El análisis de los resultados en Occidente en los últimos meses tiene como denominador común que está ganando la alternativa menos esperada. Fue el Brexit en el Reino Unido, el rechazo al acuerdo de paz en el referéndum de Colombia, el triunfo de Trump en los EE.UU., la derrota de Matteo Renzi en el referéndum de Italia y el fracaso del populismo holandés.
Ello lleva a no descartar un triunfo de Le Pen en las presidenciales francesas, cuya primera vuelta tiene lugar el 23 de abril y la segunda el 7 de mayo.
La mayoría de los sondeos y los expertos sostienen que ella no puede ganar en la segunda vuelta. Pero asumiendo que ése sea el escenario más probable, no implica que su triunfo sea imposible.
Ello lleva a analizar qué sucede si ella gana.
En primer lugar, si el 23 de abril la primera vuelta queda entre la candidata del Frente Nacional y la de Macron, que se presenta como “el extremo centro”, ello implica que por primera vez en décadas las dos fuerzas tradicionales de la política francesa, los republicanos y los socialistas, habrán quedado fuera de la elección del 7 de mayo. Esto ya evidencia una fuerte crisis en la política francesa, gane quien gane en la segunda vuelta.
Pero si entonces gana Le Pen, ello implica una crisis de la Unión Europea (UE) más grande que la provocada por el Brexit.
Ella hace campaña proponiendo el Frexit, explícitamente, es decir la salida de su país de la UE, como ha decidido el Reino Unido. Pero a ello suma la salida del euro, al que no pertenecían los británicos.
Asesores de la candidata del Frente Nacional mantuvieron consultas telefónicas en las últimas semanas con economistas argentinos, para consultar cómo fue el mecanismo de salida de la convertibilidad entre fines de 2001 y comienzos de 2002.
Le Pen dice que Francia volverá al franco y abandonará el euro. Ello plantea la gran cuestión: qué sucederá con la deuda externa cuyo valor se acerca al del PBI y con las obligaciones internas, contraídas ambas en euros.
El cambio de la deuda interna de euros a francos es una crisis importante, que se parece a la “pesificación” de la deuda interna argentina a comienzos de 2002. Pero el abandono del euro implicará el default de la deuda externa.
Si Francia entra en default, ¿cuáles pueden ser las consecuencias globales?
Hemos visto en los últimos años cómo el riesgo de un default de Grecia puso en una situación difícil al sistema financiero europeo. La misma situación en la segunda economía de la UE, que es la quinta del mundo, puede tener un efecto difícil de prever, pero no de imaginar.
Como dijimos, ésta es la gran diferencia con el Brexit, ya que la libra es la moneda del Reino Unido, y no el euro.
Pero los efectos políticos no serán menores. Tanto Trump como Putin celebrarán el resultado electoral. Le Pen ha explicitado públicas simpatías por ambos, quienes parecen ver ventajas políticas y económicas en una Europa más débil.
Los partidos populistas europeos, como la Liga Lombarda y el Movimiento Cinco Estrellas de Italia, Afirmación por Alemania en este país, el UKIP británico, los populistas austríacos, que perdieron la segunda vuelta de la elección presidencial, lo derrotados recientemente en Holanda, entre otras fuerzas, que han expresado simpatías por Le Pen, verán el hecho como una victoria propia, como los líderes moderados europeos vieron el resultado holandés con dicho ánimo.
En política exterior, la UE quedará sin presencia permanente en el Consejo de Seguridad de la UN, ya que sólo el Reino Unido y Francia tienen esta condición junto con EE.UU., China y Rusia. Queda una Europa sin poder de decisión en los conflictos globales, al perder el derecho a veto, que en el Consejo de Seguridad sólo tienen París y Londres.
En lo militar, queda una Europa sin poder nuclear, dado que el Reino Unido y Francia son los únicos dos países del continente que tienen armas de este tipo.
También queda una Europa sin capacidad de proyección militar fuera de sus fronteras, la que sólo tienen las Fuerzas Armadas británicas y francesas. Alemania es la primera economía de Europa y la cuarta del mundo, pero sin armas nucleares ni capacidad de proyección militar.
No sólo sería una Europa diferente, sino también un mundo distinto. De ser derrotada Le Pen, se mantendría el statu quo, quizás el mejor de los escenarios posibles.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.