COLUMNISTAS
“plan de paz”

Más de lo mismo, pero peor

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La propuesta de Estados Unidos e Israel sobre “la creación de un Estado Palestino”, omitió nada menos que la participación de los palestinos. Así, el “plan” supone el reconocimiento palestino de todos los territorios ocupados como israelíes –incluidos sus asentamientos en Cisjordania– a cambio de una capital en el Este de Jerusalén, segregada del resto.

Los detalles del “plan”, fueron divulgados y analizados por los medios de todo el mundo. La cadena estadounidense CNN señaló que “no establece qué pasaría con los refugiados palestinos desplazados. El propósito más amplio de esta iniciativa es utilizar la debilidad, la fragmentación y la polarización de los palestinos y del mundo árabe, para lograr una solución unilateral de este conflicto. Un segundo objetivo es facilitar la formalización de la normalización árabe-israelí, aunque dados los contornos de este plan, es poco probable que se logre.

Y allí está el quid de la cuestión, porque incluso, si algunos países árabes entran en el juego, ¿qué pasaría con el terrorismo musulmán y cuales serían las respuestas de la coalición EE.UU.-Israel? ¿Qué con Irán y los países árabes que no lo acepten? ¿Qué con las resoluciones de la ONU, que ha reiterado que todas las decisiones de Estados Unidos sobre Jerusalén, los asentamientos ilegales y los Altos del Golán son nulas y sin efecto? ¿Cuál sería la actitud de la desmembrada Unión Europea ante una más que posible agudización del conflicto? ¿Cuál la de Rusia y China?

La parte palestina rechazó el plan de inmediato. También las fuerzas progresistas israelíes, como la organización de derechos humanos B’Tselem, entre otras, por no mencionar el escándalo suscitado en las personalidades y sectores democráticos y progresistas de todo el mundo.

El “plan” fue presentado el 28/01/20, el mismo día que Netanyahu era acusado por el Fiscal general de Israel de fraude, soborno y corrupción y mientras el Senado de EE.UU. trataba el impeachment contra Trump. Quien suponga que la propuesta tiene algo que ver con eso y con que ambos se preparan para próximas elecciones en sus países, pecará de malévolo e inquisidor.

En fin, que la situación en Medio Oriente se reitera, siempre para peor, amenazando la ya precaria paz mundial Esta columna se ha ocupado reiteradamente de la responsabilidad de Occidente y de la democracia israelí ante el fenómeno: “El Occidente moderno aparece amenazado por una reaparición medieval. Nada nuevo: Hitler fue ungido por el pueblo alemán en 1933, en plena crisis capitalista mundial y en el marco del humillante Tratado de Versailles. La civilización occidental se vio amenazada entonces por un súcubo de sus entrañas y supo reaccionar, ‘socialismo real’ incluido, con lo mejor de sí misma. Lo que no le impidió acabar la guerra con dos devastaciones nucleares. La situación se repite, agravada. Aparece un nuevo protagonista, el fundamentalismo, que no es solo islámico: la extrema derecha política crece en el corazón de Occidente; el fundamentalismo religioso ejerce el poder en la democracia israelí y la crisis del capitalismo, alojada ya en el corazón del sistema, es estructural y va para largo”. (http://www.perfil.com/elobservador/Medio-Oriente-y-la-doble-cara-de-la-barbarie-20140830-0044.html). “Ocurre que en Medio Oriente las actitudes de todos los bandos tienen, si no justificación, al menos explicación. Si ahora resulta difícil establecer un orden de atrocidad entre el nazismo y los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, o entre los crímenes del estalinismo y los del napalm en Vietnam, en el futuro se presentará el mismo problema moral para jerarquizar sistemáticos atentados del extremismo islamista en ciudades occidentales y bombardeos occidental-israelíes de exterminio; una evolución posible, tal como están hoy las cosas”. (http://www.perfil.com/columnistas/El-fracaso-de-Occidente-20130907-0063.html).

Y también sería posible una guerra mundial.

*Escritor y periodista.