Todos unidos nos reelegiremos. El gobernador de la provincia de Buenos Aires y la Presidenta habrían decidido para 2011 ir por su segundo mandato. |
Las señales que se emiten desde el oficialismo parecen indicar que Cristina Kirchner ya habría tomado la decisión de presentarse como candidata a presidente en octubre próximo. Un paso más sería la reunión que a solas tuvieron la Presidenta y Scioli, donde se habría decidido que cada uno fuera en 2011 por un segundo mandato en su mismo puesto y luego las declaraciones de Scioli recomendando efusivamente la reelección de Cristina.
Otro número anual con 11 fue el del porcentaje de inflación medido por el Indec. Este índice batió tres récords: ser la inflación anual más alta desde 2005, medida por el propio Indec; ser la inflación anual más alta pero desde 2002, cuando se apela a las mediciones privadas, y ser la mayor diferencia anual entre el índice oficial y el de las mediciones privadas que en promedio estimaron la inflación de 2011 en 25% (ver página 16).
Siendo 2011 un año electoral, cuando el gasto público tiende a expandirse más que lo habitual, habiéndose ya acelerado la inflación el año 2010 sobre la de 2009, y con un crecimiento del producto bruto previsto alto para 2011, no sería ilógico pronosticar una inflación aun mayor para este año. Si así fuera y se cruzara la barrera del treinta por ciento, claramente las desventajas serían tan superiores a las ventajas de “un poco de inflación” que no podrían no generar como consecuencia el costo político de alguna forma de ajuste en 2012. Y quien ganara las elecciones de 2011 debería tener que producir las correcciones del exceso.
A ello habría que agregar el atraso cambiario de dos años de inflación acumulada de más del cincuenta por ciento con una devaluación del peso muchísimo menor, sumado a los alrededor de 15 mil millones de dólares de subsidios que hacen, por ejemplo, que la Ciudad de Buenos Aires ya sea más cara que la de Nueva York, excepto en transporte y servicios públicos que están subsidiados.
Lo que se extrema es porque está por desaparecer, piensan los ortodoxos, quienes visualizan en el aceleramiento de sus variables el agotamiento del modelo. Entre quienes odian visceralmente al Gobierno hay quienes llegan a desear que el kirchnerismo sea reelecto para que pague los costos políticos y no vuelva a suceder que una burbuja le explote a un presidente de otro signo partidario. Pero también podría suceder lo opuesto: que, decidida a ser reelecta –y mientras las encuestas muestren un margen de comodidad suficiente–, Cristina Kirchner se aplique a ir desarmando la bomba de la inflación, para que no le explote a ella misma en 2012, empujando este año alguna forma de acuerdo entre la CGT y las cámaras empresarias, con aumentos de sueldos menores o no mayores a los del año pasado y otras medidas que generen expectativas de menor inflación.
Los precios internacionales de los alimentos jugarán un papel clave en la inflación argentina. En Brasil, el aumento del precio internacional de los alimentos no generó inflación porque, al revalorizarse su moneda, el real, más dólares recibidos por los exportadores de alimentos son la misma cantidad de reales por la devaluación del dólar frente a la moneda local. No sucede lo mismo o en igual proporción en Argentina, pero quizá tampoco los aumentos de los precios internacionales de los alimentos sean los mismos en 2011 que los del año anterior. Por ejemplo: si fueran menores, exportaríamos menos pero la inflación también sería menor.
Los economistas nunca aciertan en sus pronósticos porque el futuro es esencialmente impredecible, dada la infinidad de variables que se anulan o potencian unas a otras. Pero aun asumiendo que muchos diferentes escenarios son simultáneamente posibles, hay algo que parece ser una constante en todos los pronósticos: 2011 será el fin de un ciclo y 2012 será diferente. Ya veremos.