COLUMNISTAS
acuerdos

Lectores invisibles

Mientras esperaba el miércoles pasado en La Boutique del Libro de Palermo que empezara el ciclo de debates “Talando árboles” sobre las prácticas editoriales, los medios y la actualidad literaria, vi un mural bajo el cual se iba a desarrollar la mesa redonda, que decía: “Libros pase lo que pase”. Y me pregunté si no estará sucediendo ya hace rato ese “pase lo que pase”.

|

Mientras esperaba el miércoles pasado en La Boutique del Libro de Palermo que empezara el ciclo de debates “Talando árboles” sobre las prácticas editoriales, los medios y la actualidad literaria, vi un mural bajo el cual se iba a desarrollar la mesa redonda, que decía: “Libros pase lo que pase”. Y me pregunté si no estará sucediendo ya hace rato ese “pase lo que pase”, si no estaremos como los músicos del Titanic tocando mientras el barco se hunde. O incluso si no estaremos tocando justamente porque el barco se hunde; si el “pase lo que pase” no favorece incluso la aparición de editoriales y de libros.

En la mesa estaban Alberto Díaz, editor de Emecé y de Seix Barral, Alan Pauls, escritor y ensayista, y Fabián Casas, poeta y narrador. Díaz empezó diciendo que se ha roto el puente entre autores y lectores, y que ahora se vienen otras formas de lectura; que ya no existe el lector “duro”, el lector en profundidad, ni existen ya los sistemas de legitimación de la literatura, es decir medios o academias que consagran a ciertos autores. Pauls aclaró que la ausencia de formas de legitimación, la ausencia de un centro gravitacional, nos obliga a trabajar más, a elegir por nosotros mismos y a pensar en nuevas clasificaciones, y recordó que la compra de las editoriales argentinas por capitales extranjeros, que se vivió hace unos años como el fin del mundo, provocó el surgimiento de editoriales independientes como Interzona, Adriana Hidalgo, Entropía y Santiago Arcos. Por su lado, Casas coincidió en que lo que le interesa leer pasa también por esas editoriales, pero advirtió que el ambiente cultural es un microclima dentro del cual las cosas suceden en circuito cerrado.

Los tres parecieron estar de acuerdo en que vivimos un momento bisagra, de cambio de paradigma. Sobre todo por la aparición de las nuevas tecnologías y formas de publicación en la Web. Quedó claro que hay escritores y hay editoriales, pero que parecieran estar desdibujándose los críticos y los lectores. Sin duda los lectores están, pero en todo caso están leyendo por fuera del tupper donde cada vez se encierra más la cultura argentina.