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Secretos de familia

Si no se destapaba el caso Triaca, nada hubiera cambiado y el macrismo hubiera seguido nombrando parientes. El tema Moyano.

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BASTIÓN, Hugo Moyano. | Dibujo: Pablo Temes

El diccionario de la Real Academia Española define el nepotismo como la “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones de empleos públicos”. Por lo tanto, el nepotismo es exactamente lo opuesto a la meritocracia. La historia está plagada de casos que ilustran acabadamente los males derivados de esta práctica que, en general, está estrechamente ligada a la corrupción. Se trata de una práctica de tipo universal que atraviesa todas las instituciones: políticas, sindicales, empresariales y eclesiásticas. El papa Calixto III, de la familia Borgia, hizo cardenales a dos de sus sobrinos. Uno de ellos, Rodrigo, terminó siendo el papa Alejandro VI. Este tuvo una amante, Julia Farnesio, a cuyo hermano Alejandro designó como cardenal y que luego sería el papa Pablo III.  

La práctica de este mal hábito tiene una larga historia en la Argentina. El kirchnerato y el menemato han sido prolíficos en sus aportes a la casuística. Por eso es que lo que originó y destapó el caso que involucra al ministro de Trabajo afecta a este gobierno tan fuertemente. Tiene que ver con el discurso del cambio que esgrime permanentemente el oficialismo. Y lo que se vio es que, de no haberse destapado el hecho,  nada habría cambiado.

Otros tiempos. Según la historia lo narra, en un momento dado, el entonces gobernador de Córdoba, Amadeo Sabattini, se enteró de que uno de sus parientes era empleado de planta en la administración pública municipal de la capital provincial. No dudó en pedirle la renuncia. Lo hizo con una frase lapidaria: “Mientras yo sea gobernador no puede haber dos Sabattini viviendo del presupuesto; y a mí me votó el pueblo”. Su pariente renunció de inmediato.

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En el Documento de Trabajo N° 47 del Centro de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), firmado por María Page en agosto de 2010 se lee que en las provincias de Corrientes, Chaco, Mendoza, La Pampa y Santiago del Estero las leyes que regulan el empleo en la administración pública provincial promueven el nepotismo, ya que establecen situaciones a través de las cuales el empleo público podría llegar a transformarse en algo hereditario. En todos estos casos, la ley que rige el empleo público prevé que cuando un agente cesa en sus funciones por fallecimiento o debe renunciar a su “cargo por enfermedad o accidente, si es la única fuente de ingreso familiar  y la baja no le    permite acceder a los beneficios previsionales, el Poder Ejecutivo provincial puede designar en su lugar al cónyuge, a un familiar de primer grado de consanguinidad o a quien sea sostén del grupo familiar (Ley 4.067 de la provincia de Corrientes, art. 23; Ley 643 de la provincia de La Pampa, art. 31; Ley 2.017 de la provincia de Chaco, art. 13; Decreto 560/1973 de la provincia de Mendoza, art. 90, y Ley 5.642 de Santiago del Estero, art, 81).

En la reunión del gabinete que encabezó Mauricio Macri luego de regresar de su visita de difícil final –la reunión con el presidente de Francia, Emmanuel Macron no estuvo adecuadamente preparada y fue tensa– las preguntas a Triaca fueron muchas. El clima de enojo sobrevoló a todo lo largo del verdadero interrogatorio al que fue sometido el ministro. El enojado era el Presidente, quien, insatisfecho con el pedido de disculpas de Triaca, fue el que tomó en soledad la decisión de ordenar la renuncia de todos los familiares de funcionarios políticos de su gobierno, nombramientos que, se vio, no eran pocos. “El Presidente está insatisfecho pero se trata de malestar generado por la impotencia que generan errores no forzados. Las derivaciones del caso Triaca pegaron en toda la primera línea del Gobierno”, reconoce un funcionario con despacho en la Rosada, quien agrega: “La verdad, no nos dimos cuenta de las consecuencias para poder apagar el incendio; el audio a su empleada es lo de menos, las disculpas y los gestos pasaron por alto el tema SOMU”.

El golpe de efecto de la decisión presidencial sirvió para calmar a un sector afín de la opinión pública que de a poco se va acostumbrando a tragarse esos sapos. A pesar de ello, la caída de la imagen presidencial y del Gobierno es fuerte. Y eso a Macri lo puso de muy mal humor. Triaca siente que lo que le sucedió es producto de un contragolpe de Hugo Moyano. “El ministro la va a tener difícil en la paritaria.  En el Gobierno no le van a dar ventaja a Moyano, yo creo que sin arriesgar los resultados, al gordo lo van a dejar transpirar un poquito más de la cuenta”, agregó la fuente.

Otro caso. Los gestos políticos no terminaron ahí. Con algo menos de repercusión pública y política pero mucho de inverosimilitud, le llegó el turno al ministro de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere. Una fuente que está al tanto de la investigación interna sostuvo que el ministro no tenía la convicción de devolver absolutamente nada. Ocurrió que la Oficina Anticorrupción le estaba pisando los talones de la ética. Recién entonces fue cuando el ministro tuvo que salir a montar el show altruista de la devolución. Hay una diferencia significativa con Triaca, quien, a pesar de haber estado falto de reflejos para evitar que el tema le explotara en la cara, es querido por  todo el mundo dentro del Gobierno; en cambio a Etchevere no lo quiere casi nadie. “Se salvó porque una vez advertido logró maniobrar a tiempo”. Fuentes cercanas a la Sociedad Rural aseguran que no se puede avalar la coartada del ministro, el pago del bono no solo llegó a destiempo –o en tiempos muy finos respecto a su designación–, sino que recogió opiniones muy contrarias en miembros del interior del país. Los que lo conocen bien y lo han sufrido hablan de un hombre encantador de la sonrisa para afuera, pero muy ambicioso.

Camiones. El principal problema que tiene Hugo Moyano no es el Gobierno. Tiene razón en endilgarle a Macri su presente actitud de lejanía, absolutamente opuesta  a la que tuvo en 2015, cuando llegó a compartir con el líder camionero la inauguración de un busto de Perón en plena campaña electoral. Una de las pocas dirigentes coherentes al respecto ha sido Graciela Ocaña, que siempre lo tuvo al hoy presidente de Independiente en la mira. Pero para Moyano, su problema mayor es la decisión de jueces y fiscales de hacer ahora lo que es, ni más ni menos, su trabajo: investigar. Y esto es producto, también, de lo que le está pasando en una parte significativa de la sociedad, harta de la corrupción y del  patoterismo como vía de acción política.