COLUMNISTAS
Guerra Gobierno-Campo

Los pingüinos suman mal y dividen peor

En su ultimátum al campo, firmado el martes en la sede nacional del PJ, los muchachos kirchneristas decretaron, arriados por el Pingüino Mayor, que ya no hay lugar para neutrales. Que se está con el Gobierno o contra el Gobierno, sin terceras chances. Porque los tibios huelen mal. Ya lo dijeron Perón y Menem, hace como mil años e invocando al Jesús del Apocalipsis: “A los tibios los vomita Dios”.

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“A partir de ahora, el que no suma resta.”

Julio De Vido

En su ultimátum al campo, firmado el martes en la sede nacional del PJ, los muchachos kirchneristas decretaron, arriados por el Pingüino Mayor, que ya no hay lugar para neutrales. Que se está con el Gobierno o contra el Gobierno, sin terceras chances. Porque los tibios huelen mal. Ya lo dijeron Perón y Menem, hace como mil años e invocando al Jesús del Apocalipsis: “A los tibios los vomita Dios”.

En lo personal, preferiría cobijarme de tan nauseabundos chaparrones.

Cambiemos de tema, pues. Nada de política. Es matemática pura: los crispados Kirchner acaban de confirmar que son pésimos sumando, pero aún peores dividiendo.

Vaya uno a saber por qué tara adolescente el Matrimonio K decidió agrandarse sólo hasta dónde se lo permite el techo pejotista, cuando había logrado generar cierta esperanza de normalidad en ascenso, tranquilizando la economía y alentando transversalidades y concertaciones.

Vaya uno a saber por qué platenses nostalgias Néstor y Cristina insistirían en jugarse hasta el último bonus en pos de una falsa lógica de “izquierdas” y “derechas” que poco o nada tiene que ver con un país donde hasta el piquetero Raúl Castells y la trotskista Vilma Ripoll marchan contra las retenciones, y un mundo donde hasta Raúl Castro se arriesga a la revolución del chat y la telefonía celular.

¿Habrá llegado la hora de buscarles algún psicólogo de parejas (o un buen psicopedagogo) dispuesto a arriesgarse a los divinos malestares que atragantan al oficialismo?

Vaya uno a saber. Vayamos al campo.

Hoy, según los Kirchner, allí se está amasando un golpe. Hace apenas siete meses, en octubre de 2007, Cristina ganó con el 43% en Paraná, el 38% en Gualeguaychú y el 36% en Victoria, por citar sólo las localidades entrerrianas más inclinadas hacia las rutas. Triunfó con el 46% en Vera, el 41% en San Lorenzo y el 35% en General López, por citar nada más que tres localidades del ahora alzado sur santafesino. Miremos al interior bonaerense, poniendo la lupa donde la protesta agraria prende más: 55% en Cañuelas, 54% en Chivilcoy, 50% en Chacabuco, 48% en Suipacha, 45% en San Pedro, vértice rutero del lock out entre Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, donde se están movilizando hasta los chanchos. Y donde, el viernes, debutó la Represión K.

¿Creen en serio Kirchner y Sra. que ninguno de esos votantes de 2007 está “tomando fresco” en este mismo instante en un piquete agrario? ¿Qué suponen que hará ese chacarero o esposa de chacarero o cliente de chacarero en las parlamentarias del año que viene?

Suman mal. Re mal.

La mitad de la imagen positiva de Cristina fue devorada por lo que ahora representa un cuarteto que, hace ochenta días, podía haber sido confundido con la defensa de Chacarita: Buzzi, Miguens, Gioino y Llambías. Hasta mediados de marzo, había un Alfredo de Angelis y ninguno más: el tanguero.

Gobernar es sumar. Ya ni hablemos de cómo suma el INDEC los porotos inflacionarios.

Esta semana, mientras el ex hundía a gobernadores y legisladores en una liturgia démodée, el ministro Aníbal Fernández agasajaba a la Gendarmería (fuerza encargada de desalojar las rutas junto a la Prefectura) recibiendo a colegas europeos y sudamericanos, todos de rígidos y vistosos uniformes planchaditos al estilo años cuarenta. Foto premonitoria. Cristina, por su parte, casi en el mismo instante imploraba que los caciques del campo se comporten más o menos como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes, quién lo duda, pelearon siempre. Hasta con demoledores silencios.

Fue un golpe de efecto de la Presidenta. Nadie olvida que, hace semanas nomás, quienes salieron mal o bien a golpear cacerolas de la mano de sus hijos fueron echados a golpes de la plaza por la armada brancaleone que financia Oscar Parrilli, desde el primer piso de la Casa Rosada. El del viernes en San Pedro no fue un golpe de efecto: hubo golpes de puño, palazos y botas sobre algunas cabezas.

¿Permitiría el Gobierno que De Angeli, Buzzi, Llambías, Gioino y Miguens dieran vueltas a la pirámide todos los jueves, con sus tractores?

¿Tendría sentido, además?

Dividen mal.

Ya usaron la misma lógica del disparate (aunque sin llegar a mayores) cuando, horrorizada por una ola de secuestros y muertes, buena parte de la clase media vio un canal de expresión tras Juan Carlos Blumberg, alguien que estaba muy predispuesto ideológicamente a caer en la ridícula trampa de Derechos Ciudadanos vs. Derechos Humanos. A propósito, ¿bajaron los índices de inseguridad?

Las matemáticas son buenas, el problema son algunos matemáticos. En el caso del campo, aún queda tiempo para hacer bien una cuenta: más de lo mismo puede ser menos. Es decir, menos credibilidad, transparencia, cordura... Y democracia, en fin.