COLUMNISTAS
la crispacion de lilita, no la de cris

Lilipación

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Ya deberíamos dejar de dar vueltas y consagrarla de una buena vez como la palabra del momento. No sin intencionalidades críticas u opositoras (golpistas o destituyentes, preferirán adjetivar los pingüinos) se le ha otorgado al término “crispación” todo el poder de la síntesis para definir un estado de ánimo dominante en la sociedad argentina supuestamente instaurado desde arriba, cuya primera sílaba, “cris”, vendría a funcionar como un prefijo indicativo del origen del mal en el diminutivo de la ocupante del Sillón de Rivadavia, quien, como es sabido, es mujer de poquísimas pulgas.

Rápidos de dedos, los ciberkirchneristas que pululan en los blogs y las redes sociales de la Web crearon el neologismo “Crispasión”, con “s”, un poco como antídoto humorístico al improperio y otro poco haciendo fuerza para explicar por el lado del apasionamiento lo que desde la vereda de enfrente se entiende originado en la más básica furia.

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Crispación es la acción o el efecto de crispar. Viene del verbo latín crispare y éste, a su vez, deriva de crispus, que se trata de un rizo. Un rulo, bah. Si seremos embromados: le hemos dado a la crispación el sentido de una exasperada irritación cuando debería ser apenas el efecto de un simple trámite de peluquería con el auspicio de Wellapon.

El asunto es que allá arriba, en los andariveles de esta dirigencia encrespada que todo lo enrula, la Presidenta no camina sola. En las últimas semanas se ha desplegado hasta el paroxismo en actos públicos y declaraciones periodísticas una crispación que no es la de Cris sino la de Lilita, contra todos. Que Ricardito se abraza con el mal, que Binner es ambiguo, que Margarita se acomoda, que si molesto me voy...

Ayer le contestó Don Hermes: “¿Ambiguo yo? Si en la teoría y en la práctica actuamos correctamente. Esas son expresiones... Que se haga cargo el que las hace, nosotros seguimos trabajando”, dijo el anestesista santafesino, como insinuando (un poco ambiguamente, vale remarcarlo) quién trabaja y quién no en el desbarajustado Acuerdo Cívico. “Carrió no estorba, estamos para construir y no para buscarles defectos a los demás”, se sumó el titular de la UCR, Ernesto Sanz, tratando de enfriar la sopa e insinuando quién construye y quién no. Después salió del arcón López Murphy, buscando un nuevo lugar en el mundo en “la defensa de la unidad del Acuerdo”.

Si quería que todos danzaran a su alrededor, Carrió se salió con la suya. Si busca en serio “no repetir los errores de la Alianza”, ya veremos.