COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Lugares comunes

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Nada más bello en periodismo que un texto bien escrito para entregarle al lector lo que espera –la mejor información, los mejores ángulos de análisis–, envuelto en esa maravilla que es la palabra bien elegida.
No siempre se logra, y menos cuando la rapidez de los dedos es superior –y esto se agrava cuando se acerca la hora de cierre– al ritmo del pensamiento. Ese vértigo lleva a quien redacta, muchas veces, a someterse al empleo de recursos espurios que servirán para zafar, pero quedarán plantados como manchas en el texto. Hablo de un par de enemigos de la buena escritura: los lugares comunes y las conexiones facilongas, dos vías de huida hacia el maltrato de la palabra.

Van aquí algunos ejemplos que surgieron de la lectura de la edición del domingo 6 de este mes (tomados para ese fin de manera arbitraria), que se destacan en bastardilla o itálica con la salvedad de que no son los únicos:
En la página 2, el buen informe sobre el estado de salud de la Presidenta refería que su atención en la Fundación Favaloro fue definida por el Gobierno como un estudio de rutina, pero que “con el correr de las horas fueron apareciendo otras informaciones”. En la página 3, Nelson Castro enfatizaba: “Estaba claro desde el comienzo que la admisión de la jefa de Estado en la Fundación Favaloro del día de ayer era para un chequeo. Esa información no resistía el menor análisis”.
En la página 4 se dice que “la candidata del PRO (Gabriela Michetti) logró estirar a 14 puntos su ventaja sobre Pino Solanas, que ahora tiene una batalla palmo a palmo con el kirchnerista Daniel Filmus por el segundo puesto”.
Y para completar, algunos enlaces que debieran ser evitados: en tanto (página 42), por su parte, asimismo y en paralelo (página 49).
Lo que hoy podemos definir como frases hechas o lugares comunes fueron alguna vez originales recursos de algunos buenos escritores. El tiempo, el empleo reiterado, los transformaron en molestos invasores de textos degradados por ellos. “El uso de los lugares comunes empobrece nuestra mirada del mundo –definen Dante Peralta y Marta Urtasun en un interesante cuadernillo sobre redacción periodística–. Además, implica una actitud acrítica respecto de los contenidos ideológicos implícitos en esas frases.”
No seré original para mencionar algunos de esos clichés, en una lista muy parcial y limitada por el espacio: desenlace fatal, la intersección de ambas arterias, razón de peso, venerable anciano, de fuente bien informada, voraz incendio, nutrida concurrencia, mar de confusiones, esfuerzo titánico, incendio dantesco, llanto desconsolado, prestigioso facultativo, luctuoso suceso, pertinaz llovizna, calor agobiante. Y mil etcéteras.
De igual modo, son infinitos los enlaces sin valor, que sólo se emplean a falta de mejores recursos. ¿Qué significado adjudicarles a “en tanto”, “por su parte”, “asimismo”, “en paralelo” y similares? Por lo general pueden ser eliminados sin reemplazo. Es recomendable que los responsables de escribir y sus editores descarten su empleo.

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Regalos. Algunos lectores –casi todos residentes en el interior, –enviaron correos críticos por haber quedado fuera de la entrega de los regalos que este diario y otras publicaciones de Perfil ofrecen merced a un convenio con los híper y supermercados Jumbo, en cuyas bases se especifica que sólo son para Ciudad de Buenos Aires y GBA. Para darles respuesta a esas inquietudes se ha instalado una mesa de ayuda en la dirección de correo [email protected] o en el teléfono (011) 3220-4325.

Perlitas. Debo destacar la buena calidad de las ediciones del sábado 12 y domingo 13, cuyos contenidos y abordajes conformaron una gratificante experiencia para los lectores. Pocos errores de importancia, pese a la complejidad de algunos temas, dejan a este ombudsman sin margen para la crítica, un hecho afortunado aunque haya quienes creen que debo levantar siempre un dedito acusador.
Esto me permite volver una semana atrás y señalar algunos conejos que se escaparon de la galera de los editores el sábado 5:
Una nota secundaria de la página 3, referida al convenio firmado con Irán, está firmada con las iniciales E.D. Emilia Delfino, su autora, no tiene firma completa previa, una regla de estilo que debe ser cumplida.
En la página 6 se deslizó un error al titular: “El obispo Lozano se sumó el reclamo”. Debió decir al reclamo.
En la página 32, el título de la nota sobre el deceso de Vo Nguyen Giap dice: “Murió el ‘Napoleón Rojo’, el último sobreviviente de la Guerra de Vietnam”. Es una simplificación poco feliz: era, sí, el último líder sobreviviente, pero quedan vivos muchos vietnamitas que combatieron con menor jerarquía que Giap.
Sorprende el final de la columna de Daniel Guebel “Borges y Cervantes”, en la página 50. Apelando al lugar común “la tiranía del espacio”, Guebel cierra tan abruptamente su texto que el lector queda atónito. ¿Es lo que quería lograr? Probablemente