Según datos de Diagnóstico Político, durante el primer semestre de 2016 hubo 3.241 piquetes en todo el país, lo que representa un leve aumento del 2%, comparado con igual período de 2015. Esto demuestra que la cultura del piquete sigue fuertemente arraigada y vigente en la Argentina.
En el análisis geográfico, la Capital y la provincia de Buenos Aires concentraron el grueso de los bloqueos: 33% del total. Esto resulta lógico por varias razones: por un lado, Buenos Aires es la provincia más populosa y problemática desde el punto de vista social. En tanto, Capital es sede de las autoridades nacionales, hacia donde suelen trasladarse manifestantes de todo el país. Y allí se posa el mayor foco de los medios de comunicación, lo que es aprovechado por los que protestan.
En cuanto a los protagonistas de los cortes, los trabajadores estatales lideraron ampliamente la tabla, con 1.063 bloqueos. Los principales disparadores fueron las complejas paritarias y los despidos en el sector público. Pero también hay que tener en cuenta la estrategia de las centrales sindicales opositoras contra las políticas de “ajuste” de Mauricio Macri.
Las organizaciones sociales (514) aumentaron su incidencia en el espacio público, con la escalada inflacionaria y la radicalización política de muchos de esos grupos como trasfondo. Un poco más atrás se ubicaron los vecinos autoconvocados (492), quienes habían liderado la grilla de piquetes en 2015. Por su parte, los grupos de desocupados (410) experimentaron un alarmante crecimiento, sobre todo en la provincia de Buenos Aires.
Uno de los casos más llamativos en cuanto a protestas ha sido el de los taxistas, que realizaron varias jornadas de bloqueos simultáneos en la Capital para manifestarse contra Uber. En el interior del país, las provincias más conflictivas fueron Santa Fe, Santa Cruz, Neuquén, Río Negro, Entre Ríos, Jujuy y Tierra del Fuego. Mucho influyeron en las patagónicas los graves conflictos con estatales y la crisis del sector petrolero.
La estrategia del Gobierno de afrontar la problemática de los piquetes a través de un protocolo evidentemente ha fracasado. Es hora de barajar y dar de nuevo de manera urgente, para evitar que la nefasta cultura del piquete se siga afianzando en la Argentina.
* Director de Diagnóstico Político.