En sus primeros discos, Bob Dylan escribía letras extraordinarias y “robaba” melodías de viejas canciones tradicionales de folk. Uno de sus grandes temas de la primera época está hecho así. Se llama Don’t Think Twice, It’s All Right y la melodía fue hurtada de un tema tradicional de los apalaches llamada Whos Gonna Buy Your Chickens When I’m Gone que un cantante folk y amigo de Dylan había descubierto y adaptado. Dylan nunca le dio crédito a su amigo en las regalías de la canción.
En algún momento de los años 70 llegó a mi casa paterna y a mi vida mi tía Cristina, que era una bomba, como se solía decir en esa época política. Cristina enseguida parecía un farol de campo rodeada de molestos insectos. Uno de ellos se llamaba Horacio y yo lo detestaba porque pretendía a mi amada tía que me había despertado a la pubertad. Una tarde Cristina me dijo: “¿Sabés que Horacio me compuso una canción?”. Me la cantó. Era Tu nombre me sabe a hierba, de Joan Manuel Serrat. No paré hasta encontrar el disco y mostrárselo para desenmascarar al farsante. Ella se rió y me dijo: “Igual me encanta que haya hecho eso, ¿no?”.
Fue mi primera lección sobre la estupidez de la originalidad. Muchos años después en la facultad, con el profesor Adolfo Carpio leí El ser y el tiempo, de Heidegger, y ahí él dice esto: “Querer es ser original”. Mi tía Cristina y mi tío Horacio siguen felizmente casados.
Los quiero a los dos.