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la campaa carecio de debates y propuestas

Pobreza absoluta

Faltan siete días para las elecciones. El 28 de junio está al alcance de la mano. Una parte significativa de la población sigue mostrando un alto grado de indiferencia hacia el proceso electoral, la que es potenciada, naturalmente, por la pobreza de la campaña y la falta de debates.

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Faltan siete días para las elecciones. El 28 de junio está al alcance de la mano. Una parte significativa de la población sigue mostrando un alto grado de indiferencia hacia el proceso electoral, la que es potenciada, naturalmente, por la pobreza de la campaña y la falta de debates. El único que se dio fue el que protagonizaron el miércoles por la noche, en el programa A dos voces, cuatro de los aspirantes a diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires.
La semana comenzó con un Néstor Kirchner enojado con Clarín por la tapa del domingo en la que hablaba de una hipótesis de adelantamiento de las elecciones presidenciales para 2010. Apareció allí, una vez más, el Kirchner amenazante.
Su discurso arrancó aplausos entusiastas de la concurrencia y generó, a su vez, preocupación mayúscula en sus asesores de campaña. Tenían suficientes razones para hacerlo. Muchos de los que hasta entonces aún no habían decidido su voto tomaron una determinación: el domingo que viene no votarán por el Frente para la Victoria.
Hay, además, dos hechos para señalar alrededor de ese discurso y su circunstancia. El primero es que ese tipo de versiones que molestó al ex presidente en funciones suelen salir desde dentro del mismo gobierno.
¡Si Néstor y Cristina Kirchner supieran sólo el 10% de las cosas críticas que sobre ellos dicen muchos de sus funcionarios! El segundo punto es que, en el universo del kirchnerismo, todas esas especulaciones suenan creíbles.
Y esto tiene directa relación con lo intempestivo e imprevisible del carácter de Néstor Kirchner (algún día el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, contará los destalles que él bien conoce sobre ese amanecer del 17 de julio de 2008 en el que Néstor Kirchner había tomado la irresponsable decisión de que su esposa renunciara a la presidencia, determinación que el Dr. Fernández, luego de un arduo esfuerzo, logró revertir) y con su poco apego por lo institucional. ¿Qué otra cosa, si no, ha significado la modificación del Consejo de la Magistratura para dejar al oficialismo con una posición dominante que opera como verdadera espada de Damocles sobre los jueces?
¿O la decisión de adelantar las elecciones pocos días después de haber fustigado este procedimiento en ocasión de las elecciones provinciales en Catamarca? ¿O los superpoderes que cercenan las atribuciones del Congreso?
¿O las candidaturas testimoniales, verdadero Himalaya del disparate?
En ese discurso hubo también una alusión de furia hacia los medios que son críticos con el Gobierno. Según su visión, los medios –así en general y sin ninguna diferenciación– sólo señalan las cosas malas del oficialismo y nunca las de la oposición. Como tantas otras, ésta es una más de las inexactitudes de Néstor Kirchner. No son pocos los medios y los periodistas críticos del Gobierno que también lo son de la oposición, en donde señalan la endeblez de la gestión de Mauricio Macri, o los exorbitantes y obscenos gastos de campaña de Francisco de Narváez y los puntos grises de su crecimiento patrimonial y de su situación judicial en el tema de la efedrina, o las contradicciones de Elisa Carrió y sus disputas con Cobos.
Como corolario, Néstor Kirchner hizo referencia al caso Borocotó y su inesperado y vapuleado pase desde la oposición al oficialismo. Para el ex presidente en funciones, cuando alguien que está en la oposición se pasa al oficialismo, debe ser considerado como una persona con amplitud de miras, con espíritu de pluralidad y con vocación de construcción de consensos. En cambio, cuando quien hace esto va en sentido contrario, es decir que se aleja del oficialismo para incorporase a la oposición, merece ser descalificado.

La ausencia de internas ha hecho que, desde 2003 en adelante, cada elección se haya transformado en una interna abierta del justicialismo. Hoy esto se verifica en varios distritos. Por su dimensión, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba son los de mayor peso político. En la provincia de Buenos Aires se asiste a una lucha encarnizada.
De los encuestadores que trabajan para el Gobierno, hay uno que el martes tenía al binomio Kirchner-Scioli con una diferencia de sólo dos puntos sobre la dupla De Narváez-Solá. Allí festejaron, por otra parte, la acertada decisión de la Cámara Nacional Electoral de no habilitar la candidatura del ex subcomisario Luis Abelardo Patti. Hay que recordar que Francisco de Narváez había reconocido que la postulación de Patti le significaba la pérdida de dos puntos.
Se apresuraron. Hay algunos encuestadores que no están tan seguros de que los votos que iban a ir a Patti vayan a recalar en Unión-PRO.
Por otra parte, las diferencias que muchos dirigentes del peronismo afines a Duhalde tienen con De Narváez son incontrastables. “Mire, es muy simple: el único dirigente peronista que tiene De Narváez es Solá, a quien se ha cansado de maltratar. Así que por supuesto que el 29 va a comenzar el diálogo entre todos los peronistas de la provincia con la finalidad de ver cómo se deja atrás al kirchnerismo. Y en eso, la opción es muy difícil que sea De Narváez”, confiesa un hombre de peso dentro del peronismo bonaerense que no alberga sentimientos de cariño ni para Kirchner ni para De Narváez.
La otra incógnita que surge tiene como protagonista a Carlos Reutemann en Santa Fe.
Allí ha venido ocurriendo algo en lo que todos concuerdan: al comienzo de la campaña el ex piloto de Fórmula 1 encabezaba cuanta encuesta había, con una diferencia de significativa amplitud que llegaba hasta los 20 a 23 puntos.
Sin embargo, desde el mismo momento en que el gobernador de la provincia, Hermes Binner, se zambulló de lleno en la tarea proselitista las cosas experimentaron un cambio apreciable. En consecuencia, hoy en día hay un final cerrado.
La última encuesta que maneja Reutemann le está dando una ventaja de seis puntos.
Sin embargo, hay otras que hablan de un empate y hasta de un triunfo por escaso margen del candidato del socialismo, Rubén Giustiniani. Todos reconocen, además, que el fantasma de un futuro acuerdo con el ex presidente en funciones viene pegándole a la línea de flotación del ex piloto. “Ya he dicho y recontradicho que mi relación con Néstor Kirchner no tiene retorno, pero es evidente que hay quienes no me creen”, ha reconocido Reutemann, cuyas críticas al matrimonio presidencial se han multiplicado.
Las públicas son duras; las privadas lo son mucho más. Una de sus mayores preocupaciones tiene que ver con el uso de los fondos de la ANSES y el futuro de los jubilados. Otra hace referencia al rol del Congreso en la larga transición que habrá hasta que asuman los legisladores electos el próximo domingo.
Lo que está en juego en Santa Fe, además, es mucho más que la elección provincial: es el liderazgo del Partido Justicialista a nivel nacional y la candidatura presidencial de 2011.
Si Reutemann gana su postulación será, prácticamente, una realidad; si pierde, en cambio, será el adiós.

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En este contexto hizo escuchar su voz el gobernador de Chubut, Mario Das Neves. Según las encuestas, los candidatos a los que él apoya se encaminan a salir victoriosos de las elecciones.
Por lo tanto, ya ha hecho saber que en la conducción futura del peronismo habrán de tener voz y voto todos aquellos dirigentes justicialistas que resulten triunfadores. Eso y decir que se habrá acabado el unicazo de Néstor Kirchner es lo mismo.

En el Acuerdo Cívico y Social las cosas tampoco son fáciles. Julio Cobos está al pie del cañón participando de la campaña en Mendoza. Allí su victoria no está aún asegurada. La imagen del gobernador de la provincia, Celso Jaque, hombre del kirchnerismo, dista de ser buena, pero la de intendentes clave que lo apoyan sí lo es. Ahí está la dificultad para la lista de Cobos, que además debe hacer frente a la actitud crítica de Víctor Fayad, hombre de mucho peso en el radicalismo mendocino.

En la Capital Federal las cosas están difíciles para el Acuerdo. “Alfonso Prat-Gay no mueve la aguja”, reconocen muchos de sus dirigentes en solapada crítica a Elisa Carrió, que fue quien motorizó la candidatura.
Fernando “Pino” Solanas va en ascenso, y eso es una acechanza seria para Prat-Gay. “Ya no discutimos salir primeros, ahora nos preocupa no salir terceros”, desgrana con inquietud alguien desde las cercanías de Carrió.
A todo esto, una buena parte de la población sigue el proceso electoral con una mezcla de apatía e indignación.
Es producto de la falta de discusión, salvo excepciones, acerca de propuestas que tengan que ver con lo que le pasa a diario al ciudadano de a pie. De eso se habla poco, y lo poco que se habla es a veces tan pobre, que es como si no se hablara nada.

 

 

Producción periodística: Guido Baistrocchi.