Barack Obama asume el 20 de enero y enfrenta tremendos desafíos: ponerle un piso a la crisis económica con un paquete de estímulo y, a la vez, mostrar que puede lidiar con los exigentes desafíos de la política exterior (de la salida de Irak a la renovada crisis entre los palestinos y los israelíes). No le será sencillo estar a la altura de las expectativas creadas durante la campaña.
América latina no está, obviamente, entre las prioridades de la nueva administración. No fue tema de campaña ni estuvo en la agenda de la transición. Sin embargo, algunas instituciones de peso vienen reflexionando sobre las relaciones entre la región y los Estados Unidos, y se han decidido a proponerle públicamente a Washington un cambio radical de perspectiva.
La primera fue el Consejo para las Relaciones Internacionales, influyente think tank dedicado a la política exterior. En el informe titulado A new direction for a new reality, argumentaron que el foco en comercio, drogas y democracia es obsoleto, y que Estados Unidos debe redireccionar su política hacia cuatro temas: pobreza, seguridad, migración y energía. En su visión, terminó la era de hegemonía norteamericana en Latinoamerica, a la que presentan como un socio comercial más importante que China, como un crucial proveedor de energía y alimentos, y como la fuente principal de inmigrantes.
Brookings Institute, uno de los principales tanques de ideas de políticas públicas de Washington, ha creado una “Iniciativa para Latinoamérica” donde se ha gestado un informe que propone un cambio notorio en las relaciones entre la región y Estados Unidos.
El trabajo es resultado de las reuniones de una comisión formada por diez latinoamericanos y diez norteamericanos, en el convencimiento de que la administración de George Bush ha generado más retrocesos que avances. Entre los latinoamericanos están Ricardo Lagos, Celso Lafer, Ernesto Zedillo y Jorge Quiroga, varios ex presidentes y ex funcionarios de renombre en América latina. No hay representantes de Argentina.
“Todos los comisionados avalaron las conclusiones. Hubo un amplio consenso entre 20 personas muy influyentes”, dice Mauricio Cárdenas, director de la Iniciativa Latinoamericana.
Dentro de este centro de pensamiento reconocen que la región ha cambiado en general positivamente y que es necesario repensar la relación. “Brookings es una marca fuerte en Washington, una voz escuchada. Además, la calidad de los miembros de la comisión y el hecho de haber intercambiado ideas con los miembros del equipo de transición de Obama garantizan que este informe tendrá impacto en la política exterior”, apunta Cárdenas.
Lo primero que sorprende es que propone comenzar a dar un giro amplio en la política respecto de Cuba. En la creencia de que hay una nueva generación de cubanos norteamericanos más permeables al cambio, sugiere sin más vueltas terminar con muchas de las limitaciones y las restricciones derivadas del embargo. Un dato electoral avalaría la posibilidad de un giro: Obama tuvo el respaldo de la mayoría de los votantes en el estado clave de Florida.
Más en general, el informe sostiene que se deben repensar las relaciones haciendo eje en 4 áreas: energía y cambio climático, inmigración, integración económica y combate del narcotráfico. De entrada se explica que la asociación es “posible y necesaria” y que los países de la región están “mejor preparados que nunca para actuar como socios confiables”. Entre las recomendaciones sobresalen: coordinar posiciones contra el cambio climático, reducir y eliminar gradualmente el arancel al etanol (un deseo de Brasil), crear un laboratorio de energías renovables de las Américas, avanzar con la energía nuclear con fines pacíficos, ir a visas temporarias, permanentes y provisionales con cuotas según la necesidad del mercado laboral, legalización de los inmigrantes ilegales sin historia criminal, facilitar las transferencias de remesas, aprobar los tratados de libre comercio con Colombia y Panamá, pasar luego de una integración bilateral a un enfoque multilateral, más énfasis y recursos para tratamientos de adictos, educación y prevención de la drogadicción
En varios sentidos, estas propuestas encubren la aceptación del fracaso de las políticas de los últimos años. En el tema migratorio se impulsa un nuevo sistema, saliendo de la concepción tendiente sólo a reforzar la frontera, muro con México incluido, y avanzar legalizando a los inmigrantes que cumplen un rol central en el mercado de trabajo norteamericano. Se propone triplicar el número de visas otorgadas actualmente (de 500 mil a 1,5 millón) y hacer un esfuerzo en el control del trabajo ilegal en las empresas. En crimen y drogas, Brookings asume que no ha dado resultados satisfactorios la política centrada sólo en el control de oferta, salvo en Colombia. Se encuadra en la nueva tendencia de trabajar preventivamente sobre la demanda, considerando al consumidor pequeño un adicto y no un criminal.
*Periodista y analista.