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Pragmáticos

Peirce, Dewey y Massa. Distintas formas de pragmatismo.
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Pragmático. Así se definió Sergio Massa. Para algunos se trata de una virtud. Para otros, de un defecto. Popularmente se asocia al pragmatismo con la practicidad, poniendo foco en los fines y prestando menos atención a los medios (por ejemplo, en el caso de Massa, usar la frustrada candidatura de Matías Garfunkel para diluir la de una columnista de TN).

Pero, para entender mejor de qué tipo de pragmatismo se habla, primero habría que descartar la idea de que Massa encarna un kirchnerismo crítico, algo difícil de imaginar cuando su principal alianza partidaria es con el PRO. Al poner Massa de candidatos a De Mendiguren o a Daer lo que logra es que parte de la UIA y la CGT oficialista pasen a ser opositoras, lo mismo que si Garfunkel hubiera sido candidato, los medios que tiene con Szpolski hubieran dejado de ser oficialistas para el Gobierno. Massa podrá recién en diciembre –como dijo– decidir si será oficialista u opositor. Ya es opositor. La discusión es si la forma de oponerse de Massa será pragmática o dogmática.

Telarañas mentales. Charles Sanders Peirce, alrededor de 1880, y John Dewey, en la generación posterior, fueron los más importantes filósofos pragmatistas. Los guiaba un interés por la clarificación conceptual o del pensamiento y se oponían a la idea de que la filosofía era una sistema fijo de verdades últimas que serían respuestas definitivas a problemas estáticos. Les interesaba que la filosofía tuviera una aplicación concreta, pero no se debe reducir su pensamiento al “valor de las cosas se mide únicamente por el rendimiento práctico que éstas tengan”.

Su esfuerzo se concentraba en superar las dicotomías entre teoría y práctica para obtener un único conjunto de categorías de interpretación desde las que dar cuenta de modo integrado y simultáneo de todas las dimensiones humanas.

El pragmatismo se suma a la crítica de Marx, Nietzsche y Freud según el cual el pensamiento nunca es inocente y el concepto de verdad es inmanente al ámbito de la creencia. Pero de un modo menos extremo porque, al postular una continuidad esencial entre pensamiento y práctica, la relación efectiva entre ambos sería más adecuada, el pensamiento más eficaz y la conducta más inteligente. En su caso, el carácter experimental en oposición a la especulación metafísica.

Esta distinta forma de procesar la crítica al positivismo hizo que los pragmáticos en Estados Unidos, donde se desarrollaron, hayan sido liberales progresistas, mientras que en Europa sean antiliberales (progresistas y no).

La crítica de los pragmáticos fue a la falta de límite de la filosofía no aplicada que ha llevado a reflexiones abstrusas completamente disociadas de las nociones comunes que son útiles en el intercambio con la realidad y sin la cual la filosofía se convierte en vicio en lugar de virtud. Se podría intercambiar la palabra ideología por filosofía y todo tendría el mismo sentido.

La máxima pragmática es “toda función del pensamiento es producir hábitos de acción” (de forma más compleja: “Concebimos los objetos de nuestras concepciones considerando los efectos que pueden ser concebibles como susceptibles de alcance práctico”).

En su análisis del conocimiento, el pragmatismo puso énfasis en que los polos sujeto y objeto aparezcan relacionados de una manera natural y no problemática; dándole a la acción la dimensión primera y fundante, redescribe las operaciones cognoscitivas en términos que no disocien al sujeto del objeto. Lo mismo de Carta Abierta pero al revés.

Como método de métodos, el pragmatismo prescribe acción como vía regia del conocimiento: “Es la disciplina que corrige la fantasía exuberante, mientras está todo bien, explicamos mal, con magia; es la necesidad la madre de la invención y el descubrimiento”.

Masita. ¿Tendrá Massa la espesura suficiente para ser la síntesis entre kirchnerismo y antikirchnerismo? Hoy, la sociedad muestra más preferencia por la polarización (ver encuesta en página 2), lo que no quita que Massa pueda ganar con comodidad pero percibido como opositor. Quien sea artífice de esa síntesis tendrá que cultivar el paladar de la audiencia para que comiencen a gustarle sabores que hoy le son ajenos después de tanta pimienta. No parece Massa con la elección de sus candidatos orientado en esa dirección.

Quizás le convenga a Massa, o a sus asesores, sumar lecturas pragmáticas para engrosar sus herramientas cognoscitivas y dar batalla a la usina de intelectuales K. Por ejemplo, prestando atención a donde John Dewey dice: “El intelectualismo histórico, la visión del conocimiento propia del espectador, es una doctrina puramente compensatoria construida por hombres de inclinaciones intelectuales para consolarse de la impotencia real y social de la profesión de pensadores a la que están consagrados. (…) Han transformado el conocimiento en un esteticismo moralmente irresponsable. El verdadero contenido de la doctrina del carácter operativo o práctico del conocimiento, de la inteligencia, es objetivo. (...) No hay que huir de los hechos y de las condiciones, ni tampoco hay que acatarlos pasivamente; hay que utilizarlos y dirigirlos. O bien son obstáculos para nuestros fines, o de lo contrario son medios para su cumplimiento.”    

Para Dewey, política, ética y ciencia no son compartimentos separados. Lo moral engloba todas aquellas experiencias que son buscadas. No hay medios impuros para fines puros, un medio es siempre un momento del fin. “Llamar a un objeto un valor es afirmar que satisface o cumple determinadas condiciones (...). Es, en efecto, un juicio de que la cosa servirá.” Sintéticamente: las cualidades son efectos. Conocer implica haber estado dispuesto a dejar posesiones en pos de objetos aún no conocidos. Y descubrimiento es transformación.

Si el medio está cargado de tanto valor como el fin, deberíamos suponer que Massa pueda ser más un práctico que un pragmático, una vulgata del pragmatismo (como Menem). El mayor problema no es que el PJ pueda ir de la derecha a la izquierda, todos los partidos únicos lo tienen que hacer y hasta el PC chino también se fue de una punta a la otra. El tema es con la seriedad con que se hacen las cosas.