-Supongo, señor, que después de nuestra toma de las Islas Malvinas su opinión sobre la literatura inglesa se habrá modificado….
-Si. Ahora estoy en guerra con Shakespeare y con Sherlock Holmes, y he desafiado a duelo al Dr. Johnson y a De Quincey.
-La Argentina e Inglaterra parecen dos pelados peleándose por un peine, las islas habría que regalárselas a Bolivia para que tenga salida al mar”.
Opiniones de
Jorge Luis Borges en 1982.
No hay ruidos. No hay absolutamente ningún ruido. Estoy en el salón de desayuno del Upland Goose Hotel, cuyas ventanas muestran la bahía interna y la calle principal de Puerto Argentino/Stanley, y el afuera parece una silenciosa proyección.
-“No hay audio”, dice alguien.
No hay ruidos. Pierdo la atención en mi taza de café y, cuando vuelvo los ojos a la ventana, veo un barco inmenso y gris fondeado a pocos metros. ¿En qué momento apareció? ¿De donde vino? El cielo, la lengua de tierra entre las dos bahías, el agua profunda y azul siguen ahí, quietos y silenciosos. Bromeo: “Parece un chroma”, refiriéndome a esos paneles azules de la televisión en los que se proyectan fondos inventados.
-Esta es una mezcla de “Truman Show” con “Gran Hermano”.
A mi alrededor los ingleses desayunan con pasión, como si fuera la última comida de un condenado a muerte: salchichas, huevos fritos, porotos con salsa de tomate y té sin azúcar.
Un barco de ese porte en la bahía indica algo que se puede adivinar y algo que averiguaré después: el agua profundamente azul, pesada, que parece gelatina sin congelar debe ser muy profunda a pocos metros. Lo otro será ese día el tema central de los corrillos en el pueblo: el barco se encuentra ahí porque está arrestado. El buque se llama Jih Da Gan y es un pesquero con licencia taiwanesa. Es otro de los barcos factoría que cargan mano de obra esclava: a veces llevan presos cumpliendo condena, otras navegan olvidados de la mano de Dios que soportan azotes y falta de comida para poder enviar algún billete a casa. Hace dos días, doce marineros saltaron del Jih Da Gan al agua buscando la libertad. Tres murieron congelados y el resto, que se salvó de milagro, será repatriado. El gobierno de las islas decidió no levantar cargos contra el capitán del barco y menos aún contra la empresa que lo contrató, debido a que “no se encontró evidencia suficiente”. Pero el escándalo fue tal que no pudieron menos que detenerlo algunos días. El Jih Da Gan inmenso, gris y descascarado, flota en la bahía como testigo de cargo del lado oscuro de Stanley: los negocios de las pesqueras avalados por el gobierno local. Es miércoles y otros buques llegarán al puerto; desde el lunes que los gift shops se frotan las manos a la espera de tres cruceros. Al mediodía ya bajaron en el Jetty Centre (una especie de escollera) cerca de cinco mil personas. Cinco mil personas en una ciudad de dos mil ciento quince habitantes: matrimonios aburridos, chicas que buscan un dentista o un ingeniero, ancianos hartos de gastar dinero, sonrientes y mal dormidas parejas en luna de miel, la plaga de langosta vuela sobre las calles de una ciudad vacía. Llenan los dos restaurantes, los tres pubs y las seis o siete casas de regalos. Se sacan fotos cada diez metros y se llenan de souvenirs para llevar a casa; pingüinos de peluche, remeras con la bandera de las islas y todo tipo de merchandising que señale “Falkland Islands”, ¿las islas aquellas, te acordás?; en las que hubo una guerra.
Tras un manto de neblina. En nuestra imaginación las Malvinas son dos pequeñas islas perdidas en el sur. Gran error. Las Malvinas son grandes:11.410 kilómetros cuadrados, la mitad de la provincia de Tucumán. Hay varios países mas pequeños que Malvinas: Puerto Rico, el Líbano, Jamaica, Chipre, Gambia. En esta soledad inmensa, silenciosa y vacía no hay dos islas, sino doscientas, contando los islotes. El sesenta por ciento de los habitantes aquí tiene entre 25 y 60 años y -además de los ingleses, claro—las segunda y tercera minoría de inmigrantes está representada por los santa helenos y los chilenos. Santa Helena es otra colonia británica, a mil kilómetros de la costa de Angola, vecina a la Isla de Ascensión, tradicional punto de reabastecimiento de combustible para los aviones durante la guerra y después. Hay 427 naturales de St Helenian y 157 chilenos que se dedican al trabajo que los británicos rechazan. Según el censo de 2006,mas de la mitad de los isleños tiene computadora y el 40% conexión rápida a internet, seis de cada diez tienen teléfono celular, siete ven películas en su dvd player y el ochenta por ciento de la población tiene alarmas contra el cigarrillo. Casi nueve de cada diez vehículos son camionetas todo terreno, obviamente Land Rover, y el ingreso promedio de la población oscila entre las 12 y 14.000 libras al año (23.571 y 27.499 dólares o, si se prefiere,73.052 y 85.226 pesos argentinos cada doce meses). Se calcula, por otro lado, que la cuenca de Malvinas tiene una reserva de petróleo (tema sobre el que volveremos mas adelante) de 2.400 millones de barriles, lo que significa cerca de 13 años de consumo mundial. El 46% de la tierra está en manos del logotipo mas popular de Stanley: FIC (Falkland Island Company),los dueños de casi todo. FIC posee Darwin Shipping LTD (una compañía naviera que cubre servicios regulares entre Malvinas y el Reino Unido) The Capstan Gift y Fleetwing Shop (dos tiendas de souvenirs regionales),el Upland Goose Hotel (uno de los dos hoteles de la ciudad, que alojó después de la guerra a Margaret Thatcher), The West Store (el mas grande de los dos supermercados), Automotive (una empresa de alquiler de autos),Flight & Insurance Office (renta de taxis aéreos y aseguradora), Homecare (Servicio de Internación Domiciliaria ) y Warehouse (Depósitos), algunas empresas pesqueras y Desire Petroleum, que explora en la plataforma submarina. El Consejero Legislativo de las islas, Mike Summers (uno de los ocho counselors que ya lleva tres reelecciones y doce años en su cargo),es uno de los accionistas de la FIC.
Summers se sentó en uno de los extremos de la mesa de reuniones y su rostro quedó exactamente alineado en diagonal con el retrato de la Reina Isabel II, quien en verdad debe llamarse “Reina y Jefa de Estado del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Antigua y Barbuda, Australia,
Bahamas, Barbados, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Nueva Zelanda, Papúa, Nueva Guinea, Saint Kitss y Nevis, Santa Lucia, San Vicente y las Granadinas, Islas Salomón y Tuvalu” esto es, de los Reinos del Commonwealth. La Reina, desde su retrato, se ríe. Ella sabrá porqué.
Summers, exhibiendo otra comprensible sonrisa profesional extendió su versión del “contexto histórico” de Malvinas: una especie de folleto con algunas fechas en orden cronológico
1592: Primer avistamiento.
1840: Establecimiento de granjas.
1982: Invasión argentina.
1986: Introducción del régimen de pesca.
1996: Comienza la exploración petrolera.
2006: Nuevo régimen de pesca.
2007: Descubrimiento de petróleo. ¿Boom económico?”
Es evidente que Summers es un tipo optimista, aunque preocupado:
-“En este momento no sentimos una amenaza militar de la Argentina -le dijo a PERFIL—sino claramente una amenaza económica. La política argentina ha decidido obstaculizar tanto los vuelos como otras cuestiones en torno a los hidrocarburos y la cooperación científica en el área. En este momento se están discutiendo las leyes de pesca. (N del A: precisamente, en ese momento un enviado inglés discutía la cuestión pesquera en Buenos Aires, trasladando la preocupación del gobierno de las islas por lo que será en unos días una realidad: la sanción de una ley que prohibe a las empresas de las islas pescar dentro del mar argentino, bajo pena de cancelar sus permisos en nuestro país).
-El tratado de cooperación firmado en 1999 retrocede cada vez mas –insistió Summers—y esto traerá mas falta de confianza en el futuro. La estrategia de Kirchner es irracional: si lo que quiere es ponerse difícil pensando que por socavar la economía de las islas vamos a ir hacia ellos, debe estar soñando.
-He must be dreaming –dijo Summers—Sería mucho mejor si la política argentina fuera mas democrática. Por su modo de gobernar, Kirchner parece un dictador electo.
En Malvinas no hay oposición, ni partidos políticos. Un dato inequívoco para considerar a las islas como nuestro territorio es que hay reelección indefinida y, como dijimos, la política baila al vaivén de los negocios locales. El voto no es obligatorio, aunque cerca de un ochenta por ciento de la población concurre a las urnas cada cuatro años. El gobierno isleño es extremadamente susceptible a la crítica y, como se verá mas adelante, una sola expresión negativa puede ser causal de despido en un empleo estatal. Los medios favorecen ese monopolio oficial del silencio: el único canal de televisión depende de la base militar (su sigla es BFBS -British Forces Broadcasting System-) y se dedica a emitir ejercicios militares, escenas de la vida cotidiana en la base de Mount Pleasant y series de la cadena Fox. Hay también una única radio militar y una pequeña FM con música de Santa Helena. Hace poco la BBC anunció la suspensión de sus servicios en la isla, que funcionaban desde 1944.”Calling the Falklands” salía al aire dos veces por semana, y el último programa del ciclo se emitió el pasado 31 de marzo luego de un comunicado de la BBC justificando el cese del envío por “motivos puramente económicos”, ya que el recorte en sus emisiones servirá para ayudar a financiar su nuevo servicio en árabe. El silencio en las islas va mas allá de cualquier metáfora y colabora para que nada cambie. Las noticias que importan, como siempre sucede en los pequeños pueblos, circulan de todos modos. Todos aquí saben del buque taiwanés y los muertos en el agua, y del abandono del cementerio argentino de Darwin, cuya denuncia pasó a convertirse en polémica después de nuestro envío en la edición anterior de PERFIL. Al inexacto comunicado de Aeropuertos 2000 del que dimos cuenta en dicha nota se sumó una protesta de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas en la que se habla del óptimo estado del cementerio. Para ayudar a esclarecer el asunto, publicamos en estas páginas fotografías del antes y el después: el cementerio de Darwin mientras fue cuidado por los ingleses y el actual, con las cruces despintadas, el pasto raleado y bosta de oveja entre las tumbas. Pero lo más curioso no fue la reacción de algunos familiares sino el escándalo que la nota anterior desató en los despachos de la Cancillería, donde se llegó a sostener que esta cobertura forma parte de un plan inglés para sacar las tumbas de los argentinos de las islas. Es obvio que la vida confortable de los diplomáticos argentinos favorece su imaginación febril: el estado de abandono del cementerio de Darwin ha sido denunciado por ex combatientes entrevistados por nuestro equipo en las islas, por soldados ingleses, por miembros del gobierno local, por periodistas e historiadores argentinos y por visitantes de Darwin, de modo que si todo esto se trata de un complot, es al menos bastante numeroso. Aunque para ser sincero, debo confesar que si, que en efecto mis vínculos con Inglaterra son tales que llegan incluso a la vida personal, a través de la familia de mi esposa, cuyos ancestros directos en el Imperio llegan a un tal Donald Oliniant, en 1242.De modo que hace unos cuantos años que venimos recibiendo un cheque de la isla.
El pasado, presente. Hay, en este sitio, una verdad que se piensa con los labios cerrados: nada pudo servirle más a Malvinas que la guerra de 1982; después del conflicto, Puerto Argentino/Stanley creció como nunca antes, acogió mayor población, duplicó sus viviendas, comenzó a distribuir cartas para el juego de la explotación pesquera, se ilusionó con el petróleo y se transformó en una corporación reluciente. Los ocho miembros del CECIM (Centro de Ex Combatientes de La Plata) que viajaron en estos días a las islas coinciden en una teoría que, a estar de los acontecimientos posteriores a 1982,causa cierto escalofrío: ¿Y si fueron los mismos ingleses quienes desinformaron a Galtieri para volver a tener control total sobre las islas y hacer retroceder cualquier negociación? La hipótesis, debe entenderse, no coloca a Galtieri como agente inglés, sino como idiota útil. De hecho, nunca como en el verano de 1982 se estuvo tan cerca de recuperar las islas.