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Las nuevas formas de la recesión 2018

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CONTRASTES. Dujovne en París con el titular de la OCDE. Las apps cambian el mundo laboral. | cedoc perfil

El fallo es inapelable. El Indec sentenció una nueva caída en el nivel de actividad para el tercer trimestre (julio-septiembre) con lo que se rubricaba una nueva mala noticia, aunque esta vez previsible: la economía argentina ingresó en zona de recesión, una vez más. El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) arrojó una caída de 1,9% en septiembre y una baja de 5,4% en el interanual contra el mismo mes del 2017.  Desde la primera caída de abril, el EMAE acumuló caídas interanuales y algunos economistas auguran un escalón más en el descenso: cuando se empiece hablar de un rebote, en el mes de marzo próximo, las comparaciones con el excelente primer trimestre del 2018 serán más contrastantes.
Es notable como la caída se profundiza en dos sectores: el industrial manufacturero (-10,9 %) y el comercio mayorista y minorista (-12,8%), mientras que el agro ya colabora con su reacción para morigerar el efecto del promedio global. Estos resultados muestran la brutal caída en el poder adquisitivo de la población que trajo aparejada la megadevaluación del segundo trimestre y la política monetaria restrictiva que introdujo el Banco Central para rescatar a toda la economía del colapso. La apuesta del equipo económico es ofrecerle a la sinuosa coalición gobernante una plataforma de mínimo sostén para que, al menos, la economía no sea un lastre. Este catenaccio económico aspiraría a contener primero y mostrar unos brotes verdes luego, para llegar a las elecciones generales nacionales habiendo dejado atrás la recesión actual. La oposición (o el mosaico de oposiciones peronistas, al menos) apuestan a que el mazazo (y no es un juego de palabras) sobre el bolsillo ciudadano habrá sido tal que el electorado correrá hacia los brazos con los dedos en V de cualquiera que prometa que pronto, todo volverá a ser mejor.
La crisis obligó al Presidente a tomar medidas a contramano de sus promesas de campaña y castigar al núcleo duro de sus votantes. El diputado Fernando Iglesias, aún oficialista, dice que Cambiemos está atravesado por un “rayo peronizador”, condicionado por su minoría parlamentaria y el cepo financiero que le impone el FMI para prestar a un insolvente crónico. Nada diferente a un rayo de un signo opuesto que una eventual coalición pan peronista pueda sufrir cuando su margen de maniobra sea incluso menor que el actual para la administración Macri.
Hay hechos que muestran que no solo se trata de reactivar la economía subiendo una palanca. Hace una década, al menos, que la actividad viene sufriendo los avatares del calendario electoral: reacción en años impares y depresión en los siguientes. Los cambios cualitativos en la estructura económica y los desafíos de la revolución tecnológica aumentarán, aún más, la presión sobre los desafíos futuros. Y si no, que lo diga el presidente de la AFA, Chiqui Tapia, flamante firmante de un convenio de esponsorización con Uber que le acercaría $ 20 millones anuales. Su suegro, Hugo Moyano, y su cuñado, Pablo, se cansaron de apoyar la reacción de los camioneros de OCA y de los taxistas porteños contra la aplicación, que hoy los superan en número y hacen de Buenos Aires, el mercado de más rápido crecimiento en la región. Símbolo de innovaciones disruptivas y de un condimento más para los dilemas de la política económica argentina.