El rabino Mario Rojzman alcanzó notoriedad cuando sus diálogos con el obispo Justo Laguna se inscribían en la modalidad del diálogo interreligioso. Rojzman y Laguna peregrinaron a Roma e Israel, y el resultado de aquella experiencia quedo registrado en Católicos y judíos: ¡ahora nos entendemos!
Ahora Rojzman vive y trabaja en Miami, desde donde observa con preocupación que el diálogo y la tolerancia se interrumpe en América latina y en nuestro país con la irrupción del neoprogresismo.
Rojzman se adelanta a la pregunta sobre el presidente venezolano, Hugo Chávez.
—No creo que Chávez sea particularmente antisemita; el odio a los judíos es uno de los muchos que padece. Chávez es más amplio: odia a los que piensan distinto, al que no acata órdenes, a los norteamericanos, a los banqueros, a los ricos, a la oposición. El odio a los judíos es, dentro de los odios posibles, uno de los más redituables en términos de la prensa que lo alienta, digamos que ése es su valor agregado. Si Chávez ordenase incendiar un templo metodista no tendría la misma repercusión, y creo que esto es una consideración. Chávez entiende que su estrategia mediática requiere, cada tanto, mandar la patota a profanar templos, guarderías y cementerios.
—Según Marx, la emancipación de los judíos es la emancipación de la humanidad en el marco del judaísmo. Los judíos se han emancipado en la medida en que los cristianos se han hecho judíos por lo que ya sabemos: el amor al capital. ¿Qué vinculación destaca entre esta idea y la actual situación de los judíos frente al avance del neoprogresismo en América latina?
—El error de Marx fue el no haber rescatado las enseñanzas de Isaías y Amós. Ellos fueron los primeros en señalar a los explotadores que ayunaban el Día del Perdón mientras dejaban descalzo, hambriento y desnudo al desposeído. Supongo que a Marx no le convenía sostener la prédica resultándole más tentadora la idea de reemplazar a Dios. Los marxistas acaban con la noción de Dios en la historia con el objeto de ocupar su lugar. Hitler hace una operación similar sustituyendo a los apóstoles con sus jerarquías y la Biblia con Mein Kampf. Y a quién si no al judío habría que echar primero de la historia si se tiene en cuenta que el concepto original del Dios occidental comienza con ellos. El uso que hace Chávez de la camisa roja es una manera de evocar a los sacerdotes judíos y al antiguo testamento. Chávez intenta de esa manera ocupar el lugar de los sacerdotes, el lugar de la verdad.
—¿Qué opinión le merece en ese contexto la prédica kirchnerista?
—Kirchner no hace sino repetir la formulación del peronismo. Valientemente, se para ante Naciones Unidas anunciando que el responsable de los ataques a la AMIA y a la Embajada de Israel en Buenos Aires es Irán; por otro, se convierte en el mejor aliado de Chávez, que le abre las puertas a Ahmadinejad facilitándole el adoctrinamiento de futuros cuadros terroristas en América latina. ¿Qué otro objeto puede tener la vinculación y el intercambio entre Irán y Bolivia? En ese caso, el objeto de lo que pareciera ser una provocación son también los judíos. Kirchner es cómplice en ese juego. A la manera de Perón –que por un lado habilitaba la inmigración judía y por otro alentaba la de nazis refugiados–, Kirchner es ambiguo. Esa ambigüedad está instalada en la cultura peronista.
—¿Esa característica del peronismo se manifiesta de la misma manera con su esposa, Cristina Fernández?
—Absolutamente. Por un lado, Fernández no duda en hablar del respaldo a las instituciones; por otro, cuando asume Obama que viene a representar la consagración de un cambio que contempla el diálogo con Irán, Cristina se para a 90 millas de Key West apoyándose en quienes siguen tiranizando a su pueblo. Los Kirchner son ambiguos, como Perón.
—¿Cómo se manifiesta esa ambigüedad en relación a la cuestión judía?
—Predicando tolerancia por un lado mientras que por el otro, apaña las tropelías de un fascista como Luis D’Elía, cuya prédica es eminentemente antisemita. Si esa ideología que representa D’Elía fuera inaceptable para el Gobierno, la Presidenta debería haber prescindido hace rato de él.
*Escritor y cineasta. Desde Miami.