La producción de hidrocarburos no-convencionales es un “continuum” lógico de la producción de hidrocarburos convencionales para aquellos países afortunados en tener este tipo de recursos. Ese es el caso de nuestro país que es el segundo a nivel mundial en recursos no-convencionales de gas y el cuarto en petróleo.
Las reservas de hidrocarburos no son infinitas. Lo lógico es que luego de la etapa de producción de hidrocarburos convencionales y la subsecuente recuperación secundaria y terciaria de los mismos, se pase a desarrollar las reservas de hidrocarburos no-convencionales.
Argentina es un país con una industria petrolera y gasífera madura, con unos 100 años de historia en la producción de hidrocarburos convencionales. Cada vez es más difícil encontrar nuevos yacimientos de este tipo, por lo cual gran parte de los esfuerzos se centran en proyectos de recuperación secundaria, implementados hace ya unas décadas, y de recuperación terciaria, estos últimos en sus primeras etapas de implementación.
Es en situaciones como ésta donde los recursos no convencionales toman un rol principal.
El concepto es simple: se busca petróleo y gas en el mismo lugar en dónde se genera, aplicando técnicas de estimulación hidráulica para conseguir una producción económicamente atractiva.
Esto ya está ocurriendo a escalas industriales en los EE.UU., país que tomó la delantera en el desarrollo de hidrocarburos no-convencionales, actividad que comenzó hace aproximadamente unos 20 años. El impacto de la producción de este tipo de hidrocarburos en ese país ha sido tal que les permitió revertir el declino continuo de producción de petróleo –que llegó a un pico de 300.000 barriles diarios al principio de los años ’70 y que comenzó a caer hasta un mínimo de 150.000 barriles en 2006– y llegar a producir 230.000 en 2013. Ellos esperan volver a ser autosuficientes para el final de esta década.
La Argentina cuenta con reservas más recursos de petróleo no-convencional de alrededor seis veces las de petróleo convencional. En gas, dichas reservas más recursos son 20 veces más grande que las convencionales. De las varias formaciones que han generado hidrocarburos en las diferentes cuencas sedimentarias argentinas, es Vaca Muerta la que muestra el mayor potencial, de acuerdo al consenso de la industria. Nuestra obligación para ayudar al país y a las generaciones futuras es desarrollar estos recursos con excelencia profesional y con el máximo grado de respeto al medio ambiente y a la sociedad.
Este proceso para la producción de hidrocarburos no-convencionales va a ser un gran desafío para la industria petrolera en nuestro país. El control de costos va a ser fundamental para ser exitoso. Se deberá cambiar la forma de desarrollar estos recursos para hacerlo de la manera más efectiva posible. Realmente vamos a terminar con procesos de desarrollo muy diferentes a los utilizados hasta ahora en la explotación de hidrocarburos convencionales.
El conocimiento actual que se tiene sobre el potencial final de los recursos no-convencionales y los consecuentes resultados económicos crean algunas dudas entre la gente especializada. Los resultados económicos de la producción de hidrocarburos no-convencionales van a ser críticos para el éxito final.
Para dilucidar estas incógnitas es importante aprovechar la tremenda experiencia ganada por las compañías petroleras internacionales. Eso nos permitirá evitar retrasos y gastos superfluos. Además, dichas asociaciones ayudaran a proveer el inmenso respaldo financiero necesario para este tipo de empresa. Proyectos pilotos que nos permitan acrecentar los conocimientos sobre los recursos in-situ deben ser los predecesores de un plan integral de desarrollo de los recursos no-convencionales.
Este es el trabajo que ya está realizando YPF en Vaca Muerta con la puesta en producción de esos recursos a través de su propio impulso, al que se sumó Chevron, y se podrían sumar otros en un futuro inmediato.
Finalmente, debemos evitar la típica polarización que se genera en la Argentina sobre cualquier tema de actualidad. No debemos ser ni triunfalistas ni derrotistas. Debe reinar el realismo y debemos abocarnos mancomunadamente a definir, sin más pérdida de tiempo, como desarrollar exitosamente estos recursos.
*Especialista internacional en energía, ex presidente de YPF.