Debate presidencial 2019. Ballottagge entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri. De un lado, un montón de Axels Kicillofs, que orinaron sobre las estadísticas mientras fueron gobierno, compilando cerca de ella los horribles datos oficiales de la economía de Cambiemos. Desempleo en dos dígitos. Menos PBI que en 2015. Más pobres. Enfrente, un equipo de Lauras Alonsos, que pinchan cualquier investigación sobre conflictos del oficialismo en la Oficina Anticorrupción, resumiendo toda la mugre del kirchnerismo que expuso la causa de los cuadernos. Dichos de José López. Confesiones de empresarios. Propiedades de Daniel Muñoz en el exterior.
Todo lo que no sea la semana que viene en la Argentina es ciencia fi-cción, pero la campaña mirá-el-afano vs. mirá-la-malaria ya está lanzada a full. Esta semana, de hecho, hasta coincidieron la publicación del auto de procesamiento de la ex presidenta y los empresarios por el Uber-coimas con el auto de ajuste y estancamiento que presentaron el ministro de Economía y su equipo en el Congreso sobre los números del año que viene.
La mesa está servida y el combate será para ver quién termina resistiendo con más aguante: si la ex presidenta deambulando en juicios orales, pero sostenida en que se cumplieron varias de las plagas que anticipaban sus spots del 2015 (despidos, tarifazos y FMI); o el actual mandatario, sopapeado por la recesión con alta inflación, pero tirando “soy piloto de tormentas” y “no olviden el contrafáctico de Venezuela que tiene el 85% de pobreza”, como lanzó sin ponerse colorado Nicolás Dujovne en la Comisión de Prsupuesto y Hacienda. A este ritmo, el PRO va a terminar cambiando el búnker de Costa Salguero por uno en Comodoro Py, y Unidad Ciudadana va a llevar su centro de cómputos de la cancha de Arsenal al Indec.
De todas maneras no pueden descartarse sorpresas para todos los gustos. Una. ¿El peronismo será poliamor o intentará tirar por la ventana a la ex mandataria y votar su desafuero? Otra. ¿Puede Cristina Kirchner, que negó cualquier cambio sobre el aborto pero se deconstruyó y votó a favor en el Senado terminar siendo también la candidata del incipiente Partido Feminista que están empujando referentes históricas de ese espacio, y así romper su techo de intención de voto? Otra más. ¿Llegará Mauricio Macri a los comicios en un repunte de la actividad económica más fuerte del que se prevé por un descomunal salto del campo, un despegue de la construcción que tiene los costos hiperlicuados o por un shock de créditos Argenta, que en agosto fueron casi 74 mil (contra 49 mil de junio) y la Anses dice que tiene que ver con refacciones y no con tapar agujeros porque los jubilados no llegan a fin de mes? Sí, es todo género fantástico visto desde hoy, cuando recién está empezando a sentirse el impacto de la megadevaluación en los indicadores sociales y más allá de cuánto soportan los presidenciables lo relevante es cuánto aguanta la calle.
Igual, si de bancar los trapos se trata, nada como el comunicado que envió el Banco Macro el jueves a la Bolsa de Comercio para desmentir que haya habido decenas de viajes de valijeros K a Uruguay en aviones y helicópteros de la empresa. Para hacerlo, apelaron a toda la inocencia que existe en el mundo. En una nota firmada por Jorge Scarinci, responsable de las relaciones con el mercado, la entidad niega todo, pero admite que una vez, en diciembre de 2012, el financista del kirchnerismo Ernesto Clarens, “a quien directivos del Banco conocen puesto que fue accionista de Citicorp Sociedad de Bolsa junto con Citibank Argentina y Banco Macro SA” tuvo una “urgencia familiar” y se le “facilitó viajar como único pasajero” en un avión desde el Aeropuerto de Punta del Este que justo “volvía a su base de operaciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por lo que dicho viaje no generó ningún costo”.