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apuntando a los votantes de hillary

Obama expresa “lo nuevo”

Lo más importante del mensaje de Barack Obama al aceptar la candidatura presidencial del Partido Demócrata fue el extraordinario ámbito en que se realizó: el estadio Mile High, en Invesco Field, en las afueras de Denver, Colorado, ante 84.000 fervorosos partidarios provenientes de todo Estados Unidos, integrantes de la totalidad de los grupos sociales, étnicos, religiosos y culturales de la civilización norteamericana.

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Lo más importante del mensaje de Barack Obama al aceptar la candidatura presidencial del Partido Demócrata fue el extraordinario ámbito en que se realizó: el estadio Mile High, en Invesco Field, en las afueras de Denver, Colorado, ante 84.000 fervorosos partidarios provenientes de todo Estados Unidos, integrantes de la totalidad de los grupos sociales, étnicos, religiosos y culturales de la civilización norteamericana. Se estima que el acto fue seguido por más de 100 millones de estadounidenses por televisión e Internet; y una cifra similar fue testigo en el mundo entero del mayor mitin partidario de la historia norteamericana.

Barack Obama innovó: a diferencia de la campaña interna, su mensaje no estuvo centrado en una propuesta de “cambio” bipartidario. El énfasis lo colocó en tres puntos: el eje fue la crítica ceñuda, incluso feroz, al binomio George W. Bush/John McCain, identificados como unidad política, histórica y cultural: “Creo que McCain no conoce a los estadounidenses. ¿Quién más podría proponer cientos de miles de millones de dólares de recortes de impuestos para las grandes empresas y las compañías petroleras, pero ni un centavo que alivie la situación de más de 100 millones de ciudadanos?”.

Luego, se ubicó estratégicamente en un segundo plano: “Esta noche estoy ante ustedes porque algo vibrante recorre a EE.UU. Soy consciente de que no soy el candidato más usual para el cargo. Carezco del típico pedigree. Pero esta elección es sobre ustedes”.

Por último, dejó de lado la aspiración de trascender las filas partidarias (a imagen de su admirado Ronald Reagan) y se identificó plenamente con la tradición, el programa y los líderes del Partido Demócrata: Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy y Bill Clinton. El discurso se funda en un diagnóstico político: Obama advierte que las elecciones del 4 de noviembre se han transformado en un referéndum sobre su persona, en un “año demócrata”, en que el partido de Roosevelt, Kennedy y Clinton está 20 puntos por encima de los republicanos. También sabe que está 12 puntos por debajo de su partido, mientras que McCain está 15/20 puntos por encima del suyo. Por eso los contendientes están empatados.

Obama aspira ahora a que el referéndum de noviembre sea sobre Bush (recesión, crisis hipotecaria, precios récord de los combustibles, desocupación, Irak); y también sobre McCain (el “tercer mandato de Bush”).

Ambos candidatos parecen coincidir en que el bloque que decide las elecciones de noviembre lo constituyen los 18 millones de electores que sufragaron por Hillary Clinton en las primarias demócratas; el núcleo central son los 6/8 millones de trabajadores blancos de bajo nivel de ingresos y carentes de educación universitaria, situados en los cuatro principales “swing states” (Ohio, Pennsylvania, Michigan y Missouri). Son los que componen el 27% del electorado de Hillary que en noviembre votará a McCain. Los otros grupos decisivos son las mujeres y los latinos, entre los que Hillary se impuso 2 a 1 en la contienda partidaria. Por eso McCain eligió a Sarah Palin, gobernadora de Alaska, como compañera de fórmula. Es la primera mujer que integra un ticket republicano y es la mandataria más popular de EE.UU. (más de 90% de aprobación). Es una sindicalista de familia trabajadora; fervorosa creyente; tiene 44 años, cinco hijos y un marido sindicalista. Dijo Palin: “Hillary dejó a 18 millones de ruidosos partidarios en el más alto techo de cristal de la historia norteamericana. Las mujeres de EE.UU. no estamos derrotadas; y podemos quebrar ese techo de cristal de una vez para siempre”.

Hay una nueva generación en EE.UU., constituida por los que nacieron después de 1982 (“Generación del Milenio”). Es la más grande de la historia norteamericana, mayor que los “baby boomers” (nacidos entre 1946 y 1964). Esta nueva generación votó levemente por los demócratas en su primera aparición pública (2004), y abrumadoramente por ellos (más del 60%) en las elecciones de medio término de 2006. Ahora está atrás de Obama. Es una generación embebida en la cultura tecnológica. Su educación es académica y su actividad primordial los servicios post-industriales de alta tecnología.

EE.UU. se reinventa a sí mismo cada 15 años. Por eso los pronósticos sobre su decadencia se revelan siempre prematuros (Paul Kennedy). Obama expresa “lo nuevo”, pero no sería la primera vez en EE.UU. que “lo nuevo” sea alumbrado por un hombre de 72 años; quizá McCain hoy, como antes Ronald Reagan.