COLUMNISTAS
ESTA NOCHE CIERRA EL CARNAVAL DE LISTAS Y EMPIEZA LA CAMPAA

Todos juegan con fuego

Tanto el kirchnerismo como la oposición jugaron con fuego en las últimas horas del cierre de listas. En forma obscena mostraron niveles similares de mezquindad miserable y voracidad por los cargos. El autoritarismo mandón, el dedo arbitrario y la hoguera de vanidades que tanto se le critica al oficialismo aparecieron también entre quienes se proponen como vientos renovadores de las nuevas prácticas políticas.

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Tanto el kirchnerismo como la oposición jugaron con fuego en las últimas horas del cierre de listas. En forma obscena mostraron niveles similares de mezquindad miserable y voracidad por los cargos. El autoritarismo mandón, el dedo arbitrario y la hoguera de vanidades que tanto se le critica al oficialismo aparecieron también entre quienes se proponen como vientos renovadores de las nuevas prácticas políticas.
La primera conclusión que se puede sacar es que cada vez se ha vuelto más necesaria la refundación de dos o tres grandes partidos que se conviertan en escuelas de cuadros para dar cauce a los nuevos debates teóricos y que alberguen a los mejores representantes desde lo técnico y desde lo ético. Es la única manera de ir superando este monopolio de las candidaturas que ejercen su poder con absoluta arbitrariedad y en una habitación, casi en soledad, deciden quién puede ser candidato y quién no.
En este rubro no se salvan los Kirchner ni Elisa Carrió, ni Julio Cobos ni Francisco de Narváez ni Mauricio Macri, sólo por nombrar a los más rutilantes.
En el fragor de la lucha, estas figuras mediáticas que juegan en las ligas mayores tal vez no hayan registrado la profundidad del rechazo social que hace crecer la brecha entre las necesidades del ciudadano común y el político profesional.
Tantas chicanas, zancadillas y codazos para lograr un lugarcito en las listas son mecanismos muy riesgosos para la consolidación democrática. Fomentan la abulia participativa y el vaciamiento de contenidos. Por momentos cuesta creer la capacidad de gran parte de la dirigencia para hacer exactamente lo contrario de la demanda social mayoritaria. Parecen encerrados en burbujas inaccesibles. Viven dentro de la virtualidad de los medios de comunicación. Las elecciones internas, salvo algunas excepciones, ya son piezas de museo. El amiguismo y los revanchismos hacen subir o bajar pulgares de acuerdo con la conveniencia de esos semidioses con alto nivel de conocimiento público. Son partidos con conducciones unipersonales que se intoxican con encuestas. Emprendimientos políticos egocéntricos, sectarios y excluyentes. No tienen vida democrática. Han resignado el intercambio de ideas y de propuestas, y militan casi exclusivamente en el territorio de la televisión. Su mayor riesgo es el zapping. Ya conocen hasta las mediciones del minuto a minuto. Y del otro lado de la pantalla, el ciudadano común transita por otros lugares porque siente que lo dejan afuera.
Los reclamos son bastante claros: racionalidad, consensos, coexistencia pacífica, seguridad, empleo, sinceridad y honradez. Y aunque parezca mentira, las respuestas hay que buscarlas en las antípodas.
Los Kirchner que ya no saben con qué fantasmas amenazar si es que pierden la elección: explosión y regreso a 2001, inestabilidad institucional y corralito fueron los más utilizados. Nunca antes sufrieron tantos aprietes públicos que desafiaron su poder casi monolítico de otra época y nunca antes tuvieron que ceder tanto. Frente a la cosecha de tempestades tuvieron que refugiarse en el pejotismo aun en las siglas, en los caudillos del Conurbano y en Hugo Moyano. La gran novedad de esta elección, más allá del resultado, es que Néstor Kirchner tuvo que pedir ayuda a quienes siempre subestimó: Daniel Scioli y los publicistas que lo obligaron a dejar de gritar, a besar chicos humildes en los barrios y a disfrazarse de cordero patagónico.
Cobos y Carrió se sacan chispas de desprecio y celos. Todos amenazan con dar un portazo que no terminan de dar y cada uno pelea por sus respectivas quintitas como si se les fuera la vida. Me voy pero no tanto. Golpeo la mesa y me siento a negociar el toma y daca. Y como si esto fuera poco, se tiran expedientes al más puro estilo de los servicios nac & pop de los K. El mecanismo utilizado para eyectar de las listas a Héctor Gutiérrez, el intendente de Pergamino, por tiempo y forma, se pareció bastante a una ejecución pública que merece una investigación a fondo lejos del clima de comicios. La respetable monja Martha Pelloni y la diputada de la Coalición Cívica Fernanda Gil Lozano denunciaron con más indignación y vehemencia que evidencias la vinculación del intendente con un prostíbulo de menores paraguayas. En los expedientes, Gutiérrez aparece apenas mencionado en la causa. Si tiene responsabilidades concretas sobre este denigrante comercio de personas, deberá, incluso, ser destituido como intendente para que pague sus deudas ante la Justicia. Pero si no tuvo participación mafiosa en el tema, su honra quedará para siempre a disposición de los perros.
Macri resolvió sus problemas individuales sin preocuparse demasiado, porque quedó salpicado el legajo personal de Gabriela Michetti. ¿Se acuerda cuando el macrismo cumplió con su propuesta de que ningún legislador podía ser reelecto con la idea de fomentar la renovación? Era una señal fresca y positiva que ahora quedó enterrada en las urgencias electorales.
De Narváez, con su billetera, mató al galán de Felipe Solá y casi que no le dejó ni mojar el pancito en la sopa. Su lema parece ser “el que tiene plata hace lo que quiere”. O “mis duhaldistas pueden ir en las listas pero no los tuyos”. Se toman los tiempos para ver quién se despegó antes de Menem, Duhalde y Kirchner.
Si los que tienen que representar al pueblo pierden todo tipo de sintonía con sus sueños y esperanzas y no ven más allá de su ombligo, se consolida la mala praxis política. Y se convierte en la primera piedra de una opinión pública bajoneada que sospecha hasta de su sombra y que enseguida los rotula rotundamente: son todos iguales. Es la antesala del “que se vayan todos”. Nadie debería mirar para otro lado, empezando por quienes tienen la responsabilidad de gobernar hasta 2011. Porque otra vez, en boca de un piquetero oficialista y a modo de amenaza, reapareció con fuerza la hipótesis antidemocrática y autodestituyente de Cobos presidente.
Primero fue Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, que dijo en su momento que iban a tirarle el gobierno por la cabeza a Cobos si perdían. Tal vez su verticalismo lo llevó a reinterpretar la incitación al suicidio político que Néstor cometió con Cristina cuando le pidió que renunciara aquella madrugada del voto no positivo. A propósito: ¿dónde anda Pérsico? ¿Será verdad que una cámara oculta periodística lo obligó a refugiarse en un perfil más que bajo? ¿Qué habrán mostrado de su comportamiento en la venta de sillas y mesas que fabrican las cooperativas de piqueteros?
Luis D’Elía, el otro jefe piquetero que todavía apoya a los Kirchner, lo sumó en su queja por el maltrato al que fue sometido por el matrimonio presidencial. “Nos escupen en la cara y nos pegan una puñalada trapera por la espalda”, dijo de esa actitud de Néstor, que los llama para combatir en la calle contra la oligarquía y luego lo manda a negociar con la SIDE para ver si alguno de sus soldados entra en alguna lista. Fue D’Elía el que desenfundó primero y avisó que “van a hacer tronar el escarmiento” y que en las calles van a “impedir que Cobos sea presidente después del 28 de junio como quiere la derecha conspiradora”.
D’Elía, igual que Kirchner, mostró su soledad y aislamiento político. Son muchos los compañeros que han huido despavoridos de su proximidad. La marcha del jueves por la avenida Rivadavia para suplicar que no lo dejen afuera evidenció que cada una de las 12 agrupaciones que participaron llevó alrededor de 600 manifestantes. Hubo sobredosis de micros que, en algunos casos, trasladaban a sólo cinco personas. D’Elía se ofrece como el brazo más prepotente del kirchnerismo. Exige más morochos y pobres para un proyecto liderado por un matrimonio blanco y millonario.
Jorge “El Mono” Núñez, titular de la Federación Tierra y Vivienda disidente que rompió con D’Elía, comentó a PERFIL que “es tanto el poder que perdió Luis que, por primera vez, tuvo que pagar setenta pesos a la mitad de los manifestantes”. Son dos militantes sociales que trabajaron espalda contra espalda en la toma de tierras. Fueron muy amigos y hoy son vecinos que no se pueden ni ver y que se acusan mutuamente de delitos en los tribunales.
D’Elía responsabilizó a Núñez de liderar el grupo de gente que atacó su casa con palos y piedras mientras adentro estaban sus dos hijas adolescentes. Núñez asegura que él estaba en La Plata y que llegó cuando todo había terminado. ¿Quiénes fueron los agresores, entonces? El dirigente social que hoy está con Francisco de Narváez dijo que se trató de algunas decenas de vecinos que le estaban cobrando una deuda a D’Elía. El los había mandado a tomar unas tierras y fueron reprimidos duramente por la Policía. Pensaron que les había tendido una trampa. Nobleza obliga, D’Elía no tuvo la culpa de la represión. La situación se descontroló porque participaron los habitantes de una villa cercana que D’Elía no controla y, además, tomaron más tierras de las que pensaban, entre ellas unas que pertenecen a curas salesianos que hace años están en el lugar.
El intercambio de denuncias en la Justicia crece exponencialmente. Núñez tiene nueve causas y D’Elía está investigado por la UFI 3 de La Matanza porque, según Núñez, “se quedó con dos pagos de 33 mil pesos para la Cooperativa El Progreso que limpiaba el arroyo Don Mario y dos ríos más”. El dinero que quedó en el camino es una brecha que los separó para siempre. Núñez dice que D’Elía tiene trabajando en la ANSES a tres de sus hijos, a novios y/o novias de ellos/as y a tres sobrinos directos. Jura que hay ocho familiares de D’Elía trabajando en ese organismo del Estado y que Pablo, su hijo mayor, está a punto de ser nombrado gerente con un sueldo de 13 mil pesos.
Como puede verse, aquí también, en la base de la pirámide social, empiezan a convertirse en epidemias ciertas enfermedades democráticas como el clientelismo y el tráfico de influencias. En definitiva, son malversaciones de los contratos entre los líderes territoriales y los más pobres de los pobres, que siguen aumentando pese al relato de los Kirchner, que desafían a discutir estos temas de fondo como si no les diera vergüenza o no se hicieran cargo del aumento del 5% en los niveles de pobreza y de los 14 millones de desocupados que existen.
Javier González Fraga confesó que con las cifras en la mano le “cuesta mucho definir a este gobierno como progresista”. Los planes de Jefes y Jefas siguen estando en 150 pesos mensuales, igual que en marzo de 2002, pese a que hubo un 100% de inflación acumulada desde entonces. “Con el gasto público que hizo este gobierno se podría haber construido el doble de las viviendas necesarias”, concluyó el economista que tiene simpatías por varias listas y que por eso no apoyará explícitamente a ninguna. No cuestiona ideológicamente a los Kirchner, critica la absoluta ineficiencia para la gestión e implementación de las políticas. Ubica el comienzo de la declinación del gobierno allá por enero de 2007, cuando se intervino el INDEC. Hasta ese momento Argentina tenía el mismo riesgo país que Brasil y “ahora tenemos tres veces más”. La frustración más grande que observa el ex presidente del Banco Central es que “los Kirchner son los únicos que recibieron como herencia una política económica virtuosa que a los dos años empezaron a malgastar”.
Esta noche, las listas saldrán de sus catacumbas, se terminarán los rumores envenenados, las operaciones cruzadas y se conocerán los felices candidatos.
Entre las versiones que corrieron con mucha fuerza pero que hay que tomar con pinzas, está la que dice que Néstor Kirchner podría ir en segundo lugar después de Daniel Scioli y que asumiría su banca para colocarse en la línea sucesoria desde la presidencia de la Cámara de Diputados para, de ese modo, respirarle en la nuca a Julio Cobos y actuar como guardaespaldas de Cristina.
Esta noche todos se pondrán su mejor sonrisa para disimular las fisuras y las facturas que se pasarán más temprano que tarde. Pocas veces las lealtades fueron tan volátiles. Pocas veces las listas de candidatos fueron decididas por tan poca gente. Pocas veces se notó tanto el daño que produce la ausencia de partidos políticos.