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Para ganarle a CFK hay que morder a Massa

Con las cartas echadas de las candidaturas y el inicio formal de la campaña electoral, cada una de las fuerzas redefine cuál será la mejor estrategia para conseguir la mayor cantidad de votos posible.

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Con las cartas echadas de las candidaturas y el inicio formal de la campaña electoral, cada una de las fuerzas redefine cuál será la mejor estrategia para conseguir la mayor cantidad de votos posible. La provincia de Buenos Aires concentra la mayor atención y, por tanto, los principales interrogantes a desentrañar. En ellos viene trabajando desde hace semanas Cambiemos, tanto en la Casa Rosada como en La Plata.

Contra lo que se intenta instalar en los últimos días y como se ha venido diciendo en PERFIL, el oficialismo insistirá en la búsqueda de polarizar el comicio con Cristina. Pero para tener chances de éxito sabe que tiene que morder una porción del posible electorado de Massa.

Estudios cualitativos en poder del Gobierno ratifican que la ex presidenta tiene un voto duro impenetrable del orden del 30% como piso. Tiene lógica: hace apenas dos años, el peor candidato que podía llevar CFK a gobernador sacó 35 puntos. Y encima ahora es Ella la que encabeza la boleta, que además es legislativa. De ese espacio, Cambiemos no “robará” votos, creen. Por eso vieron y ven con buenos ojos la dispersión hacia Randazzo, aunque sea escasa, con la teoría de que allí hay un votante similar, inaccesible para el macrismo.

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Con Massa, sin embargo, Cambiemos comparte el voto anti K. Macri y Vidal apuestan a la misma lógica de 2015: ser percibidos como los únicos –o los mejores– para derrotar al kirchnerismo. En Provincia, el Presidente le sacó 10 puntos al tigrense para llegar a la Rosada (32-22) y la gobernadora dobló en votos al postulante massista (40-20).

El pensamiento oficial debe atravesar, sin embargo, ciertos nudos. Uno, que el candidato Esteban Bullrich no es Macri ni Vidal, por eso la jefa bonaerense (la dirigente con mejor imagen del país) se pone al frente de la campaña. Dos, que una elección legislativa atomiza más que una ejecutiva. Y tres, que Cambiemos lleva un año y medio de gobierno, con marcado desgaste en la valorización de la gestión económica, en especial en el Conurbano.

Por ello el macrismo acentuará las críticas a Massa, con epicentro en un oportunismo poco confiable (“ventajita”) y sus similitudes con los K, del que fue Jefe de Gabinete. Ajedrez puro.