Hoy, seis de enero, no está demás desearles feliz Día de Reyes. Si bien los adultos sabemos que los Reyes Magos no existen y que no podemos esperar regalo alguno de esta lacra universal mal llamada civilización, pidamos paz. ¿Acaso no es el gran regalo al que todos –salvo deshonrosas excepciones– aspiramos? Pero nada. A pesar de los festejos aquellos de 2000, cuando los más maravillosos fuegos artificiales del mundo iluminaron el cielo para pedir paz. Y el mundo, a todas luces, se creyó eso de fuegos, no así lo de artificiales. Lo festivo le resultó más bien un no redituable estorbo.
Pero volvamos a lo nuestro. Hoy, para los cristianos, es Día de Reyes, y para todos quienes siguen el calendario gregoriano, cualquiera o ninguno sea su credo, la de anoche fue la doceava noche que hasta Shakespeare celebró. Una vez más ha concluido ese tiempo de descuento que en otras épocas se llamó “calendas griegas”. Hemos llegado al punto de inversión del curso solar. A partir del solsticio de diciembre hubo un hiato de doce días que los romanos aprovecharon para celebrar y beber y entregarse a la orgía, porque estaban fuera del calendario. Era la fête des fols del medioevo, el tiempo detenido porque el sol, habiendo completado su ciclo, esperaba que la luna reiniciara el suyo. Se acaban hoy por lo tanto las fiestas de invierno de la antigua Europa y se retoman los quehaceres.
Por supuesto hay muchos que no olvidaron en estos doce días fastos sus obligaciones o quehaceres, ni siquiera en la noche de Año Nuevo.
Nuestro ex presidente, hoy consorte, recién el 31 volvió de Colombia con los brazos vacío después de la FARCsa. Y los pobres rehenes no tuvieron ni un segundo de descuento, y la desesperanza volvió al corazón de los nominados y también al de la ciudadana de origen francés, Ingrid Betancourt (la farsa del niño Emmanuel es otro tema). Pienso ahora que un lindo regalo, si no de Reyes al menos de presidentes, habría sido por parte de Nicolás Sarkozy, ya que andaba de paseo por la zona, el haberse dado un saltito hasta Somalia para apoyar a nuestra Pilar Bauzá.
Aprovechando al menos esos días que le sobraban del calendario. Noblesse oblige.