y representación frente a la del clientelismo y la mafia