Aun mes de la muerte de Néstor Kirchner, si hoy se votara, Cristina obtendría aproximadamente 45% de los votos, lo cual en el sistema electoral argentino permite ganar en primera vuelta con sólo un voto de diferencia. Un mes atrás, la Presidenta hubiera obtenido 33%. Ello muestra que el cambio en la situación política la ha favorecido y el llamado efecto luto, se ha mantenido durante el último mes en términos de adhesión en la opinión pública.
No se han registrado cambios sustanciales todavía respecto a la gestión de Gobierno, respecto a un mes atrás. La Presidenta mantiene el mismo rumbo político-ideológico, con un discurso de centroizquierda, una actitud de confrontación respecto a la oposición política, sin disposición a negociar con ella, no cambió la alianza con Hubo Moyano y no modifica ejes de conflicto centrales, como el existente con los principales medios de comunicación privados del país.
En el Congreso, el mayor éxito se registró el 24 de noviembre, cuando la mayoría oficialista en el Senado logró rechazar los tres proyectos que la oposición había logrado aprobar en Diputados: la reforma del Consejo de la Magistratura, la limitación del uso de los DNU y la anulación de los Superpoderes para gastar fuera del Presupuesto.
La oposición, mientras tanto, ha profundizado su división. La lucha interna dentro de la UCR se ha intensificado entre Alfonsín y Cobos, dividiéndose el bloque radical en el Senado, lo que en gran medida explica las tres victorias del oficialismo en las cámaras mencionadas.
Carrió anunció que avanza hacia una candidatura presidencial propia. Si bien no puede ganar, sí puede impedir que un candidato radical lo haga. En el Peronismo Federal, Reutemann se ha replegado, pero sin rechazar la posibilidad de una candidatura futura. El sector ha perdido fuerza, pero se mantiene unido.
A su vez, dentro del PJ, el gobernador Daniel Scioli ha logrado imponerse sobre Hugo Moyano, que no ha podido encolumnar al PJ bonaerense.
Macri parece decidido a adelantar la elección porteña a los primeros meses del año próximo y si el peronismo se alinea definitivamente detrás de Cristina, lanzará su postulación para presidente.
La mala noticia para Cristina es que Pino Solanas parece estar dispuesto a asumir la candidatura presidencial y ello puede quitarle votos al oficialismo.
Donde se observa un estilo algo distinto es en el campo económico-social. La visita de técnicos del FMI para supervisar cambios en el Indec, implica la modificación de una política kirchnerista mantenida en ambos gobiernos.
La presencia de Cristina en foros empresarios parece más intensa que antes y su discurso, en estos ámbitos, algo más moderado. El intento de alcanzar un acuerdo social, por el cual empresarios y sindicalistas contengan la puja salarial, ha sido un tema recurrente, pero en los últimos días ha ocupado un lugar central para el Gobierno.
En cuanto al equipo de Gobierno, no lo ha modificado. Quienes eran personas de confianza de Néstor Kirchner lo son hoy de su esposa. Además, ya eran funcionarios de ella.
Queda abierta la pregunta de si ella cambiará la actitud hacia la corrupción existente hasta hace un mes y el caso Jaime puede ponerlo a prueba. Para Kirchner, ceder en este terreno era una señal de debilidad política.
En este marco, la gran pregunta política que queda planteada para 2011 es quién polarizará el voto opositor frente al kirchnerismo, del cual seguramente Cristina será la candidata. Si lo hará el radicalismo y sus aliados que hoy están en crisis, si será Macri o si es el propio peronismo a través de candidaturas alternativas, como podrían ser las de Reutemann o Scioli, es quien lo termina haciendo.
Mientras tanto, el oficialismo sin duda ha ganado en imagen con la desaparición de Kirchner; la cuestión es si mantiene el mismo poder.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.