Ahora son “buenos”. La “corpo”, ¿qué “corpo”? Ahora van a TN. Ahora toman medidas que “te benefician”. Ahora dan “entrevistas”. Ahora ocultan a los impresentables (Boudou, Aníbal Fernández, Kunkel). Ahora piden que no les tengas “miedo”. Ahora.
Te compran, te venden, te traicionan, te roban, te matan. Te prometen una zapatilla y te dan la otra después de las elecciones. Te juntan los DNI en pueblos abandonados y “ya votaste”. Encubren regímenes feudales (Insfran). Negocian con líderes sindicales informantes de dictaduras asesinas (Gerardo Martínez), sostienen mafias en los gremios, en el Conurbano, en el fútbol. Regalan y cobran por YPF (Parrilli con Néstor en los 90), expropian YPF (Parrilli con Cristina) y pagamos todos. Regalan Aerolíneas, nacionalizan Aerolíneas, y pagamos todos casi dos palos de dólares por día (Recalde). Asiste al velorio del Almirante Rojas, se alía con Alsogaray, indulta (Menem), corrompe, hace caja, acumula fortunas, se asocia con Báez, baja el cuadro de Videla, juzga (Kirchner) cuando conviene.
Cuando la vuelvan a pasar, observá en detalle esa imagen. Guillermo Moreno con Martín Lousteau, en un palco, frente a la Casa Rosada. Moreno le hace a Lousteau la gráfica señal peronista de que “hay que degollar” a no se sabe qué “enemigo”. Entre Moreno y Lousteau están el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, el entonces canciller Jorge Taiana y, al lado de Lousteau, el incombustible Felipe Solá, ahora candidato en las listas de Sergio Massa, ex jefe de gabinete de Kirchner.
La “lealtad” peronista al palo. Solá fue ministro menemista, gobernador duhaldista, diputado kirchnerista, candidato con De Narváez y Macri, y ahora es un renovado massista que habla de lo duro que es enfrentar al poder en la provincia de Buenos Aires. Hace más de veinticinco años que vive de la guita pública y, si le dan el acto y la oportunidad, puede inventarse un pasado de militante en la “histórica” JP, “perseguido” por la dictadura.
El peronismo se choreó hasta el lenguaje. Son los dueños de lo “nacional y popular”, de “la patria”, “el pueblo”’, y los que acusan al resto de “golpistas”, aún cuando esa palabra los involucre y los incrimine. Conspiraron contra Illia, fueron cómplices de Onganía (Vandor) y de Videla, mandaron pibes a la muerte (los jefes montoneros), colaboraron con los “servicios”, pero siempre desde la “resistencia”. Fundaron la Triple A (López Rega), persiguieron, torturaron, extorsionaron, protegieron nazis y fascistas, amenazaron y apretaron a periodistas. Les niegan la personería a otras centrales sindicales, mandaron a matar (Pedraza), estafaron con los medicamentos oncológicos, y siguen hablando en nombre de los “trabajadore”, sin la “s”, para que se reconozca “como uno más” a “capos” sindicales, infinitamente millonarios (Cavalieri) que nunca laburaron.
Se ven la corrupción y la incapacidad de todos sus años de gobierno en la extensión de la pobreza, en la desnutrición, en el hambre, en los servicios, las cloacas, los trenes. Se sabe, es así. Pero de los treinta años desde la restauración democrática que van a cumplirse el próximo 30 de octubre, veinte fueron peronistas, en sus versiones “menemistas” - “kirchneristas”, y casi cuatro más en sus versiones “duhaldista-frepasista”. Con el voto, con el apoyo de mayorías. Y el próximo 27 de octubre esas mayorías van a tener que optar en una interna peronista.
“Cinco por uno”, se llevan cinco años de nuestra vida y te devuelven uno en limosnas, subsidios o planes trabajar. Destruyen cuando no les toca, se mantienen agazapados, viven de las fortunas que hicieron en el Estado, reaparecen, recuperan el verso de la “justicia social”, de la “revolución”, “productiva”, “liberadora” o lo que venga, y se instalan otra vez, hasta que fracasan y se “renuevan”.
Nos chamuyan, nos traicionan, nos comen la vida, nos pueden, nos tienen. ¿Hasta la victoria? Patria o suerte, veremos.
*Periodista, coordinador de los medios públicos de la Ciudad.