Periodistas y académicos anuncian tiempos de cambio. La llegada de Mauricio Macri en Argentina, el triunfo de la coalición opositora en Venezuela, el gobierno de Tabaré en Uruguay así lo indican. Pero, ¿auguran un gobierno mejor? En nuestra región, los líderes monopolizan el escenario político. Sean populistas, autócratas o demócratas de izquierda o de derecha, tienden a concentrar poder.
Estos líderes curvan la historia. Desde el neoliberalismo de Menem o Fujimori hasta el estatismo de Chávez, ellos han sido motores de cambios políticos. Ante este panorama, emergen varias preguntas: ¿cuáles son las condiciones políticas que promueven el surgimiento de distintos tipos de líderes? ¿Qué configuración político-institucional explica la concentración de poder en el titular del Poder Ejecutivo? ¿Por qué líderes elegidos democráticamente perjudican la democracia desde el poder? ¿Existe alguna relación entre el grado de institucionalidad del sistema de partidos y la emergencia de distintos tipos de líderes?
Con estas preguntas iniciamos un estudio comparativo sobre líderes políticos cuyas conclusiones fueron plasmadas en el libro Latin America’s Leaders, publicado en 2015 por ZED Books. En nuestra investigación realizamos 285 entrevistas con líderes en cinco países: Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela. Las entrevistas derivaron en largas charlas con ex presidentes, ex vicepresidentes, vicepresidentes en ejercicio, alcaldes, legisladores y dirigentes partidarios.
El análisis del material indicó la existencia de dos grupos muy diferentes: en Argentina, Ecuador y Venezuela, el análisis de las presidencias de Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa y Hugo Chávez dominaba las conversaciones. En Uruguay y Colombia, los entrevistados analizaban el liderazgo político junto con el rol de los partidos políticos, las instituciones del Estado y los procesos históricos. Esta diferencia muestra que el personalismo y el populismo prevalecen en países donde el grado de institucionalidad del sistema de partidos es débil. Ello significa que ese sistema está poco estructurado, los partidos no tiene mecanismos de ascenso y cooptación transparentes o su base programática está escindida de la acción política. Por el contrario, los otros dos casos, especialmente Uruguay, muestran que los partidos tienen un rol fundamental respecto a la formación democrática de sus dirigentes y el monitoreo de sus actividades en el poder. Si bien existen diferencias importantes en cuanto a la institucionalidad partidaria entre Colombia y Uruguay, en ambos casos los líderes siguen reconociendo como elemento central de la democracia la constitución estable de partidos políticos.
Los datos recogidos nos llevaron a articular una tipología de líderes basada en tres elementos: el contexto político, los recursos del liderazgo y su impacto en la calidad de la democracia. Estos elementos forman tres dimensiones de liderazgo: la relación entre el líder y el Estado de derecho, los esfuerzos del líder para formar consenso o provocar polarización y la forma de incrementar su poder. La tipología mide calidad democrática en relación con la actitud de los líderes hacia las reglas (obedece, desafía, manipula); hacia la oposición (polariza, tolera o crea consensos) y hacia el poder (comparte, concentra o usurpa).
¿Cuál es el objetivo de esta tipología? Monitorear el comportamiento político con el objetivo de promover la democratización de los líderes. Ese monitoreo debe ser amplio y con un alto grado de involucramiento ciudadano. Así, se podría apreciar si el presidente obedece la ley o la manipula, crea consenso o polariza, comparte o usurpa poder. La democracia se defiende sólo con más democracia, y no hay democracia sin demócratas.
*Universidad Torcuato Di Tella.
**Saint Louis University/Madrid Campus.