Para la gente joven, una palabra especial: ustedes estarán enfrentando problemas que nunca se han presentado en los 200 mil años de la historia humana, problemas difíciles y exigentes. Es una carga que no puedes ignorar. Y nosotros, todos –ustedes, en particular, y el resto de nosotros– tendremos que luchar para salvar la especie humana de este destino bastante nefasto.
Incredulidad. Mi mujer y yo nos encontrábamos en Europa el 8 de noviembre, ese día funesto. La reacción en Europa fue incredulidad, shock y horror. Fue capturado bastante elocuentemente en la tapa del diario semanal alemán Der Spiegel. Tenía una caricatura de Donald Trump presentado como un meteoro lanzado hacia la Tierra, con la boca abierta, listo para tragarla toda. Y el titular decía “Das Ende Der Welt!”: “El fin del mundo”.
Tenía que ver con otros eventos que estaban ocurriendo al mismo tiempo, el 8 de noviembre, temas que yo pienso fueron más importantes que los que habían capturado la atención del mundo de un modo tan impresionante. Eran eventos ocurriendo en Morocco, Marrakech. Había una conferencia de 200 países, llamados los COP22. Su objetivo era concretar las promesas y los compromisos imprecisos que se habían elaborado en la anterior conferencia internacional sobre calentamiento global, COP21 en París, en diciembre de 2015, que habían sido imprecisos por razones no desasociadas de lo que ocurrió el 8 de noviembre en EE.UU.
Desastre. La conferencia en París tuvo el fin de establecer compromisos verificables para contribuir en algo en la lucha contra el problema más grande que los humanos han tenido que enfrentar: la probable destrucción de la posibilidad de vida humana organizada. No pudieron hacerlo. Nada más pudieron llegar a unos compromisos no verificables, promesas no garantizadas por tratos o un compromiso verdadero. Y la razón fue porque el Congreso republicano en los Estados Unidos no quería aceptar compromisos coercitivos. Lo dejaron como algo mucho más endeble.
Vamos a ver pronto, en un futuro no muy lejano, más consecuencias peligrosas y horrorosas del fracaso para llegar a un acuerdo para abordar de una manera seria la crisis inminente. Mientras tanto, los Estados Unidos están dirigiendo el camino al desastre, mientras que el mundo mira hacia China como líder. Es un cuadro increíble e impresionante, y sólo una parte de un cuadro mucho más grande.
Hay mucho más para decir sobre los temores y las esperanzas y las posibilidades. Las amenazas y los peligros son muy reales. Y mientras los enfrentemos, otra vez, específicamente los más jóvenes, no deberíamos ignorar el hecho de que las amenazas hoy son las más severas que han surgido en toda la historia humana. Son amenazas literales a nuestra supervivencia: guerra nuclear, catástrofe ambiental. Son asuntos urgentes. No pueden ser retrasados. Necesitan ser enfrentados directamente, y pronto.
*Profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts.