En uno de los ejercicios que realizamos con los grupos, les pido que dibujen un gordo atrás de una reja y pongan los elementos que los mantienen prisioneros. Surgió esto:
Alimentación: excesivo tamaño de porciones; imanes (delivery); galletitas / helado (placer por la comida); alcohol; cumpleaños y reuniones.
Movimiento: sillón (símbolo de sedentarismo y de esperar sentado que algo ocurra); control remoto y TV (sedentarismo / pereza).
Mente: antiparras (negación del problema); balanza (desequilibrio entre placer-deber; darse el gusto-cuidarse); cama (depresión); corazón roto (desencadenante, excusa para no cuidarse); mirada del otro que avergüenza o intimida para salir, participar, moverse; diferentes emociones (miedo, ansiedad, enojo con uno mismo y con la enfermedad); cerebro tachado (no tomar conciencia); mano tachada (incapacidad para pedir o aceptar ayuda).
Dos llaves permiten abrir la reja:
*Individual: la lucha del obeso contra su enfermedad, su decisión de buscar ayuda y aceptar que la obesidad tiene tres características:
a. Un equilibrio metabólico descompuesto que defiende un peso superior al normal o saludable. No se cambia, pero se controla.
b. Un centro de recompensa diseñado para obtener más de lo que nos da placer. Puede modificarse reemplazando la comida con nuevos placeres.
c. Una adaptación negativa a la gordura. Se está menos incómodo con los kilos de más que adelgazando. El 1% del problema es bajar de peso, mantenerse es el 99%.
*Social: Depende del Estado y funciona a medias. La ley sólo regula el tratamiento de la obesidad, no los desórdenes alimentarios y la prevención. La obesidad no es una cuestión de estética sino una enfermedad crónica con más de 300 comorbilidades asociadas.
Lo cierto es que por cada uno que adelgaza otros cienaumentan. Siguen faltando las políticas de alimentación y atención sanitaria.
*Médico.