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soda stereo ya bate records

No nació el grupo que los reemplace

Soda Stereo ha escrito su nombre con caracteres grandes y caligrafía aplicada en el libro de la historia rockera argentina. Cinco shows en River marcan una convocatoria sin precedentes para un grupo local; si logran llenar el Monumental hoy sábado (aún quedan localidades), empardarán a los mismísimos Rolling Stones.

Sergiomarchi150
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Soda Stereo ha escrito su nombre con caracteres grandes y caligrafía aplicada en el libro de la historia rockera argentina. Cinco shows en River marcan una convocatoria sin precedentes para un grupo local; si logran llenar el Monumental hoy sábado (aún quedan localidades), empardarán a los mismísimos Rolling Stones. Lástima, Soda hubiera querido sobrepasarlos. ¿Delirios de grandeza? No, esa fue la característica que hizo del trío de Cerati, Bosio y Alberti un coloso en América Latina: subir la apuesta. En todo sentido.
Desde su resurrección a doble página, con importante sponsoreo y una gira continental prácticamente cerrada, Soda Stereo ha estado en boca de todos. Primero, en la conferencia de prensa mostrándose en vivo, esparciendo por fin un poco de música entre todo el palabrerío desatado por la reunión. Después en la previa de River, con gente durmiendo en la calle para no perderse el mejor centímetro de césped, y, ya en el estadio, con tres conciertos que fueron de menor a mayor. Lo mejor de todo fue el excelente resultado de la campaña de Missing Children realizada en las pantallas antes del show, que permitió encontrar a una nena secuestrada. Y ahora que vuelven a River para las dos últimas funciones con las que se despedirán de Buenos Aires (aunque no está dicha la última palabra), son los jugadores del club los que se quejan por el estado en el que los rockeros han dejado su querido pasto, como si fuera la primera vez que se hace un show en el estadio.
Y ahora que el ruido blanco está cerca de extinguirse aparecen dos datos relevantes. El primero es que, evidentemente, en el rock argentino no ha surgido un grupo que ocupe el lugar de Soda Stereo. No sólo por la proyección internacional sino por la dimensión artística que el trío ocupa; una propuesta de rock moderno, pulido, con buenas canciones que no apelan a la estética populista para estadios, ni requieren de rituales o folklore tribunero. A su manera, Soda Stereo es un fiel exponente de ese rock que asombraba y que iniciaba la fiesta desde el escenario y que no requería del “aguante” de la gente como si fuera un equipo que va perdiendo.
El otro dato no menos importante tiene que ver con el público, de poder adquisitivo normal (sería un exceso hablar de un público rico y una falacia sostener que son marginales), de clase media, que se ha mantenido alejado de las nuevas expresiones del rock de los últimos años. Puede que varios asistieran a algún show de Los Piojos o Bersuit, pero lejos estuvieron éstas y otras bandas de lograr la identificación generada por Soda, ni de cultivar esa tranquilidad agradable, sin una pizca de agresividad, que reinó en el campo de River durante los tres primeros shows, y que permitió el disfrute.
La enseñanza que deja Soda es que la posibilidad de otro rock, más trabajado estéticamente, con posibilidad de ser exportado y con una calidad superlativa, está latente y tiene un público que en 2008 se verá huérfano, y sin la posibilidad de la nostalgia que se habrá extinguido con el último acorde de esta reunión.