El 5 de junio de 2017, Red Etica (Programa Etica Periodística), de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que orienta Javier Darío Restrepo, comentaba la reciente decisión (por entonces) de eliminar la función de Defensor de los Lectores adoptada por el diario The New York Times tras catorce años de vigencia, y reemplazarla por un Reader Center (Centro de Lectores), enfocado en las redes sociales.
Con aquella medida de la conducción del NYT y la consecuente puesta en marcha de la nueva estructura –a cargo de Hanna Ingber–, quedaba abierto un interrogante: ¿sería capaz de ocupar el espacio de supervisión de las ediciones, indicando sin medias tintas errores o violaciones a las reglas éticas?
Con la publicación, semanas atrás, de una columna anónima atribuida por el NYT a un alto funcionario del gobierno estadounidense (tema que originó un interesante debate de opiniones el domingo 9 entre el ombudsman de PERFIL que esto escribe y quienes le precedieron en el cargo, Nelson Castro y Andrew Graham-Yooll), aquel artículo de Red Etica cobra hoy nuevo valor.
Elizabeth Spayd, ex jefa de redacción del Washington Post, quien fue la última ombudswoman del NYT, expuso en su columna de despedida: “Tener un defensor del público era una señal de integridad institucional, y perderlo envía un mensaje ambiguo: ¿están los directivos del periódico cansándose de los consejos del defensor? ¿O simplemente están buscando un nuevo modelo? Eso está por verse”. Al parecer, la ausencia del Defensor (o defensora) del Lector contribuyó a convalidar la conflictiva publicación en debate. De Ingber solo se conoce un tuit, en el que no hace comentarios, contabiliza los 23 mil lectores que reaccionaron enseguida por vía virtual y deja paso –sin análisis positivo o negativo alguno– a los dichos y explicaciones del editor del sector Opinión del diario, James Dao.
El periodista y analista de medios Pete Vernon señaló en el blog de Columbia Journalism Review sus dudas respecto de cómo el Reader Center del NYT podría representar una voz crítica e independiente, similar a la que sostenía el defensor de las audiencias: “Confiarse en las críticas hechas en redes sociales y las voces airadas de las secciones de comentarios es una forma curiosa de reemplazar a un periodista experimentado que podía ofrecer carácter y perspectiva al mismo tiempo que contaba con el respaldo del diario más influyente del país”,
La efectividad de los defensores de lectores o audiencias ha producido en los últimos años algunos de los más interesantes debates sobre los preceptos éticos que deben regir el ejercicio del periodismo independiente. En la Red de Etica Segura, Restrepo debió responder a centenares de preguntas sobre el tema. “El Defensor, al representar al lector en el interior de un periódico, hace expreso y real su derecho a ser parte del periódico. Con el ombudsman, o defensor, el lector deja de ser un extraño y se convierte en alguien de la casa, por eso su voz es escuchada en todo lo que tiene que ver con el periódico y es atendida en lo que es viable y razonable”, escribió Restrepo en respuesta al periodista mexicano Carlos Enrique Orozco.
No es lo mismo, entonces, dar respuesta a la maraña de expresiones en las redes sociales (función del Editor Center) que responder al interés, la preocupación o la demanda de los lectores y audiencias.