En las versiones más milenaristas de la Historia habríamos llegado ya al Estado Universal Homogéneo, que transforma la política en mera administración de los recursos necesarios para el sostén biológico (una biopolítica), y la felicidad (y el deseo) en contentamiento.
Pero basta un ejemplo para que el elegante y sombrío esquema heredado del siglo XIX se desmorone. Tal vez el destino de Argentina en el concierto de naciones que lo son cada vez menos (porque todo lo sólido se desvanece en el aire) sea precisamente ese lugar experimental que desbarata los modelos finalistas del devenir histórico.
Me entrego al detalle banal (aunque los ejemplos graves sobran): dos son los sistemas de acoplamiento eléctrico de los artefactos que pueblan el mundo (porque dos son los sistemas de provisión eléctrica: alterna y continua): las dos patitas rectangulares norteamericanas y las dos patitas cilíndricas europeas. Todos los demás sistemas (con independencia del AC y CC que se suponga) adaptan esos modelos universales.
Los argentinos, en cambio, que hemos elegido la singularidad tout court (como si las normas universales no nos alcanzaran o como si las nuestras pudieran ponerse a la par de todas las demás: nosotros contra el mundo), usamos tres patitas rectangulares pero, para mayor compromiso con la diversidad, dispuestas en 45 grados. Resultado: nuestros machos no se adaptan a las hembras de ningún lugar del mundo (uso metáforas corrientes en el universo de discurso eléctrico) y es peregrino pretender la provisión de adaptadores para enchufes desconocidos fuera de la patria. ¡Ay del que no acarree los suyos en sus viajes! Quedará desconectado, unplugged.
Si la conexión global (la globalización) es requisito previo para el advenimiento del Estado Universal Homogéneo, nuestras inútiles descargas a tierra (la supervivencia de la autoctonía) la retrasan; los colchones de Evo Morales, también.
En esa incesante alborada que no termina de engendrar un mañana vacío, encontramos las razones para hacer de la Historia una cosa todavía viva, informe, deshabitada incluso por los fantasmas de ese Espíritu burlón y de alma inquieta que proclamó su libertad ya tantas veces.