Ya fue dicho que los torneos cortos no entregan grandes campeones. Sirven, en cambio, para hacer trampas a la memoria y creer en premisas falsas: por ejemplo, suponer que River fue el ganador del Clausura ’08 porque estaba Ortega –sin discutir su influencia en un par de partidos– y afirmar que ahora va último porque el Burrito arrastra la sombra de lo que fue en pelados campos de la B Nacional. Es ridículo. Las culpas de River están bien repartidas. Ortega es sólo un ítem, en realidad. El Burrito no ganó solo el torneo anterior ni su ausencia es la causal del oprobioso lugar que el equipo de la banda roja ocupa en el certamen actual. Hay varias razones que trataremos de analizar, sin garantía de éxito.
Diego Simeone dejó su cargo, pero sigo pensando que lo hizo tarde. Debió haberse ido después del empate/derrota 2-2 con San Lorenzo del 8 de mayo por la Copa Libertadores. Si el Cholo hubiese leído bien esa eliminación, debió haber tomado distancia. Porque aunque esa noche se equivocó al no poner a Ortega cuando ganaba 2-0, la verdad es que, posteriormente, a River le empataron casi siempre. Y cuando van empatados, el gol lo hace el contrario. Ya lleva once partidos sin ganar, que son trece si sumamos los dos con Chivas.
Aquel partido con San Lorenzo del 8 de mayo marcó para siempre a Simeone en su vida como técnico de River. Hasta ahí, el Cholo había trabajado bastante bien, con hallazgos interesantes como la posición de Abelairas, la recuperación de Villagra y la prueba de diferentes sistemas, todos de carácter ofensivo. Hasta tipos discutidos y con boleto de salida como Gerlo eran valorados por el entrenador. Pero esa noche de la eliminación de la Libertadores lo cambió todo. Y el descenso en picada no lo modificó ni siquiera el tibio título del Clausura ’08.
Simeone también se confundió cuando decidió borrar a Ortega de un plumazo el día del festejo, después de haberle tolerado conflictos personales complicados. Ese chispazo se convirtió en incendio cuando el jugador trató al técnico de “botón”. Después, todos sabemos lo que pasó: Ortega fue a una disco, retiró su auto con una cámara encima, tocó una estructura de plástico que hizo mucho ruido, la prensa canalla dijo que “chocó contra un surtidor” y los presentadores de noticias contaron que Ariel “huyó raudamente”, cuando, en realidad, hasta respetó el semáforo en rojo de Juan B. Justo y Guatemala. Esto terminó con Ortega en Independiente Rivadavia de Mendoza. Da la sensación de que el escándalo mediático fue mayor que lo que hizo Ortega, y que eso tuvo influencia en Simeone.
En la intimidad, el Cholo dice que tomó la decisión de borrarlo porque sus compañeros ya no se bancaban tanto descontrol, y que si no lo marginaba el grupo se le iba de las manos. No hay mucho para discutir: el que convivió con el plantel fue Simeone. Y en términos futboleros, habría que ver si Ortega y su mellado genio podrían haber hecho diferencia. Si nos remitimos a lo que está entregando en Mendoza, es para pensar que no. Y es real que el Cholo supuso que la posta iba a quedar en manos de Buonanotte. Todos lo creímos, para ser sinceros. El fracaso post Beijing del Enano fue notorio.
Buonanotte está en un bajón normal para los pibes que aparecen en Primera con gran suceso. Cuando salga de esto, sabremos si está para la Selección o para que River se lo preste a algún club chico. Tiene talento para ir hacia arriba, vamos a ver si tiene el espíritu suficiente para llevarlo en la dirección correcta.
Mejor para él. Después del que acaso haya sido el mejor partido de River en esta parte del año, Simeone renunció a su cargo. Tal vez sea lo mejor para él. Este plantel –salvo algunas excepciones– ya se había tragado a Passarella. Tiene referentes que nunca están a la hora de los problemas. Abelairas, Ahumada, Augusto Fernández, Buonanotte, Falcao, Mauro Díaz, Musacchio, Bou y Ríos, por citar sólo algunos casos, son chicos del club que salieron a poner la cara en situaciones complicadas. Ojeda intentó combatir la desconfianza general, pero perdió. Tuzzio, Cabral, Villagra, Ferrari, Rosales, Salcedo, Quiroga y Ponzio son sólo una parte de la lista de los que no rindieron lo que debían rendir.
Decía que irse será lo mejor para el Cholo. Este paso por River lo perjudicó a todas luces. El dirá que no, que salió campeón después de cuatro años sin títulos. Pero sabe que el equipo “campeón” del Clausura ’08 fue el menos malo de un torneo horrible. Fíjense, si no, dónde está hoy el “campeón”.
Simeone tiene todo para ser un gran entrenador. Los años le traerán, seguramente, un aplomo que hoy no tiene. En River quedó tan expuesto que, a veces, parecía un jugador al que no dejaban entrar. Y, además, por sus ganas de llegar a lo más alto, se metió en una institución con serios problemas. José María Aguilar dice que esto es Aruba pero, por ejemplo, antes del partido con Vélez, en el club no había plata para pagar el operativo policial. En cambio, pese a que la campaña es pésima, la barra brava no hizo su aparición. Esto sería para celebrar, pero se sospecha (con mucho fundamento) que los violentos recibieron alguna dádiva para quedarse quietos.
El club sufre la peor gestión dirigencial de muchos años a esta parte, el equipo juega pésimo, quedó eliminado de la Copa Sudamericana (cruelmente, de la misma forma que de la Libertadores: le remontaron una diferencia de dos goles) y en el torneo local va último. El técnico hizo bien en irse a recuperar su carrera de entrenador.
No será para mal de ninguno, sino para bien del Cholo.