Lo más importante de la falta de precisión y cuidado con la información que se trasmite no es el hecho de llegar al reconocimiento del error y a la enmienda de éste. Cuando la equivocación se hace pública, son los individuos que conforman el núcleo social los que se ven gravemente afectados y a los que la rectificación no les permitirá recuperar su imagen ante la sociedad.” La cita corresponde al artículo “El rigor: garantía para los periodistas, credibilidad para los medios y esperanza para los ciudadanos”, escrito por el catedrático colombiano Jesús Erney Torres para la revista Palabra-Clave, muy buen material de consulta por su nivel académico.
Elegí ese párrafo porque lo creo muy pertinente para introducirnos en los temas que son presentados en esta columna del ombudsman.
Encuesta. El domingo 23, el habitual panorama político de Nelson Castro llevó por título “La encuesta más temida”, y comienza con la exposición de un estudio que –dice el autor– “el kirchnerismo ordenó” inmediatamente después de las PASO, más precisamente el lunes 10. Explicaba Castro que el resultado de las internas partidarias dejó “insatisfecha, intranquila y molesta a la Presidenta”. A continuación, el columnista expone y analiza los resultados de esa encuesta. Lamentablemente, ha omitido indicar cuestiones que este diario cita de manera obligada cada vez que debe abordar un trabajo de tal naturaleza. El lector de PERFIL tuvo, en el texto de Castro, información concreta acerca de la encuesta, pero no sobre datos fundamentales de ella, como qué organismo o estructura partidaria ordenó el estudio, qué consultora se ocupó de concretarlo y la ficha técnica de la compulsa (qué universo fue consultado, en qué espacio territorial, con qué metodología, con cuántos casos, etc.). Este ombudsman se ha ocupado ya de la cuestión y –salvo excepciones criticables– el diario cumple a rajatabla con la exigencia de dar información de base, además de cifras y porcentajes.
Siguiendo el protocolo de procedimiento, pedí al autor de la columna esa información ausente, en un mail despachado ayer a sus direcciones de correo. Lamentablemente no obtuve la respuesta esperada. El rigor en el manejo de la información obliga a quienes escriben en PERFIL (y más a los periodistas del renombre del columnista) a ser cuidadosos en extremo con las normativas de este diario.
Errores sin salvar. En las ediciones del pasado fin de semana se produjeron más errores de los llamados “gruesos” que lo habitual. Los consignaré como erratas a continuación, y sugiero a editores y correctores que extremen el cuidado sobre textos y títulos para que ello no ocurra, u ocurra en menor escala. La reproducción de un diario español que ilustra esta página es una muestra humorística de cuánto mal se le hace al lector al no poner la lupa con mayor intensidad sobre lo que se publica. Sin llegar a tal extremo, estos son los gazapos detectados:
Sábado 22: en la página 41, el título superior dice “Evacúan a vecinos por crecida en el río Salado”. La segunda y la tercera persona del plural en el presente del indicativo de “evacuar” deben ir sin tilde, según lo establece la Real Academia Española. En la página 47, la volanta dice “Horror y conmoción en Martindale Martindale”. Es obvio que el nombre del country no debió repetirse.
Domingo 23: en la página 26, el título dice “Constructores denuncian atrasos $ 15 mil millones”. Hay una tendencia, en algunos sectores de este diario, a eliminar los artículos y otros recursos como si no fueran parte del idioma. Así, se titula muchas veces en un lenguaje desconocido, elemental, básico. Aquí no sólo se eliminó el artículo inicial (los), sino que se omite la preposición “por” antes de “$ 15 mil millones”. En la página 30, se menciona en la bajada el Palácio do Planalto (sede del gobierno brasileño, cuya traducción es “Palacio de la Meseta”) como “Planato”, en evidente error tipográfico. En la página 3 del suplemento Cultura, el texto al pie, siempre una cita del microrrelato, comienza con minúscula. En los títulos y otros destacados, la letra inicial debe ir siempre con mayúscula.
También ayer se observaron errores en títulos y alguna omisión en textos: en la página 6, bajada, “tenemos demasiadas diferencias” debió comenzar con mayúscula, como siempre que se trate de una cita encomillada tras dos puntos. En la página 16, causa Nisman, no se mencionan las fuertes declaraciones del juez Canicoba Corral acerca de la investigación paralela sobre lavado de dinero; así, aunque el tema había sido consignado la semana anterior en un excelente artículo de tapa de Emilia Delfino, debió ser incluido en la edición. En la página 51 se menciona la carta enviada por el Papa a la escritora censurada Francesca Pardi, pero nada se dice del contenido de la misiva, dato esencial para entender la posición de Francisco.