COLUMNISTAS
SINDICALISTA CON ASPIRACIONES

Moyano y el virus de Lula

default
default | Cedoc

Lech Walesa, el luchador polaco, instrumento fundamental para el desmoronamiento posterior de la Unión Soviética fue, para la historia del sindicalismo internacional, menos pernicioso que el exponente sudamericano. Luiz Inácio Lula Da Silva, del Brasil. Como consecuencia del extendido virus de Lula, abundan cacatúas de sindicato que deliran con su ejemplo.

Sueñan con la pinta de Lula. Con calzarse la banda. El virus de Lula supo ser letal para determinados dirigentes sindicales argentinos. El sobrio Víctor De Gennaro, el Tano, emergió como el primer héroe que parecía disponerse a imitarlo. Conste que De Gennaro traficaba una firme amistad política con Lula, el creador del virus. Pero el Tano no pasó del amague de construir el partidito propio.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Otro afectado por el virus, en grado menor, portador sano, resultó ser Luis Barrionuevo. Conste que Barrionuevo alcanzó a planificar –según las vertientes– un viajecito trunco hacia Brasilia. Con el objetivo redituable de fotografiarse con Lula. El abrazo solidario con Lula representaría la plataforma de lanzamiento del proyecto Barrionuevo 2011. Igual que De Gennaro, debió Barrionuevo postergar las alucinaciones presidenciales. Para situarse, en su caso, insensatamente, detrás de Eduardo Duhalde, el Piloto de Tormentas (generadas).
A los efectos de fundar juntos el instrumento recursivo del Peronismo Federal. Asociación ampliada de víctimas y/o enemigos de Kirchner, el Furia.

Hoy Barrionuevo debe conformarse con disputar la hegemonía sindical con Venegas, el Momo. Pero donde el virus de Lula ocasiona los peores estragos es en el imaginario de Hugo Moyano. El Hoffa nacional. Comandante de los camioneros más expresionistas del universo. Conste que se trata de un cuadro de respetable fortuna, basada en su admirable capacidad para el ahorro. Es el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT).

Moyano ya no espanta, tan sólo, a los hipersensibles sectores medios, tan degradados por el arte. Con la ferocidad de su rostro, con la trascendencia de sus modalidades (sobre todo hereditarias), Moyano hoy asusta, incluso, a los peronistas que no lo asumen.
Por lo tanto, los políticos del peronismo prefieren mantenerlo, a Moyano, como a un amante de lunes. Para tratarlo, casi, a escondidas. Le temen los compañeros peronistas de la civilidad. Los que exhiben la resignada impotencia de aceptar que, por las desdichas involuntarias del compañero Balestrini, pueda acceder Moyano a la presidencia del Partido Justicialista de Buenos Aires.

El Furia fue uno de los asustados que más aplaudió en el acto de asunción de Moyano. En la tarde televisada de La Plata. Y hasta cantó –quién iba a decirlo– la marchita tradicional. La marcha que supo ignorar olímpicamente, durante los cinco primeros años de kirchnerismo explícito.
Cantó el Furia después de abrazar al Hoffa que tanto lo asusta (conste que el Furia siempre le temió a Moyano. Casi tanto como a Magnetto).

El Líder de la Línea Aire y Sol, el gobernador Scioli, también cantaba la marchita, en la tarde de Moyano, en La Plata. Cantaba con “fe, con esperanza, siempre para adelante”. Como si Scioli fuera exactamente feliz en el canto. Sin necesitar el alarde bucal, la festiva sobreactuación, con los deditos en ve, del meritorio Amado Boudou. Es Boudou uno de los tantos sparrings que el Furia suele ofrendarle a Scioli, para cercarlo. Como Randazzo, que también cantaba, aunque se tome el cerco menos en serio.

En realidad, Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, se lleva mejor con Moyano, el proletario de Carpani, que con Kirchner, el Furia. Porque, al menos, Moyano le va de frente. Podrá condicionarlo hasta ponerle, a Scioli, el número dos de la fórmula. Un hombre suyo. Para ser en la próxima Moyano. O más arriba.
El virus de Lula está incorporado. Para desgracia de los minigobernadores del Conurbano.

Los que se sienten embocados, por partida doble. Porque los minigobernadores le temen también a Moyano, pero por cuestiones derivadas de la basura. Sienten que, si le escamotean el apoyo, van a sucumbir por los motivos originados en el mal olor.

*Extraído de www.jorgeasisdigital.com.