Mientras esto escribo, ha comenzado ya hace unas horas el paro del campo que ha dividido a la Mesa de Enlace que, por primera vez desde 2008, registra la ausencia de la Federación Agraria.
—Algunos opinan –arriesgamos– que la gente del campo no debería ir al paro.
En la tarde de calor sofocante, Etchevehere revuelve el hielo de su copa de agua y reflexiona:
—Sí, ya hemos escuchado al jefe de Gabinete diciendo que éste es un paro político pero quiero aclarar, en primer término, que éste es, en cambio, un paro consecuencia de las políticas que aplica el Gobierno. Y, por otro lado, no vemos por qué los productores agropecuarios no podemos opinar acerca de las malas políticas y de los malos políticos.
“Como ciudadanos, tenemos el derecho constitucional de premiar con el voto a aquellos funcionarios que cumplan con sus promesas electorales y realmente brinden servicios a los ciudadanos durante sus mandatos. Del mismo modo, castigar con el voto a los malos funcionarios que delincan, mientan o maltraten los bienes y los recursos públicos –Etchevehere apura el agua y el hielo–. Tenemos entonces todo el derecho de meternos en política, criticar a los malos gobiernos y ejercer cada día nuestros derechos ciudadanos”.
—Es cierto. Pero volviendo a las últimas horas (casi sin ingresos en Liniers), ¿puedo preguntarle qué consecuencias va a tener este paro?
—Bueno, esperamos que traiga una toma de conciencia por parte del Gobierno (que está en sus últimos meses de gestión) y revierta los daños que ha causado en estos últimos 12 años aplicando políticas que han sido manifiestamente perjudiciales para las producciones en Argentina, a pesar de que nosotros venimos lanzando advertencias en ese sentido desde el año 2005/2006…
—¿Por ejemplo?
—Bueno, que las consecuencias del cierre de exportaciones, la excesiva presión impositiva, la intervención de los mercados, las prohibiciones de importar y exportar iban a ser perjudiciales a la producción. El Gobierno desoyó esas advertencias y las consecuencias productivas han sido nefastas. En Argentina han desaparecido miles de productores, hay frigoríficos cerrados, vastas zonas de la Patagonia abandonadas porque la actividad ovina no es rentable y así podemos dar muchos ejemplos en varias economías regionales. Entonces, uno de los efectos esperados es éste. Otro, dejar claro ante la opinión pública que, a pesar de que los productores estamos recibiendo un precio por debajo del costo de producción, esto no se refleja en la baja de los alimentos. ¡Todo lo contrario! Es decir que, a pesar de recibir los productores un precio de quebranto, los consumidores pagan cada vez más caros los alimentos como consecuencia de esas políticas que lleva adelante el Gobierno.
—Si sacamos algunas cuentas, es interesante observar que hace ya siete años la Mesa de Enlace tenía sus cuatro patas y hoy falta nada menos que la Federación Agraria…
—Sí, hace siete años la famosa Resolución 125 hizo que se creara la Mesa de Enlace donde, desde un primer momento, se trabajó sobre las coincidencias e hizo que las entidades representáramos (de una manera más eficiente) a los productores. Se formaron lazos de confianza, nos hicimos amigos entre los dirigentes y los productores de diferentes entidades y esto, en aquel momento, fue muy bien recibido no sólo por la producción sino por la opinión pública. Usted recordará que, en un principio, lo que comenzó como un reclamo impositivo luego se transformó en un canal de protesta de la opinión pública en general. También hablábamos de la necesidad de que se cumpliera la Constitución, hubiera división de poderes, una Justicia independiente, organismos de control fuertes… Hablábamos mucho de federalismo…todas cuestiones que todavía están pendientes…
—Bueno, el Gobierno sigue sin dialogar con ustedes, los dirigentes del campo, ¿no?
—Desde aquel momento, nunca más recibió a los dirigentes del campo… Como usted recordaba, han pasado siete años. Problemas no faltan pero están en todo su derecho (si no quieren) de no recibir a los dirigentes del campo pero lo que, en cambio, sí es obligación del Gobierno es solucionar los problemas que sufre en este caso la producción, como ocurre en cualquier otro sector de la economía. Y con respecto a la Mesa de Enlace en la actualidad… bueno, sí, me sorprendió la decisión de la Federación Agraria al no formar parte de esta acción puesto que la habíamos organizado juntos. Las cuatro entidades nos habíamos puesto de acuerdo: productores chicos, medianos y un poco más grandes… así es que, en realidad, esto nos impacta negativamente a todos y habíamos decidido realizar una jornada de concientización y anunciar juntos este cese de comercialización… lamentablemente tomaron esa determinación y no nos corresponde a nosotros juzgarlos, y esto seguramente será motivo de debate interno de esa entidad…
—Posiblemente, si Bussi no hubiera terminado su mandato como presidente de Federación Agraria, esto no hubiera ocurrido, ¿no?
—En efecto. Con Bussi esto no hubiera pasado. En línea con lo que hablábamos, éste no solamente es un paro de comercialización para protestar contra las políticas que aplica el Gobierno y, al mismo tiempo, comunicar a la opinión pública lo que ocurre con la producción, sino que es también un aviso hacia el futuro, un llamado y una señal al futuro. ¿Qué quiere decir esto? Tenemos que aprender de los errores y queremos decirles a los candidatos a cualquier cargo electivo (gobenadores, presidentes, lo que sea…) que no cometan el mismo error en el que ha caído este gobierno. Si pretenden tener resultados diferentes de parte de este sector nuestro tan dinámico para la economía argentina, hay que hacer exactamente lo contrario de lo que viene haciendo este gobierno. Ha quedado demostrado que esas políticas no sirven porque, en el mismo tiempo en que fracasan dentro de la Argentina, otras políticas resultan exitosas en los países competidores vecinos a nosotros. Me refiero al Uruguay, al Paraguay, a Brasil y a Chile, que están con los mercados abiertos, tienen moneda estable, carecen de inflación, se respeta la ley y se puede exportar. Todo esto hace que ingresen divisas, que los bancos centrales cuenten con más reservas, que los alimentos se ubiquen en un valor acorde con la canasta familiar local y que haya pleno empleo en todos estos lugares. O sea que Argentina ha seguido un mal camino y esta política tiene consecuencias negativas. Todavía estamos a tiempo (depende de quién gane las elecciones, claro) de que esto se revierta ya que la demanda internacional (aun cuando algunos precios hayan bajado) sigue muy firme.
—Bueno, uno de los cambios que han ocurrido (además de la Mesa de Enlace) es que, en 2008, la soja cotizaba a 511 dólares y hoy, si no me equivoco, está a 360, ¿no es así?
—Esto es real pero también recordemos que, en la época de De la Rúa, estaba a 180. Mire, 360 dólares no es mal precio. Todavía es rentable para los uruguayos, los paraguayos y los brasileños. Si nosotros no tuviéramos la presión impositiva y las retenciones establecidas en Argentina, sería rentable para el productor argentino y lo incentivaría para producir más.
—A esto se suma la crisis de los productores lecheros, ¿no es cierto? Aun los que no somos del campo recordamos que el tambo era una institución de familia…
—Sin duda. Este es un problema económico pero, sobre todo, social. De cada tambo depende el trabajo directo de tres o cuatro familias y diría que, ¡más que trabajo, es un oficio! Han desaparecido más de siete mil tambos en estos últimos años y son actividades a las que es muy difícil regresar. Por eso insistimos en que estas políticas han causado daños tangibles. Es increíble que, a esta altura, el Gobierno no advierta (pudiendo hacerlo) las consecuencias negativas de las políticas que ha aplicado. ¡No entendemos cómo se permite que sigan sufriendo esas miles de personas que han quedado sin trabajo! Muchos han tenido que emigrar a los grandes centros de pobreza porque no se ha querido revertir el daño producido al aplicar estas medidas.
—A los tamberos se les paga $ 3,20 el litro de leche, ¿no es así? ¿Cuál sería la cifra adecuada?
—Cuatro pesos. Y estamos hablando de ochenta centavos por litro cuando sabemos perfectamente lo que pagamos el litro de leche en el supermercado. Le explico: no es el mismo litro de leche que nosotros vendemos el que se vende en un sachet. De nuestro litro de leche sacan, aparte, manteca, yogur, quesos y otros derivados lácteos. O sea que, tranquilamente, sería posible que las usinas pagaran un precio rentable al productor para producir más. Fíjese que, independientemente de que pueda haber leche y derivados más baratos en la Argentina, se podría
exportar, generar divisas, estimular inversiones etcétera.
—Sin pertenecer al campo es fácil recordar que, antes, toda la familia se ocupaba del tambo y hoy las circunstancias deben provocar también una crisis social…
—Sobre todo, eso mismo. La peor crisis es la social porque la gente se queda sin ese trabajo. Un oficio que se aprende de generación en generación. Al faltar, reitero, obliga a emigrar a grandes centros de pobreza en busca de alguna tarea que lo reemplace. Mire, solamente con las economías regionales hoy están en peligro un millón quinientos mil puestos de trabajo en diferentes provincias argentinas. En el tema de la fruta hay 70 mil familias involucradas en el valle del río Negro. La vitivinicultura en la zona de Mendoza. El citrus en el litoral. El tema del tabaco, del poroto en Salta. La yerba mate en Misiones y Corrientes… O sea, todas actividades que dispensan una altísima cantidad de mano de obra y que hoy corren peligro por la tozudez gubernamental de no querer cambiar lo que ha demostrado ser un fracaso
—Entonces, como hombre de campo, Etchevehere, cuáles serían para usted las medidas más urgentes?
—Bueno, ¡ya mismo sacar las retenciones! ¡Sin perder un minuto más! No tienen razón de ser. Del mismo modo, sacar los permisos de exportación. Esto les daría previsibilidad a actividades que son de alto riesgo, de alta inversión y a largo plazo. Esas dos medidas facilitarían la situación. Además, dependiendo de cada economía regional, hay cuestiones más específicas como devolución del IVA, financiación de exportaciones, corresponsabilidad gremial en el caso de los campos del sur, de la Patagonia. Le repito: son cuestiones específicas que también facilitarían la situación, pero lo grueso es lo que mencionamos al comienzo de esta charla.
—Además, con las recientes inundaciones en Córdoba o Formosa, ¿qué consecuencias de pobreza inmediata pueden provocar?
—Más allá de nuestra solidaridad con todos los habitantes que han sufrido los excesos de lluvia y han perdido sus casas desde el punto de vista productivo, tenemos información de que hay 700 mil hectáreas afectadas por las inundaciones que, obviamente, no van a producir este año. Para esto generalmente pedimos las emergencias indispensables para suplir la falta de ingresos que van a padecer esos productores.
—Volviendo al momento que estamos viviendo, en sus declaraciones usted señaló que en relación con este paro se está hablando de cese de comercialización. ¿Hay movilizaciones planeadas?
—Hay varias. El viernes en Salta. Luego, iremos a Mendoza por el tema de la uva. Hace tres años que se le paga al productor el mismo precio y, por más que el ministro de Economía lo niegue, ¡en la Argentina hay inflación! Esa gente está en estado desesperante. También vamos a la provincia de Entre Ríos, donde está por empezar la cosecha de la naranja y la mandarina, que tienen una realidad similar a la de la pera y la manzana. O sea que están recibiendo precios de quebranto. Y luego, en la provincia de Buenos Aires, tenemos el tema del trigo e informar a la opinión pública acerca de la situación de los productores trigueros, ¡que no tienen a quién venderle el trigo! ¡No hay quien compre el trigo a ningún precio! Fíjese que en el sudeste bonaerense, que depende del monocultivo del trigo, ¡hoy no tienen a quién venderle el producto!
—Si revisamos antiguos libros de texto, encontramos que la Argentina ocupaba junto, por ejemplo, a Canadá el sexto lugar en el mundo como productor de cereales. Ahora, claro, tenemos enormes competidores, como son China o Brasil. Hasta Uruguay está exportando más carne que nosotros.
—Argentina perdió 10 millones de cabezas de ganado pero tenemos 51 millones de cabezas. Uruguay tiene solamente 12 millones y tanto Uruguay como Paraguay (individualmente) exportan más carne que la Argentina. Es decir que, a pesar de tener mucho menos stock, ¡exportan más carne que nosotros! ¡Nos pasaron! ¿Y con qué sistema? El sistema argentino. ¿Qué quiere decir esto? Cuanto más exportan los cortes que no se consumen aquí (no tenemos, por ejemplo, cultura de comer lomo porque nos gustan otros cortes), quedan internamente más cortes como el asado, el matambre, el vacío etc. Entonces, con ese sistema argentino, ellos exportan más carne y nos pasaron a nivel mundial. Y así ocurre, por ejemplo, en el caso del trigo: nuestro principal cliente era Brasil, donde exportábamos lo que no consumíamos y, por culpa de la intervención del Gobierno en el mercado y la baja de precios, ¡ahora el que le vende trigo a Brasil es Estados Unidos! O sea que, por una paradoja increíble, el gobierno argentino les ha dado más trabajo a los farmers norteamericanos.