COLUMNISTAS
ejemplos

Los libros no muerden

default
default | Cedoc
Siempre es bueno reconocer errores, pues nadie está exento de cometerlos. Ceferino Reato lo ha hecho y ahora es mi turno de apreciar su valioso gesto. En una carta de lector a PERFIL ha reconocido expresamente que, en su oportunidad, habló de un libro que en realidad no había leído. Y que, más aún, ni siquiera había tenido en las manos, como para por lo menos dedicar algún tiempo a hojear, consultar su bibliografía crítica o su fundamentación teórica. Los adelantos periodísticos, siempre sucintos, buscan promover la lectura de libros; quedarse sólo con ellos a la hora de opinar es signo de haraganería intelectual. Reato admite que no tiene tiempo ni energía para ocuparse de todo lo que se dice de él en los medios, aunque justo en este caso sucedió exactamente lo contrario: leyó tan sólo lo que se refería a él, y en todo lo demás se mantuvo en la más completa ignorancia.
Yo opino que la lectura de libros es un hábito sumamente valioso. Los docentes, los críticos literarios, nos abocamos a promover y a difundir dicho hábito. A menudo tenemos que lidiar, sin embargo, con el problema de las lecturas rapiditas, de a cachitos, a los saltos, lecturas por arribita, sin constancia ni extensión. Sabemos que no siempre se cuenta con la posibilidad (el tiempo y la energía de los que habla Reato) para elaborar lecturas así, y que a veces un libro entero apabulla o intimida. En esos casos corresponde, según creo, ser más cautos al opinar, o no hacerlo.
Quienes tenemos algún acceso a los medios masivos de comunicación, ya se trate de una modesta columna como ésta o de alguno de esos programas de televisión donde hablan todos a la vez y en un caos, tenemos que contribuir al impulso del hábito de la lectura de libros. Y la mejor manera de hacerlo, al igual que en todo, es dando el ejemplo.