“Carajo” es una de las pocas expresiones que la Academia Real califica de “malsonante”. En la gestión pública la introdujo el Dr. José Nun. Sucedió en 2006, al anunciar su Primer Congreso de Cultura. Frente al diario La Nación anunció que estaba tentado de llamarlo ¡Cultura, Carajo! aunque finalmente eligió llamarlo Primer Congreso de Cultura. En Perfil del 31 de mayo escribí que la expresión “primer” hacía temer que alguna vez se repitiese aquel engendro creado a medida del lanzamiento electoral de la senadora Cristina Fernández. Con un presupuesto de un millón de pesos de la época, su rutina y los fastos celebrados en el Provincial de Mar del Plata, han de haber costado mucho más. ¿Cuánto? Nunca se sabrá. La suma no figura en la Memoria Anual de la Secretaría de Cultura, que contiene nueve fotografías del doctor Nun. En aquel primer congreso intervinieron miles de personas, entre ellas mil invitados con hotelería, viáticos, aviones y, en algún caso, honorarios incluidos. El 97% de la concurrencia se compuso de funcionarios del Ejecutivo nacional, de las provincias y de cada municipio cuyo intendente tuviese un sobrino o un ñoqui a cargo de su cultura municipal. No hubo pintores, actores, escultores, escritores, bailarines, tenores, arquitectos, violinistas, directores de teatro, ensayistas ni poetas. Con excepción de los cineastas Getino y Favio, del narrador Giardinelli y del hiperactivo Horacio González, no hubo artistas ni intelectuales notorios. En cambio, el secretario de Cultura se exhibió flanqueado por Hugo Moyano –estanciero y experto en la cultura del culatazo– y por la precandidata a la presidencia, que fue disciplinadamente ovacionada. Ahora llega el turno del temible Segundo Congreso. Su página oficial (www.congresodecultura.org.ar) no lo informa, pero el anfitrión, el tucumano Mauricio Guzmán, anunció que el economista hindú Muhammad Yunus, junto al titular del BID, Enrique Iglesias, el viceministro de Cultura de Venezuela y la presidenta de la Nación estarán en su provincia el 19 de octubre. Es improbable que alguna de las cuatro figuras “culturales” tenga para decir algo menos trivial que lo que se dijo en el Primer Congreso y que el lector puede consultar en la página www.congresodecultura.com.ar. Allí, bajo el burdo título de “desgrabaciones”, recién ahora pueden leerse las ponencias del año 2006. Por razones lógicas el diccionario de la Academia no reconoce el verbo “desgrabar”: si alguien busca gente que carajosamente crea que transcribir es “desgrabar” invirtiendo el proceso de registro del sonido, la podrá encontrar en la Secretaría de Cultura de la Nación.