COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Más datos y menos opinión

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Este ombudsman se ha ocupado no menos de media docena de veces (véase la imprecisión de lo escrito; tiene que ver con lo que sigue) de la confusión que suele darse entre una nota informativa y una columna de opinión. La primera es –caeré en la obviedad– aquel artículo que suministra datos precisos para que el lector pueda elaborar sus propias conclusiones sobre bases ciertas, mensurables; la segunda es un texto que refleja postura, ideas y observaciones de un comentarista que no necesariamente se dedica al periodismo.

Los medios –gráficos en particular– suelen caer en el error de igualar una cosa con otra, llevando de tal forma a la confusión a sus miles de lectores. Justamente para evitar esa confusión es que PERFIL tiene un manual de estilo que establece con claridad la diferencia entre una nota informativa y otra de opinión, presentándolas con recursos gráficos muy diferentes. Desde el título, la forma de instalar la firma y la ubicación en el diario, los lectores de este medio pueden percibir con claridad qué es lo que estarán leyendo, y sabrán que los contenidos serán distintos según la tipografía y el diseño.

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En una columna que publiqué un año atrás puse además especial énfasis en la diferencia que existe entre una columna de opinión firmada por un especialista, político o pensador (a quien no es necesario exigirle profusión de datos para fundamentar sus posiciones) y otra escrita por un periodista (al que, necesariamente, exigiremos un mayor rigor informativo y precisión en el manejo de datos). Cuando comencé a pergeñar este texto, a mediados de la semana, la idea fue instalar al periodista en una suerte de laberinto con al menos dos puntos de escape: uno, el que indica la conducta acertada en este oficio, es decir, fijar claramente posición sobre uno o más temas, pero siempre que sea solventada con al menos un dato cada dos líneas; el otro, asumir cierta condición de gurú alimentada por el rating, como si el rigor informativo fuese innecesario y sólo bastara con la fama que da una firma exitosa. Hay quienes creen, finalmente –la peor elección–, que hay una tercera vía: la de escribir generalidades (aunque lógicas, basadas en la observación) sin datos precisos que avalen lo que se publica. La actualidad corrió el eje del tema, aunque no del todo.

Ayer, PERFIL cometió al menos dos errores: el primero, editar en su página 12 –con recursos gráficos de nota informativa– un texto carente de datos precisos y cargado de opiniones sólo sustentadas por la firma de su autora, con las cuales se puede o no coincidir; la otra, no cumplir con normas de procedimiento que son exigidas por los editores a la casi totalidad de sus periodistas: rigor en el manejo de la información, datos precisos, enlace, contextualización y buen desarrollo literario.

Con el título “La muerte del militante radical jaquea el futuro político de Fellner y Milagro Sala”, el artículo convoca la atención de los lectores por el interés que ha despertado el asesinato en Jujuy de Jorge Ariel Velázquez y por las implicancias políticas que el hecho puede generar en una provincia que ha tenido al gobernador Eduardo Fellner como una suerte de caudillo imbatible desde hace ya al menos 17 años. El texto es cuestionable, y no por carencia de buena redacción sino por la imprecisión ejercida como norma, errores y falta de rigor informativo. A saber:

♦ En la quinta línea del primer párrafo se indica que Velázquez era “un humilde joven de no más de 20 años”, un error grueso: tenía 22 años (21, según la agencia oficial de noticias Télam).
♦ Afirma la autora que la bala que mató a Velázquez “no hizo más que consolidar en el imaginario colectivo la institucionalización de la violencia como herramienta y metodología de poder utilizada por la organización social kirchnerista Túpac Amaru”. Nada se dice, para avalar tal definición/acusación, acerca de antecedentes que justifiquen esas aseveraciones. Ni antecedentes ni hechos objetivos, que sí los hubo y debieron ser consignados.
♦ Se dice que esto ocurre cuando Fellner “intenta asumir el golpe que le propinó el frente opositor Cambia Jujuy en las PASO”. ¿Datos concretos? Ninguno. La autora debió indicar allí que Cambia Jujuy obtuvo 50,5% de los votos y la lista única del kirchnerismo, con Fellner a la cabeza, el 39,76%.
♦ El último párrafo carece de información y sólo ratifica la opinión de la autora: “La muerte de Velázquez suena como el comienzo del fin de una generación que gobierna Jujuy con una construcción política y económica paraestatal”. ¿Información? Nada.

Dice el manual de estilo de PERFIL Cómo leer el diario en su página 38: “La credibilidad depende del rigor con que se procese la información (...) No puede haber verdad en el error. Hay dos tipos de errores que destruyen cualquier texto: la desinformación y la exageración” .