Los homo sapiens aparecimos hace unos 300 mil años, llegamos a Europa y Asia hace unos 60 mil. Durante la Edad del Hielo algunos pasaron a América, dando origen a culturas que chocaron con los europeos, africanos y asiáticos que llegaron después del descubrimiento de Colón.
Se mezclaron entre sí y surgimos los latinoamericanos. Algunos lampiños, de nuestros países, se creen nobles europeos, y cuando agitan su árbol genealógico se encuentran con que asoman ancestros que tienen de “inga o de mandinga”. Algunos dirigentes indígenas exhiben una barba que delata sus ancestros españoles o galeses.
Las ideologías de supremacía racial, de los blancos que apoyan a Trump, los arios nazis, o de cualquier otra laya, son delirantes. Fuimos siempre nómades, promiscuos, nos mezclamos hasta con especies distintas, como los neardentales y demisovos.
Cuando los europeos llegaron a América se encontraron con culturas sedentarias, como la azteca y la kechua, que habían domesticado vegetales, la quinua, el maíz, la papa, y habían construido ciudades como Tenochtitlán y Teotihuacán en México, Tikal en Guatemala, Tiahuanaco en Bolivia, Machu Picchu y Cuzco en Perú. También con pueblos nómades como los comanches, los sioux, los apaches, los araucanos, que cuando adoptaron al caballo traído por los españoles formaron ejércitos ecuestres.
En América del Sur el caballo no pudo instalarse en las regiones escarpadas de los Andes o las fangosas de la Amazonía, porque se le rompían las patas. Se adaptó bien al sur de Chile, en donde lo adoptaron los araucanos. Los incas y los españoles los llamaron así usando el vocablo auca del mapudungún, incorporada al kechua, que significaba salvaje. Desde el siglo XIX se llaman a sí mismos mapuches.
En 1860 Chile inició la guerra de Pacificación de la Araucanía para terminar con el saqueo, los secuestros de mujeres, niños y animales que se producían en el sur. Algunos mapuches atravesaron los Andes, se establecieron en la Argentina, sometieron a pueblos de la pampa y atacaron a los “huincas” blancos, que habían llegado antes a esas tierras.
En 1878 los malones mapuches llegaron hasta Córdoba y Río Tercero. Argentina declaró la Guerra del Desierto incorporando los territorios que están al este de los Andes, desde el Río Negro hasta la Antártida. Si no ocurría eso Chile se habría anexado esos territorios.
Algunos dicen que fue un acto de usurpación y quisieran devolver los territorios. No piensan lo mismo los millones de argentinos descendientes de españoles, alemanes, ingleses, mapuches o tehuelches, que habitan esas provincias y se sienten argentinos.
El reino mapuche. En 1860 algunos europeos aprovechándo la difusa frontera entre Chile y Argentina fundaron el Reino de la Araucanía, con capital en Perquenco, provincia de Cautín, y proclamó como soberano al aventurero francés Orélie Antoine de Tounens. En noviembre de ese año líderes mapuches celebraron una Futa Kolloj que delimitó los territorios del nuevo reino, comprendidos por los que están al sur del río Bío Bío en Chile, del Río Negro en Argentina, las islas Malvinas y la Antártida. Los europeos ponían sus ojos en América. En 1862 Maximiliano de Austria se proclamó emperador de México.
Cuando el rey Aurelio Antonio I viajó a Santiago de Chile para pedir su reconocimiento, el gobierno chileno lo encerró en un manicomio y después lo deportó. Después de dos nuevos intentos por establecerse en la Araucanía, instaló un Reino en el exilio en París, que ha conocido ocho sucesores. Desde 2018 el rey es Frederic I, su canciller el mapuche Reynaldo Mariqueo, Conde de Lu-llul Mawidha y Caballero de la Orden Real de la Corona de Acero, que hace pocos días exigió la liberación de Jones Huala. Algo curioso: desde 2009 la provincia de Río Negro adoptó para su bandera los colores de la del Reino de la Araucanía, aprobada en el Trawun presidido por el Rey Aurelio-Antonio I en 1861.
Actualmente el Reino y varias organizaciones promueven fondos para apoyar la independencia mapuche y exigen la libertad de Facundo Jones Huala. La más importantes de ellas es The Mapuche Nation, domiciliada en Bristol, Inglaterra, cuyo secretario general es Reynaldo Mariqueo. Están también el Consejo de Todas la Tierras o Aukiñ Wallmapu Ngulam (AWNg); la Mapuche International Link de Bristol; la Association Amérique Indienne de Bélgica; el Consejo Indígena de Holanda; el Institut für Theologie und Politik y la Red Internacional de Apoyo al Pueblo Pehuenche de Alemania; la “Voz Nación Mapuche Informa” de Suecia; la Red de Apoyo a los Pueblos Indígenas de Noruega, y otras.
En Chile, según el censo del 2002 existen más de 600 mil mapuches, un tercio en la Araucanía y otro en Santiago. Las facciones más radicalizadas mapuches se organizan en la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), que reivindica cientos de atentados incendiarios contra camiones, propiedades públicas y privadas, empresas forestales, iglesias católicas, e invasiones de tierras.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en Argentina 105 mil personas son mapuches o descendientes de primera generación. El 73% de ellas vive en las provincias de Chubut, Neuquén y Río Negro.
El RAM en Argentina. El financiamiento del RAM de Argentina viene de “fondos recuperados” por la extorsión a empresas petroleras, asaltos, invasiones de tierras y el tráfico de drogas, como es normal en movimientos armados que no reconocen la legalidad del Estado. La Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) ha reivindicado más de 150 actos terroristas en Neuquén, Chubut y Río Negro. Rechazan a la religión invasora, han quemado decenas de iglesias católicas, entre ellas la Catedral de Bariloche. Eso hacen unos pocos activistas. La mayoría de los descendientes de mapuches trabajan en unidades productivas y no participan de esta organización.
Activistas de grupos de extrema cualquier cosa, monárquicos, góticos, psicodélicos o kirchneristas, apoyan a estos grupos armados, rechazados por la mayoría de los habitantes de las provincias del sur, incluidos los descendientes de mapuches, que no querrían ser expulsados de su país.
En 2014 el RAM declaró la guerra a Argentina y Chile para formar una nación propia. Dijo que atacará a los enemigos hunca capitalistas (argentinos no mapuches), sus empresas y al Estado opresor. La RAM ha expresado su rechazo a la Argentina escupiendo y quemando la bandera nacional en movilizaciones en Bariloche y en El Bolsón. Su líder Facundo Jones dijo: “Quiero seguir conversando con mis hermanos, para ver cómo entre todos podemos echar a esas asquerosas mineras, petroleras e hidroeléctricas, porque los vamos a echar a lo que sea, a sangre y fuego, si es necesario”.
En Argentina 105.000 personas son mapuches o descendientes de primera generación
En 2012 fue asesinado un mapuche, sargento de la policía de Neuquén, José Eduardo Aigo, cuando se acercó a una camioneta en la que estaban Juan Marco Fernández, hijo del intendente kirchnerista de San Martín de los Andes y dos chilenos acusados de terrorismo, Alexis Cortés Torres y Jorge Salazar Oporto. Poco después el Frente Patriótico Manuel Rodríguez y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile, asumieron la “responsabilidad política” del asesinato: “alegres y orgullosos, comunicamos hoy que nuestros hermanos Jorge Salazar y Alexis Cortés lograron salir victoriosos del gran cerco militar desplegado en su contra en las montañas de nuestro sur andino del Wallmapu (Estado mapuche)” .
Refiriéndose al crimen, Jones Huala dijo “Uno hace elecciones en la vida, es muy triste que la mayoría de los mapuches sean policías. Él eligió defender los intereses de los capitalistas, es triste, evidentemente una persona pobre que no tiene comprensión, no tiene análisis y tampoco tiene ganas de trabajar, porque para mí los policías son vagos. Yo prefiero hacer cualquier cosa antes que meterme de uniformado”.
Históricamente los mapuches no se establecieron en ningún lugar de la Argentina, son una etnia nómade de origen chileno que saqueaba, robaba ganado, mujeres y niños, para llevarlos a Chile. Esto es útil para el RAM porque como no existe un punto geográfico de referencia de su historia, puede invadir cualquier territorio que Betiana Colhuan, “Machi” del Lof Lafken Winkul, escoge como lugar sagrado. No lo hace porque en algún momento estuvo habitado por mapuches, sino porque se lo dice un dios, cada vez más aficionado a tierras con alta plusvalía.
Los territorios que ocupan no se convierten en unidades productivas, sino en bases para asaltar los lugares aledaños. Siguen la lógica de la antigua teoría de la guerra de guerrillas.
La clarividente, prima de Rafael Nahuel, activista que murió durante un desalojo, dijo en una entrevista de televisión: “somos un pueblo preexistente al Estado argentino y al Estado chileno. Estamos recuperando el territorio que nos robó el Estado argentino. No tenemos frontera de provincia ni de país.”
Uno de los Huala se crió con una tribu gótica del barrio del Abasto en la Ciudad de Buenos Aires. Si a Betiana se le ocurre que por eso es un lugar sagrado, habrá que entregarlo a los mapuches el barrio, para que puedan atacar desde allí a los vecinos.
Betiana no es una machi aceptable para la tradición mapuche, según la cual, “una machi debe tener un Tuwun (origen territorial), y un Kvpalme (descendencia familiar), un nexo que la ancle verdaderamente al territorio que habita y en el que desarrolla sus funciones. No puede elegir aleatoria y caprichosamente un lugar para asentarse ignorando y avasallando la presencia, soberanía y autodeterminación de otras comunidades”. Esto no les importa a los traficantes de tierras que quieren lotear los mejores lugares turísticos como Villa Mascardi.
En Argentina la discusión superficial de casi todos los temas no permite analizar con seriedad los problemas del país. La leyenda de que el gobierno anterior inventó al RAM para fines políticos no tiene pies ni cabeza. Sus integrantes nunca promovieron grupos armados en ningún sitio, ni comparten mitos racistas.
El problema de fondo está en que estos movimientos armados no reconocen la autoridad del Estado argentino sobre “sus” territorios y por tanto no se sienten en la obligación de colaborar con las autoridades que, desde su punto de vista, forman parte de un ejército invasor.
Cuando la gobernadora de Río Negro intentó dialogar con un grupo de estos “mapuches” fue atacada a pedradas. Solo las contradicciones insólitas a las que ha llegado el kirchnerismo en su explosión de supernova permiten explicar que algunos funcionarios apoyen invasiones que tienen intenciones secesionistas. Las declaraciones despectivas hacia Argentina de Jones Huala y la profanación de los símbolos nacionales no las inventó Macri. Son hechos concretos realizados por un grupo que quiere escindirse del país, crear un nuevo Estado y expulsar a los argentinos de varias provincias del sur.
Es demencial que el Estado argentino no preste el auxilio necesario a las autoridades locales y considere que la desmembración del país es un problema municipal. Menos comprensible en el kirchnerismo, grupo que nació en el peronismo, con una ideología nacionalista.
Además de los miembros del RAM apoyan esta idea algunos traficantes de tierras y otros despistados de buena voluntad. La historia nos dice que nada bueno sale de fomentar la violencia y la muerte, ojalá entiendan que no es bueno hacerlo.
Se anuncia una nueva ofensiva del Estado chileno en el sur que servirá para que más personas con estas ideas se asienten en nuestro territorio. Se puede consultar un documento importante en el sitio oficial del movimiento mapuche. http://puelaukache.blogspot.com.ar/2016/01/comunicado-publico-de-la-ram.html. Existe también un manual para la lucha por la independencia que está en Kutralhue: Manual de acción Mapuche; https://porlatierraycontraelcapital.files.wordpress.com/2016/07/kutralwe-_-informativo-v1.pdf
*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.